⑥②

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« Harry »
Sonreí levemente, desperezándome con cuidado de no despertar a Candy. Ella seguía dormida, de espaldas a mí. Su espalda estaba totalmente desnuda, ya que la sábana empezaba justo en la parte más baja de ésta, sin dejarme ver su pequeño culo. Entonces, me dediqué a mirar su virginal espalda. Su piel era tan blanca que el sol parecía estar reflejándose en ella, y tan suave que no podía dejar de acariciarla. Tenía pequeños lunares, repartidos estratégicamente para que se vieran perfectos. Me acurruqué a su espalda y di un pequeño beso en su hombro, sintiéndome embriagado de felicidad –y resacoso también–.

— Uff... – gruñí, al escuchar mi móvil sonando. Pero al ver a Candy quejándose, me apresuré en agacharme para buscar mi teléfono en el bolsillo del pantalón, que estaba tirado en el suelo, cuando lo encontré, vi que era Niall el que llamaba.

Colgué la llamada y me levanté, poniéndome mis bóxers y mis pantalones para luego caminar fuera, quedándome en la puerta del cobertizo. Luego desbloqueé mi móvil y aquella vez fui yo el que llamó a Niall, que no tardó más que unos segundos en atenderme.

— Buenos días, mi apreciado amigo. ¿Cómo se encuentra usted en esta bella mañana primaveral?

— ¿Ya has follado con la pelirroja? – adivinó, sonando complice.

— Madre mía, qué noche Niall... – exclamé, siendo consciente de que sonaba como una chica – Ha valido la pena la espera, definitivamente.

— ¡Por fin, campeón! Ya era hora de que liberaras a tu soldadito.

— Definitivamente – afirmé, pasando la mano por mi cabello.

— ¿Cómo fue?

— Pues estábamos volviendo de la boda, ya eran como las seis de la mañana. En vez de ir a su cuarto en la casa con sus padres por ahí rondando y todo, me llevó a una especie de granero que tiene en la parte de atrás, que es mejor que tu piso, por cierto, y pues ahí... ahora ella sigue dormida.

— ¿Y diste la talla? Llevabas mucho sin hacerlo con nadie – carcajeó.

— ¡Pues claro que di la talla! – exclamé enfadado de que dudara de ello – Bueno... después del pequeño accidente, di la talla.

— ¿Pequeño accidente? – carcajeó – ¿Qué pasó?

— Cuando ella terminó de desnudarse y fue a sentarse sobre mí... bueno... – aclaré mi garganta incómodamente y sentí que me sonrojaba avergonzado – me corrí.

— ¿¡Te corriste así, sin ni haberla metido!?

— Cállate. Tú lo has dicho, llevaba demasiado tiempo sin hacerlo. Me corrí rápido, pero luego solo necesité un par de minutos más besándola para que se me volviera a levantar y ya aguanté casi dos horas.

— ¡Precoz! – carcajeó Niall – ¡Louis, Louis! – le escuché llamar – ¡Tienes que oír esto!

— ¡Niall! – mascullé – ¡No se lo cuentes! ¡Eres un capullo! ¡Mantén tu boca cerrada!

— ¡Harry es eyaculador precoz! – le contó a Louis, que estalló a carcajadas junto a él – ¡Ayer se corrió sin ni siquiera meterla! ¡Zayn, Zayn, ven aquí, tienes que oír esto!

— ¡Basta, Niall! – fruncí el ceño, aunque no pudiera verme – ¡Es que no sé por qué sigo contándote las cosas, si eres un hijo de puta! ¡Adiós! – enfadado, colgué el teléfono.

Volví a entrar en el cuarto, quitándome los incómodos pantalones y la ropa interior, ya que no estaba demasiado agradable por el pequeño incidente que tuve. Volví a acostarme en la cama junto a Candy y abracé su cintura con fuerza. Ella se acurrucó y yo intenté cerrar los ojos para volver a dormir un rato, pero mis intenciones se vieron atacadas por mi tono de llamada de nuevo. Fruncí el ceño y miré la pantalla. Era Niall.

Portobello Road « London in love 1 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora