Portobello Road « London in love 1 »

④①

« Candy »
Cerré el portátil, después de haber estado escribiendo durante un buen rato, para salir hacia la cocina. Los chicos ya estaban todos duchados, excepto Harry que estaba en ello; pero la cocina seguía hecha un asco. Lo que tenía claro era que yo no iba a limpiar aquel desastre. Así que simplemente busqué un vaso que llené con algo de agua y me dispuse a ir de nuevo hacia la habitación cuando fui interceptada por Louis.

— ¡Candy! – chilló, poniéndose justo delante de mí para que no pudiera seguir caminando.

— ¿Qué pasa, Louis? – bufé algo cansada de él.

— Dame un beso – exigió, señalando sus labios.

— No te voy a dar un beso.

— ¿Me vas a dar dos?

— No, te voy a dar una hostia como no me dejes en paz – bufé, cada vez de peor humor. 

— Candy – escuché que me llamaba Belle, y vi que estaba sentada en la mesa de la cocina junto a Zayn, él estaba dibujando y ella tenía una colección enorme de pintauñas sobre la mesa.

— ¿Sí?

— ¿Me ayudas a decidir? – hizo un puchero – ¿Qué color te gusta más? – preguntó, mostrándome dos pintauñas que me parecían prácticamente iguales.

— Uhm... el... el de la izquierda, definitivamente – balbuceé.

— Gracias – sonrió ampliamente y destapó el bote de laca de uñas para empezar a pintarse las de las manos.

Al darme la vuelta, Louis ya no estaba frente a mí, cosa que agradecí. Seguí caminando hacia la habitación y cerré la puerta. Entonces regresé a la cama y me senté en una esquina, sintiendo mi cintura rodeada por unos brazos de golpe. Aparté la sábana y vi a Louis estirado junto a mí.

— ¿¡Qué haces aquí!? – chillé, golpeándole con una almohada en la cara.

— ¡Ya hemos compartido cama, ya has engañado a Harry! No pasa nada si me besas – dijo, frunciendo sus labios, esperando un beso.

— ¿Pero de qué hablas? ¿Qué clase de problema mental tienes? – grité, intentando levantarme de la cama, pero él no me lo permitía – ¡Que me sueltes de una vez, lunático!

— ¿Qué está pasando? – dijo Harry, tranquilo, desde la puerta que daba al cuarto de baño. 

— ¡Louis no me deja en paz!

— Suéltala – nunca había visto a Harry hablando tan serio como en aquel momento. Realmente imponía, por lo que Louis me soltó de inmediato –. Muy bien, ahora levántate de la cama y lárgate de nuestra habitación. Y como toques a Candy una sola vez más, acabarás durmiendo en la casa de perro que hay fuera.

Louis asintió levemente con la cabeza y caminó fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Yo me quedé mirando a Harry algo sonrojada, porque estaba realmente sexy siendo tan serio. Y más con su atuendo, ya que solo llevaba una toalla negra alrededor de su cintura. Su cabello todavía estaba mojando, y salpicando varias gotas hacia su torso. Me lamí levemente los labios, sonriendo con timidez cuando vi su mirada sobre mí y sus labios torcerse en media sonrisa. Entonces caminó hacia mí y me cargó en brazos, haciéndome quedar sentada sobre su cintura. 

— Tú... bésame, ahora – susurró, manteniendo su tono autoritario.

Asentí sin dejar de sonreír y me acerqué a sus labios para besarle de una manera muy suave. Puse mis manos sobre sus mejillas y cerré los ojos. Con la parte exterior de mis dedos, rocé la piel de su mandíbula, siendo ésta levemente rasposa. De pronto, sentí como su toalla se caía al suelo, así que di un grito, dejando de besarle y soltándole de golpe, haciendo que casi me cayera de sus brazos, de no ser porque él me sujetó fuerte.