③③ + Q&A II

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« Candice »
La sonrisa que se dibujó en el rostro de Harry al oírme ofrecerle pasar la noche en mi casa, no era ni siquiera descriptible. No podrían existir palabras suficientes para decir lo hermosa que era. Parecía como si de repente hubiera vuelto a salir el sol. No pude ni siquiera evitar el sonreír yo también y me aparté un poco de la puerta para dejar que entrara. Él se fue derecho hacia la habitación mientras se quitaba el abrigo, quedándose solo en ropa interior. Noté mis mejillas sonrojarse y aparté la mirada de su amplia espalda, para no quedarme completamente atontada mirando los músculos que tan trabajados se veían. 

— Ten, Harry... – murmuré, cogiendo la única camiseta suya que tenía en mi casa – ponte esto.

— Vale – canturreó, poniéndosela sin rechistar –. Hmm... que bien huele. A ti.

— Es que me gusta mucho esa camiseta... – confesé, con la mirada baja.

— Me alegro de que te guste – sonrió él, dándome un beso en la frente –. Vamos a dormir.

— Iré al sofá... – negué con la cabeza, echándome algo hacia atrás.

— ¿Por qué? – Harry frunció el ceño y se cruzó de brazos – Yo quiero dormir contigo.

— No, Harry... 

— Sí, Candy. Quiero dormir contigo – repitió, como si fuera un niño pequeño con rabieta –. Si no duermes aquí conmigo, me enfadaré.

— Pues enfádate, Harry... no vamos a dormir juntos – volví a negar con la cabeza –. Te recuerdo que no estamos juntos.

— Todavía.

— Esto es un déjà vu... – bufé – Mira Harry, solo acuéstate, yo me iré al sofá. No pasa nada, soy pequeñita, quepo perfectamente.

— Ni hablar, me agarraré de tu pierna como hacía con mi madre cuando no quería comprarme algo en el supermercado – me advirtió, yo arqueé una ceja incrédula.

— Sí, claro. Buenas noches, Harry.

Me di la vuelta para irme al salón y de repente él se lanzó al suelo, efectivamente, agarró mi pierna izquierda, envolviéndola también con sus piernas. Yo le miré, sin poder creer que realmente estuviera haciendo eso. Intenté avanzar pero, al tenerle agarrado a mí, me era imposible.

— Harry suéltame.

— No hasta que aceptes dormir conmigo.

— Harry, suéltame – repetí, más seria.

— Candy va a dormir conmigo esta noche – canturreó.

— Harry, por última vez, suéltame – intenté mantener mis nervios a raya. Harry realmente a veces se comportaba como un bebé.

— Nop.

— Bueno... te lo diré una más, pero ahora sí que es la última: suéltame.

— No, no y no – me miró y sonrió ampliamente, de oreja a oreja, haciendo que en sus mejillas se marcaran los dos profundos hoyuelos. Negué con la cabeza, sin poder evitar sonreír yo también. ¿Por qué era tan adorable?

— Está bien, dormiré aquí, pero suéltame ya la pierna.

— ¡Sí! – exclamó, dando un beso en el costado de mi muslo – ¡Bien! – entonces se puso de pie y me abrazó con fuerza. Podía asegurar que Harry daba los mejores abrazos de todo el universo.

— Venga, vamos...

Harry me soltó, por fin, y se lazó, literalmente, sobre la cama, haciendo que el somier crujiera levemente. Negué con la cabeza, medio riendo, antes de estirarme a su lado, acurrucándome bajo la manta. Noté los dedos de Harry poniéndose sobre mi cintura, directamente sobre mi piel, ya que la camiseta que llevaba era algo corta. Solo la rozó por unos segundos, para acercarse a mi mejilla y dejar sobre ella un pequeño e inocente beso. Justo lo contrario que él.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora