7) El combo de las tres.

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Al salir de la sala Deborah y Miriam se pusieron a discutir sobre la película, Miriam dice que eso no sirve para nada y ella que si, mientras Michael y yo vamos atrás, mirándolas pelearse.

—¡Un romance prohibido es lo mejor del mundo! —contra atacó Dea y Mia resopló.

—Como si esas cosas pasarán —miró con rabia a una pareja que pasó por nuestro lado—. Un hombre nunca se va a sacrificar por una mujer, no cuando puede tener cuatro, bastante fáciles, en su cama —silencio por parte de todos.

Ella tiene una suerte para que los chicos la destruyan y la engañen como no tienen idea, por eso odia tanto el amor, pero yo sé que ella encontrará esa persona que si valorará esa buena mujer que es.

—¿Y tú, Michael? —susurré la pregunta y él dejó de mirar a esas dos para mirarme a mí con confusión—. ¿Crees eso que dice tu hermana? —lo mire por el rabillo del ojo mientras entramos al estacionamiento de la plaza.

—No, no lo creo en lo absoluto, pero como sabes, los villanos son creados por personas, así que nadie les hará cambiar de opinión porque ya tuvieron demasiada "M" de eso —habló y una fuerte brisa nos hizo cerrar los ojos—, Pero mi hermana no es una villana, no a mi vista, solo esta enojada por ser rota otra vez, y la entiendo, así como sé que encontrará un buen chico, algún día y la hará cambiar de opinión —me dio una sonrisa débil.

—Es muy irónico —me eche a reír y él se hizo el ofendido.

—Perdón, pero que sea mujeriego no quiere decir que no deje de serlo algún día y que dé todo por esa persona —me miró con nostalgia y yo me aclaré mi garganta—, Se que esa persona puede hacer que cambie, pero no la forzare a hacerlo, así que si no puedo tenerla, pues, seguiré con mi desastrosa vida hasta que llegue otra, aunque nadie podrá compararse con ella.

—Se que encontrarás alguien mejor..

—El amor de nuestras vidas solo se encuentra una sola vez, dicen por ahí —me interrumpió—, Y estoy seguro que tú eres el mío, pero se que amas a otro —me dio una sonrisa triste—, Así que seré feliz viéndote ser feliz con él.. —murmuró y llevó su mirada hacia su hermana, la cual está hablando animadamente con Deborah, cerca del Jeep y yo me sentí mal por él.

—Lo siento.. —lo mire a los ojos y él sonrió con amargura.

—No tienes que disculparte, no todas las personas están destinadas a amarse o a ser correspondidas, y tú y yo somos el vivo ejemplo de eso —se acercó y depósito un besito en mi frente, tomándome por sorpresa.

—Micha.. —lo mire sorprendida.

—Se feliz porque mi felicidad depende de la tuya..

Con eso se fue y entró en la conversación de esas dos locas y yo me quedé allí parada, pensando en todo eso. Es horrible no ser correspondido y me siento horrible por él porque él puede ser lo que sea, pero parece ser sincero conmigo.

—¡Yarida, muévete! —el grito de Deborah me hizo reaccionar, así que fui hasta allá.

Subí y ellos los hicieron también, puse música y cuando salí de estacionamiento mire por el espejo retrovisor y lo vi mirándome fijamente, esto es inesperado.

—Sigue derecho al bar, Yarida —Miriam sonrió con malicia y me acordé de mi padre.

—Hoy no, no beberé alcohol —asentí dandome animo.

—Pues no bebas, solo acompáñanos —Michael me dio una sonrisa inocente. Ya volvió a ser el insoportable.

—¡Di algo, Deborah! —la mire con reproche y ella se encogió en su lugar.

—Me gusta la piña colada que vende el Barman —se sonrojó y yo abrí mi boca.

—¡No esa clase de cosas, Dea! —resople y ellos comenzaron a cantar que me dirija al bar.

—¡Vamos al bar, vamos al bar! —siguieron cantando y yo gruñí.

—¡Bien! —grite—, Iré, pero no tomaré nada, soy una chica responsable.

🌕🌕🌕

Responsable decía y aquí estoy, en medio de la pista de baile bailando como una demente con varios tragos en la cabeza, y se que mis padres me matarán y más que tengo clases mañana, pero vale la pena el momento.

Miriam trato de beber de su vaso, pero se lo echó encima por lo borracha que está y yo me reí como loca mientras Dea me abraza, hasta ella, que es la que menos bebe, está como loca al igual que nosotras dos.

—Quiero más alcohol —Deborah me miró con una sonrisa loca, y con sus ojos levemente cerrados.

—No —dije y negué con la cabeza.

—Yo.. —Miriam señaló una parte del lugar mientras tiene una arcada—, Vengo ahora —salió corriendo como la borrachera le permite.

—¡Esperame, Mia! —Dea salió detrás de ella y yo hice lo mismo.

Entramos al baño y la vimos botar todo lo que bebió y después de quedarnos un rato mirando las paredes del baño, salimos sin decirnos nada. Al salir por completo la bulla nos atrapó, a la misma vez que suena una música nueva. Mi cuerpo se comenzó a mover solo, llevándose por el momento como siempre.

—Vamos a bailar —las abracé a mi y ellas se echaron a reír como desquiciadas y yo le seguí.

—Yo solo quiero beber —Deborah se atragantó con su propia saliva y nosotras nos echamos a reír.

—El alcohol debe de estar lejos de ti en cada momento —dije y creo que soy la única con un poco de juicio aquí.

—Solo serán unos traguitos —Miriam me guiñó un ojo y se llevó a Dea. Las seguí.

—¡El trago más fuerte que tengas,  por favor! —Miriam alzó su mano, llamando la atención del chico cuando se sentó.

—Yo quiero una margarita —me sente a mirar las botellas de ron.

—Yo una piña colada, guapo, con mucho alcohol, por favor —Dea le dio una mirada perversa y Miriam y yo nos miramos sorprendidas.

—A sus órdenes, combo trillizo —le guiño un ojo a Dea y está sonrió.

—Creo que debemos de darle más alcohol desde hoy en adelante —Miriam volvió a mirarla coquetear con el Barman.

—Si, verdaderamente..

—Un vodka spirytus para la señorita número uno y gótica —le puse el trago a Miriam y ella lo tomó.

—Gracias —susurró y él asintió como respuesta—, Pero no soy gótica —puso sus labios en una línea recta y él la miró divertido.

—Una margarita para la señorita número dos y Bratz —la puso en la barra y la tomé, divertida.

—Gracias.

—No hay de que —paso de mí para llegar a donde Dea—. Y una piña colada para la señorita número tres y fresita fresita—le dio una sonrisa tierna a Dea y ella se sonrojó.

Yo me atragante con mi margarita y Miriam soltó una risita baja.

—¡Caramba! —Miriam me dio palmaditas en la espalda al ver que sigo tosiendo, pero divertida con la situación.

Ellas siguieron bebiendo y hablando, más yo me puse a cantar y a bailar la música que está sonando y como ellas están en sus mundos, me moví hasta la pista de baile para bailar un rato, y hay muchas personas, pero nada que no pueda soportar.

Mi cuerpo como siempre se empezó a mover como solo el sabe hacer, y se supone que lleva otro ritmo, pero la estoy bailando a mi manera y lo loco del asunto, es que queda bien.

Las personas al verme mover mi cuerpo de manera diferente, a como debía, abrieron paso para verme, pero no les presté atención.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora