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« Harry »
Repliqué mis dedos contra la inestable mesa del tren. Candy me había dicho que no conocía a aquel chico, pero yo no le creía. No cualquiera sabría su nombre y la trataría con cariño si no se conocieran de antes. Ella intentó que le hiciera caso durante un rato, pero como no lo consiguió, sacó una libreta y empezó a escribir. Un rato después, curioso, miré por encima del hombro de la pelirroja para ver qué estaba escribiendo.

— ¿Qué haces?

— Escribir lo que mal que se siente estar así contigo... – murmuró – así no me siento tan mal.

— ¿Por qué no solo me dices la verdad? – suspiré, cansado. No era tan difícil – Solo cuéntamelo.

— Pero Harry... ¡ya te lo he dicho! No sé quién es – murmuró, negando con la cabeza.

— ¡Me enfada mucho que no me digas la verdad! – mascullé, con la nariz fruncida.

Candy no respondió nada, solo apartó la mirada y la volvió a la libreta. Alcé un poco la vista y miré a lo que escribía, y pude leer "A veces un nudo en la garganta duele más que si te estuvieran ahorcando". Al verlo, me sentí horrible por haberle hablado de aquel modo, así que envolví mis brazos a su alrededor y la atraje a mí. Oí como soltaba un largo suspiro y me abrazó de vuelta.

— Perdón – susurré –. Lo siento. Te creo si dices que no le conoces

— Gracias, Harry... – murmuró ella – Aunque le conociera, tampoco tendrías que preocuparte.

— Sí tengo de qué preocuparme si un chico a tu alrededor te coquetea, muñeca.

Ella negó con la cabeza y luego la apoyó en mi torso, manteniéndose abrazada a mí. Yo sonreí y acaricié su espalda poco a poco por encima de su jersey. Entonces, vi como el chico volvía a entrar al vagón, mirándonos.

— Tú – le llamé, de malas formas –, ven aquí.

— Sí, dime. ¿Qué pasa? – dijo amigable, acercándose.

— ¿Quién eres y de qué conoces a mi novia? ¿No serás un acosador loco, no? – pregunté receloso.

— Oh, supondría que no te acordarías Nany.

— ¿Nany? – exclamó Candy, incorporándose de golpe – ¿¡Joe!?

— Vaya, menos mal, pensé que te habías olvidado de mi existencia – rió aquel chico, sentándose en el asiento libre frente a ella.

— Dios mío Joe, no te había reconocido... ¡Estás tan cambiado!

— Hombre, es que han sido muchos años, Nany – rió –. A ti es imposible confundirte.

— Hey, ya. ¿Quién es, Candy? – gruñí, interrumpiéndoles. Parecía como si ella se hubiera olvidado de mí de golpe.

— Joe era mi mejor amigo cuando éramos pequeños – explicó, mirándome.

— ¿Y por qué te llama Nany?

— Cuando era pequeño no sabía pronunciar Candy, así que decía Nany. Cuando crecimos un poco siguió llamándome de ese modo – Candy me sonrió y volvió de nuevo su mirada hacia el tal Joe –. ¿Qué haces aquí?

— Pues lo mismo que tú, supongo. Ir a la boda de la bebé.

— ¿Max te ha invitado a la boda?

— Sí, he seguido en contacto con ella durante estos años. Volví al pueblo durante un par de años, justo cuando tú te habías mudado a Londres.

Joe y Candy empezaron a hablar sobre  personas que no conocían, y diferentes mierdas. Candy realmente se veía emocionada por estar con él, lo que hacía que los celos me comieran por dentro. Me mordí el labio inferior con fuerza para evitar decir nada. Lo que hice fue coger el sandwich que Candy había comprado y desenvolverlo para darle un bocado con fuerza.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora