21) Asistiendo..

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Llené mis pulmones de aire y baje la mirada nerviosa, muy nerviosa y acorralada.

—Yo no me veía en una relación a distancia contigo —murmuré—, Lo siento.. —apreté la taza de café, en espera de su respuesta.

—Eso no era problema, negra mía —el escuchar su tono de voz suave y el apodo que me ha tenido siempre me hizo sonreír con amargura—, Sabías que tenías los recursos necesarios para venir a verte, podíamos buscar una solución, ¿Por que no quisiste? —tomó mis manos entre las suyas y yo no supe que decir—. Prometo entenderte —me miró fijamente y yo quite el contacto visual, luego saque mis manos de las suyas.

—Tenía miedo, Ismael, nunca había estado lejos de ti y solo imaginarme tener una relación a distancia me daba miedo que no vi otra cosa.. aunque fueses a venir a verme no sería igual, pronto tu perderías el interés y tendrías otra novia, ese era mi temor y creeme preferí sufrir antes que verme viviendo eso —me pare de la mesa—. Yo lo siento mucho, de verdad que si —comencé a salir, pero él me tomó de la mano antes de que saliera del local.

—¿Te parece que te he superado o que tengo otra novia? —su voz salió baja y dolida—, Si así fuera, ¿Crees que estaría aquí, tratando de hablar contigo y buscar una explicación creíble?

—Ismael.. —sin darme cuenta mis ojos se llenaron de lagrimas.

—Lamento hacerte perder el tiempo. Debo de regresar a clases —me soltó con delicadeza y salió antes que yo.

Yo me quede ahí, sin saber que hacer o decir, ¿Se supone que ya aclaramos nuestro pasado? No lo se. Me estruje la cara y volví a clases y al hacerlo me sente en mi lugar de siempre, en medio de mis amigas.

Quienes al verme entrar no me quitaron la mirada de encima en espera de mí, de que hable y les diga en que quede, por lo que suspiré, y asentí dándome animo antes de comenzar hablar, también me estruje los dedos.

—Ismael y yo hablamos —comencé y ellas asintieron con un sonido—, Y aclaramos todo —dije mirando al frente, no tan segura de ello.

—¿En serio? —indagó Miriam y yo asentí—. Me alegra saber que superaste a tu ex —me dio una palmadita en la espalda y le di una sonrisa debil.

—Si, yo también…

—Es un alivio que se arreglará todo —comenzó Deborah—, Sería muy incomodo verlos a ustedes dos en el mismo lugar sin aclarar eso.

—Tienes razón...

Negue y aclare mi mente para ponerme hacer mis apuntes y poner atención a la materia asignada ahora.

Y es cierto, fue mejor hablarlo ahora que dejarlo para después, sería algo muy incomodo.

La clase terminó y cada quién se fue para su casa, así que al llegar fui recibida por mis traviesos. Comí, los ayude con sus tareas, jugue con ellos, los dormí después de bañarlos y me acoste, despues de hacer mis tareas pendientes y bañarme.

☀️☀️☀️

La alarma me despertó y al verla me di cuenta que ya son las seis y media, así que me tire rapido de la cama y fui directo a mi clóset mientras hago una llamada grupal con mis dos amigas porque se me olvidó decirle con tiempo, soy una irresponsable.

Ellas la tomaron y yo sonreí al mismo tiempo que tiro una blusa rosa fucsia al piso.

—Hola, chicas —salude y ellas me respondieron.

¿A que se debe tu llamada? —curioseo Miriam, mientra se pone una mascarilla verde en la cara.

Si, yo también quiero saber..

—Veran, esta mañana me han invitado a la iglesia y me preguntaba si quieren ir conmigo —dije mientras saco un par de botas de piso, marronas, un vestido de por la rodilla, negro y una chaqueta marrón—. Le he dicho que ire con ustedes —volví mi mirada a la cámara, después de acomodar la ropa en la cama.

Debiste de decirnos con tiempo, Yarida, hoy no puedo —dijo una triste Deborah y volteo la cámara para que vea a su novio Arreglandole los pies—. De verdad quiero ir un día —confesó —, Pero hoy ya no podre.

Bueno, mi cara te dice todo, Yarida —dijo Miriam.

—Pero te la puedes lavar y acompañarme, no quiero ir sola —me sente en la cama, triste.

Bien —Miriam gruñó, colgó la llamada y yo me quedé quieta.

—¿Eso significa un si? —mire a Deborah buscando una respuesta y ella alzó sus hombros.

Es impredecible —me dio una sonrisa y colgó la llamada.

Yo me fui a dar otro mini baño para ponerme la ropa y arreglarme. Así que una vez me bañe, me puse la ropa y me recogí mi cabello en un moño bajo con par de flequillos a fuera, me maquillé sencillo y me di media vuelta para verme mi flow.

Al verme lista fui hasta la habitación de Johan, toque hasta que esta fue abierta, dejándome ver un rostro adormilado y desaliñado.

—¿Que quieres? —bostezó y cerró los ojos en espera de que hable.

—Ire a la iglesia con Miriam, encargarte de los niños —mande y él abrió los ojos—. Trata de que duerman temprano, aunque lo han hecho en lo tarde y si Lupe no le ha dado cena, ya sabes que hacer —lo señalé—. No vemos.

—Oye —lo oí quejarse—, ¿Ahora eres religiosa? —me miró con extrañeza.

—¿Alguna objeción? —me crucé de brazos. Él rodó los ojos y me cerró la puerta en la cara.

—Esa es mi objeción —dijo desde adentro y yo abrí lentamente mi boca, esto es el colmo.

Bien..

Baje, fui a la cocina y hallé a Lupe dándole de cenar a los niños. Sonreí y fui a despedirme de ellos y Lupe con la promesa de traerle algo y salí.

Cuando salí afuera no encontre a nadie a excepción de Rivas que está charlando con el nuevo seguridad para vigilar de noche, por lo que pase por su lado para salir, en el mismo momento que recibí un mensaje de Miriam que me dice que salga.

Al pasar el portón la encontré recostada de este, de lo más casual con sus típicos pantalones anchos negros, su top, botas y chaqueta del mismo color, solo que con adornos plateados y con su cabello suelto resaltado los mechones del rosa fucsia que tiene, ah, sin olvidar su maquillaje de labios rosa palido y párpados en negro.

—Pensé que nunca saldrías —suspiró y yo la mire. Pensé que no volvería a usar su look, pero me equivoque—. ¿Tu jeep? —curioseo.

—¿Por que no entraste? —esquive la pregunta.

—Porque durarías más. ¿Jeep?—alzó una ceja.

—Esta adentro, sabes que hay cámaras y si salgo con el cuando no están sabran que voy a un lugar lejos o que durare mucho —le restó importancia—, Por eso me voy en bus para que no se preocupen.

—Entiendo —asintió.

Bajamos caminando hasta la parada de bus y cogimos un bus con el destino de la iglesia, nos sentamos en los asientos cerca de la entrada, para cuando nos quedemos no esperar tanto para bajar.

Ambas nos quedamos en silencio a lo que el bus se llena con una música bajita de fondo, una vez lleno, arrancó y me dispuse a mirar por la ventanilla hasta que nos quedamos en el mismo frente de la iglesia donde cogí aire y procedí a entrar con Miriam detras de mí, cohibida.

Al estar cerca de la entrada las dos chicas que están en la entrada nos dieron una sonrisa, sonrisa que calmó a Miriam, la cual pensaba que no la aceptaría por su forma de vestir o que la mirarían feo o no se. Fue lo que me dio a entender su actitud.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora