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« Candice »
Estaba tranquila en una de las hamacas, después de varias horas allí. Harry estaba haciendo el imbécil con sus amigos, y Belle estaba en la hamaca de al lado hablando por teléfono constantemente con personas diferentes. Entonces, escuché unos silbidos que me hicieron levantar la vista del libro que tenía entre las manos, en el cual eataba sumergida.

— Hey, guapa... ¿Vienes a darte un baño? – sugirió Harry con una sonrisa coqueta, apoyado en el borde de la piscina, justo en frente de mí.

— ¿Ahora? Déjame terminar el capítulo...

— No... yo quiero que vengas ahora.

— Son solo un par de páginas más, déjame acabarlo.

— Ahora... – murmuró con una sonrisa traviesa.

Entonces apoyó las palmas de sus manos en el suelo, fuera de la piscina; e hizo fuerza para elevar su cuerpo. Sus bíceps se veían como dos piedras. Su abdomen estaba perfectamente esculpido, y la bermuda negra que llevaba estaba justo al límite, dejando ver un ligero camino de vello que en aquel momento hizo que mi corazón se acelerara de sobre manera. Harry con sus músculos tensos, era un Harry que me gustaba mucho. Se puso de pie y pasó la mano por su cabello mojado, moviéndolo para sacudir gotas de agua de éste y se acercó derecho hacia mí. Aparté rápidamente el libro, para que no lo mojara al alcanzarme, y me puse de pie.

— Déjame, Harry... – reí levemente.

— No, he dicho que te vienes al agua conmigo, ahora. Y te vienes al agua conmigo ahora.

— Está bien, está bien... voy.

— Y tanto que vas – sonrió, antes de agarrarme ágilmente, subiéndome a sus brazos –. Y para asegurarme, te llevo yo mismo.

Harry caminó hacia el agua, así que me agarré de su cuello. Entonces, al llegar al borde de la piscina, saltó de golpe, por lo que me sumergí por completo. Al salir de debajo del agua, él sonrió y agarró mis mejillas, dispuesto a acercarse para besarme, pero alguien nos detuvo, poniendo sus manos en nuestras frentes y echándonos hacia atrás. Era el tal Louis.

— Hey, para ser novia de uno de nuestros amigos, tienes que contar con nuestra aprobación. Y para eso hay que pasar un examen.

— ¿Perdona? – dije algo incrédula ante lo que oía.

— Déjate de chorradas, Louis... – murmuró Harry, abrazando mi cintura.

— Tenemos que saber cuán buenas son las novias de nuestros amigos. Si son suficiente para ellos.

— Candy es perfecta para mí, ya te lo digo yo.

— No, no. Tenemos que saberlo de verdad, Harry. Vayamos a ello. Bien, Candy... ¿Cuántos años tienes?

— Veinte...

— Bah, qué niña. ¿Te va el rollo kink o cómo va?

— Harry solo tiene dos más que yo – murmuré extrañada.

— Bueno... ¿Qué estudias?

— Filología inglesa.

— ¿Y eso sirve de algo?

— Para ser escritora, por ejemplo.

— ¿Qué dices? ¿Eres tonta? ¿Crees que vas a conseguir algo como escritora?

— Ya tengo un libro publicado y estoy por publicar el segundo – arqueé una ceja –. Eres un estúpido, ¿sabías?

— ¿Por qué tienes tanto caracter?

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora