Aquí estoy, en la cafetería que está cerca de la universidad, nunca me ha gustado mucho porque es un sitio ruidoso y lleno de problemas, pero es esto o ir a mi lugar seguro, en el cual no puedo estar hasta que se calmen las aguas, primero tengo que esperar que él se olvide de mí para poder volver en mi tiempo libre.
—¿Que tal si vamos al cine chicas? —Deborah nos miró con ilusión y yo resople porque siempre se queja de los gustos que escogemos.
—¿Para después querer salir a mitad de la película? —alcé una 'eja y ella se sonrojó.
—¡Eso es porque no me gusta el terror ni la acción y a ustedes les encanta eso! —se defendió y puede que tenga razón, pero no por eso la mire con compasión, sino con aburrimiento.
—Ya —intervino Miriam—. Como lo sugeriste tu, escogerás la peli, ¿Verdad, Yarida? —bebió de su jugo y yo asentí mirando la entrada de la cafetería, por donde ha entrado Joseph, raro.
—Si, creo que me vendría bien salir un poco de mi zona de confort —suspiré mientras lo sigo con la mirada.
—¿Por qué no vas a hablar con él? —quite mi mirada de él rápidamente y mire a Dea como si está loca.
—¿Acaso estás loca? —le di una sonrisa macabra.
—Ella solo lo sugirió —la defendió Mia, mientras señala hacia un lado con sus labios.
Lleve mi mirada hacia allá y me arrepentí porque su mirada encontró la mía, haciendo que suelte el aire de mis pulmones. Él me sonrió con sus ojos y después apareció su dentadura blanca forrada de brackets.
Yo parpadee y le dije adios con la mano mientras volteó mi cara rápidamente, uf, que vergüenza.
Él está con sus compañeros, los que son como él; cristianos, tiene día que se junta con ellos, cuando no está en el patio dibujando o leyendo su libro, y esos días son más los martes y los viernes y no, no soy una acosadora que se sabe su vida completa, solo lo observó desde lejos.
Aproveche que mis amigas están peleando entre ellas y volví a darle otra mirada y lo encontré ¿Rezando? No sé cómo se llama eso, pero lo hace muy seguido, después procedió a hablar con sus compañeros y a reírse mientras todos comen. Sin duda no se qué me atrae de él, no se porque es tan atrayente para mí.
Él sintió mi mirada y volteo, pero no me dió tiempo ver su reacción porque un cuerpo corpulento se posó en mi frente, alcé la mirada y me encontré con unos ojos grises, unos muy claro donde solo se ven sus pupilas negras y la orilla por igual, ojos hermosos esos, los cuales me sonríen con malicia.
—Hola, bombón —me dio una sonrisa perversa mientras se sienta a mi lado. Yo solo rodé mis ojos.
—Hola, Michael —mordí de manera rabiosa mi manzana porque él me tapó la vista.
—¿Que haces aquí, Micha? —su hermana dejo de pelearse con Deborah para mirarlo.
—Vine a ver a mis bellezas —pasó su brazo por mis hombros—, ¿Verdad, Yiyi? —torcí mis labios y lo mire rabiosa al mismo tiempo que sacó sus garras de mí.
—¿Puedes dejarme en paz? —bramé y su sonrisa se anchó—, Y Yiyi, ¿En serio? —lo mire indignada.
—Pero que carácter —se mordió su labio inferior mientras mira los míos—, Me gustaría sacarlo por completo —sonrió triunfal y yo abrí mi boca más indignada aún.
—¡¿Por qué eres tan pervertido?! —me pare, pero me arrepentí porque él recorrió mi cuerpo de manera descarada—. ¡Miriam dile algo! —lo señalé mientras miró a su hermana.
—Dejala en paz, Micha, ella ya es ajena, pero Dea no, si quieres te la consigo —le sonrió con picardía a la mencionada, la cual se volvió un tomate y no la culpo, Michael como novio seria un suicidio.
—¡Yo no quiero ser acosada como Yarida! —se sonrojó más y él la miró con perversión, más cochino que es.
—Lo de Yiyi y yo es algo complicado —le restó importancia—, Y aunque está enamorada del pastorsito, aún así la quiero —rode los ojos y me senté nuevamente—, Pero Deborah no se ve nada mal, tiene mucho de donde agarrar —dijo con diversión y ella lo miró indignada.
—¡Podré tener de donde agarrar, pero no agarraras tu! —lo miró con desconfianza y yo sonríe triunfal.
—Asi se habla mi Dea —choque mano con ella.
—Que crueles —se desplomó en su asiento, y desordenó su monta de cabello negro.
Seguimos hablando hasta que el tiempo que nos dan para que comamos algo si deseamos, se acabó, Michael se fue, no sin antes despedirse de nosotras con un beso, el mio me lo dio cerca de mis labios, por lo cual se llevó una abofetada.
El no pierde la oportunidad de abrazarme e incluso tratar de besarme y es así desde que conozco a su hermana y según él, está enamorado de mí, pero lo dudo, él es un mujeriego empedernido, nunca dejaría de acostarse con las chicas por una más, lo dudo.
Entramos a coger clase otra vez, tomamos apuntes y más apuntes; escuchamos hablar al profesor de su vida personal y otras cosas hasta que por fin terminó el día, y el día de hoy me tocó más materias que ayer, por lo que salimos casi a las cuatro.
—¿A que hora iremos al cine? —interrogó Dea.
—Pero Yarida nos pasará a buscar, ¿Verdad? —Miriam me miró con complicidad y yo suspiré.
—Bien, las pasaré a buscar a la seis, esten listas para coger la primera película de la noche —hable con aburrimiento.
—Adios chicas, tengo que buscar algo antes de llegar a casa —Deborah nos abrazó a ambas—. Nos vemos en la tardecita.
—Bye, derrochadora de azúcar —Miriam le desordenó su cabello y ella se sonrojó, todo un amor adorable.
—Ahora tengo que ser la tierna y el amor del grupo, ¿No? —nos miró y nos echamos a reír.
—Si, creo que si —le guiñe un ojo.
Seguimos caminando hasta la parada de bus, nos subimos al que va saliendo y seguimos hablando un poco más hasta que llegue a mi destino, el destino más cercano del mundo, me despedí con la mano, bajé y ella siguió para arriba.
Uf, hoy será una larga noche, presioné el botón y segundos después la puerta se abrió, entre a la casa y mis traviesos me recibieron.
—¡Nita! —sus gritos son como música para mis oídos porque me llenan de felicidad.
—¡Ey, no empujen que soy para todos! —me eche a reír porque se empujan entre ellos para ver quien me abraza primero.
—¡Niños! —la voz de nuestra madre nos dejó tiesos—. Dejen a Yarida descansar —le dio una mirada severa y ellos pusieron caritas tristes y yo también.
—No seas tan dura con ellos, cariño —nuestro padre salió con dos vasos en manos y le besó la frente sacándole una sonrisa—. ¿Que tal tu día, Yarida? —me miró y alce mis hombros.
—Lo mismo de siempre —sonreí con ganas—. Por cierto, ¿Donde está Johan? —arrugue mi entrecejo y mi madre salió hacia la cocina y mi padre le siguió—. Ok..
Sus comportamientos son raros, siempre lo son cuando no quieren revelar un secreto del otro, pero en fin, tiré mi mochila en el suelo y me puse a jugar con mis niños, ellos son mis alegrías.
Jugamos por un tiempo hasta que mi teléfono sonó, así que fui por el rápidamente, pero al ver el mensaje de Miriam mi ánimo decayó, ¿Que esperaba, un mensaje de él después que lo deje hablando sólo? ¿Un mensaje de él cuando ni siquiera le respondí la llamada? Bueno si, si lo esperaba.
—Dios.. —susurré, me paré y entre a la cocina con tres pitufinos detrás de mí —. ¿Tienen hambre?
—Si —Jerez me dio una sonrisa tierna que le correspondí.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.