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« Candice »
Harry bajó mi maleta y la suya del coche, cerrándolo después. Estábamos en el parking de la estación de King's Cross, y yo temblaba solo de pensar en que Harry iba a conocer a mis padres. O quizá me daba más miedo pensar que mis padres iban a conocer a Harry.

Él, ajeno a todos los temores que estaban acechando mi mente, agarró ambos equipajes y empezó a caminar para adentrarse en la estación. Yo le seguí algo por detrás, observando cuidadosamente a mi alrededor. Harry se acercó hasta la pantalla informativa y se encargó de mirar en qué andén estaba nuestro tren, y luego se dirigió hacia él mientras yo le seguía.

Pocos minutos después, estábamos sentados en el tren. Yo iba junto a la ventana, y él en el lado del pasillo. Su mano de colocó sobre mi pierna, buscando mi atención; así que llevé mi mirada a sus curiosos ojos verdes que me miraban con emoción, buscando una sonrisa de vuelta; por lo que curvé levemente mis labios, haciendo una mueca lo más parecida a una sonrisa que pude.

— Muñeca, cálmate. Tu madre no va a a odiarme.

— ¿Y si lo hace?

— Me da igual, no voy a dejarte porque tu madre me odie.

— No quiero que te haga la vida imposible estos días, amor – hice un puchero.

— Podré sobrevivir a ello – rió –. Tranquilízate ya, ¿sí? Por favor.

— Vale, lo intento... Voy a llamar a mi hermana, de todos modos. Para avisarle que ya estamos en el tren y eso.

— Vale – sonrió, dándome un piquito y poniéndose de pie –. Yo voy a ir a la cafetería a por algo para comer, ¿quiéres tú también algo?

— Agua.

— Está bien, ahora vengo, muñequita.

Le sonreí levemente, de una manera más normal, y él se encaminó hacia el vagón donde se encontraba la cafetería, a la vez que el tren empezaba su marcha. Yo busqué mi móvil y marqué el número de mi hermana.

— Hola enanita – respondió poco después –. ¿Qué tal?

— Tú eres la pequeña, Max – me quejé.

— Mi metro sesenta y tres dice lo contrario.

— Es que me caes mal – negué con la cabeza, aunque no pudiera verme –. Pero bueno, llamaba para decirte que ya estamos en el tren. Acaba de salir de King's Cross.

— ¡Yay, vas a volver después de años! ¿Cómo te sientes?

— De camino al mismo infierno – murmuré haciendo una mueca.

— Eres tan exagerada. ¡Ay! Mi maridito y yo os iremos a buscar en coche a la estación.

— Todavía no es tu marido. Pero bueno, ¿cómo reaccionó mamá a la noticia de que tengo novio?

— No lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes?

— No se lo he dicho.

— ¿¡Cómo que no se lo has dicho!? – esclamé – ¡Tendrías que habérselo dicho!

— ¡Es que quiero ver la cara que pone cuando aparezcas con Harry! ¡Será tan gracioso!

— Eres realmente una hija de puta, Maxienne.

— ¡No llames puta a mamá, puede ser estricta, pero no es para tanto! – rió.

— Te odio – murmuré antes de colgar.

— ¿Qué pasa, pequeña? – susurró Harry, llegando por detrás de mí.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora