⑤③

7.3K 616 169
                                    

« Candice »
Alcé mi copa de vino para brindar con Harry y sonreí hacia el chico antes de dar un trago a la oscura bebida. Harry, cuando dejó su copa sobre la mesa de nuevo, tomó mi mano y la llevó hasta sus labios, depositando un pequeño beso en ella antes de soltarla.

- Que aproveche, muñeca.

- Igualmente, Harry.

Ambos nos pusimos a comer la deliciosa cena que Harry, obviamente, había preparado. Él lo había preparado todo, había comprado un buen vino y había preparado una cena exquisita. Además todas las luces estaban apagadas, y veíamos gracias a las velas que había colocado. También había encendido algo de incienso, pero en otra sala de la casa, haciendo que a la mesa llegara levemente el olor, pero sin que fuera demasiado agobiante, sobretodo teniendo en cuenta el hecho de que estábamos comiendo.

Para cuando acabamos, Harry recogió rápidamente los platos, sin dejarme ayudarle, y los dejó sobre el mármol de la cocina, para luego venir hacia el salón conmigo. Todavía conservábamos nuestras copas con algo de vino. Nos sentamos en el sofá, y él pasó su brazo por encima de mis hombros, levemente acarició mi brazo y dejó un corto beso en mi mejilla antes de dar un trago al vino tinto.

- Gracias por la cena, Harry... - susurré, apoyando mi cabeza en su hombro - Estaba deliciosa.

- No es nada, me encanta cocinar para ti, muñeca - sonrió.

Entonces dejó la copa sobre la mesa y movió esa mano hasta mi pierna, para acariciarla lentamente. Poco a poco, con la otra mano, me hizo subir el rostro hasta estar mirándole. Sus claros ojos verdes se fijaron sobre los míos, y sus finos labios dibujaron aquella sonrisa que era tan perfecta que ni siquiera podía describirla apropiadamente. Y en sus mejillas se marcaron aquellos dos profundos hoyuelos que me hacían delirar cada vez que aparecían. Por puro instinto, yo también sonreí, sintiéndome embelesada por su mirada y por el vino que ya me estaba subiendo un poco, ya que no estaba acostumbrada a beber, no lo hacía nunca.

- ¿Puedo besarte, muñeca? - preguntó cuidadosamente, con su voz aterciopelada, haciendo que mi piel se erizara al oírle.

- Claro que sí.

- Pero quiero besarte y... bueno, no parar. ¿Estás bien con eso? - murmuró, ya acercándose a mis labios. Entonces me eché levemente hacia atrás y negué con la cabeza - ¿No?

- N-no Harry... es que...

- Está bien, si no estás lista, puedo esperar, cariño. Sé que hablo mucho, pero no quiero que te sientas presionada. Lo haremos cuando tú quieras. Tú marcas el ritmo, amor. No hace falta que pongas ninguna excusa.

- Es que sí quiero hacerlo Harry - dije, interrumpiendo su discursito -. Pero no puedo... - hice una mueca.

- ¿Por qué no?

- Uhm... - sentí como me sonrojaba. Aunque era algo natural, me avergonzaba hablar de ello.

- ¿Pasa algo?

- Harry, tengo la regla - confesé, totalmente avergonzada, sintiendo que si la tierra me tragara me estaría haciendo un inmenso favor.

- Ah bueno, está bien - dijo, con total naturalidad -. No pasa nada, esperaremos un poco más - sonrió.

Se agachó a darme un corto beso sobre los labios y volvió a agarrar su copa. Entonces apoyó su espalda en el sofá y dio un trago al vino. Yo puse mi mano sobre su rodilla y le miré a los ojos; poco después él también me miró y me volvió a sonreír.

- Lo siento.

- No pasa nada, muñeca. No es algo por lo que debas disculparte - dijo tranquilo, mientras yo subía levemente mi mano por su pierna -. Está todo bien, de verdad.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora