46) ¡Tarán!

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Después de ese día pasamos el fin de semana llenos de coqueteos por parte de Miriam y Thiago, hasta que salimos el domingo en la mañana porque para la tarde comenzaría a nevar y para que no nos agarrara por allá nos fuimos.

Despejamos nuestas mentes y volvimos como nuevas nosotras, y con nuevas formas de ver la vida, por lo menos yo.

Y seguimos asistiendo a la universidad, seguí estudiando la biblia con Joseph y en la mañana cuando llego reparto tratados a los estudiantes que están desde temprano, también comencé a leer la biblia en la mañana, en la tarde, y en la noche mientras oro, y, seguí yendo a la iglesia con más amor que nunca y con ganar de buscar más de Dios.

Y no, no soy perfecta, tengo muchas cosas que dejar aún, aún no tengo un conocimiento bastante amplio como el de Joseph, pero se defenderme en ello.

Pero para el maestro de la escuela biblia fue suficiente porque me dijo que ya estaba lista y que podía bautizarme, y lo habían hecho hace dos meses atrás y ya he cogido oportunidades y he visto por donde me desempeño más, y en definitiva es en cuidar a los niños.

Soy la ayudante de la señora que se encarga de ellos y me gusta serle de ayuda con los pequeños terremotos.

Esos han sido mis días, me encanta ser cristiana y adorar a Dios y no, Joseph y yo no..

—¿Te gusto? —su pregunta dejó mis pensamientos en blanco y me di cuenta que desde hace rato lo llevo viendo. Parpadee y trate de mantenerme firme.

—¿A que viene la pregunta? —interrogue.

—Quiero saber porque te acercaste a mí, la verdadera razón de tus acechos —Levantó la mirada para verme a los ojos.

—Oh, bueno.. me parecías muy atrayente y no voy a negar que mi gusto por ti fue muy curioso —confesé, total, de que vale mentirle.

—¿Fue..? —alzó una ceja.

—Ya no se si me gustas, digo, si lo haces, pero estoy más enfocada en Dios, ya sabes, él es mi prioridad ahora —le sonreí tiernamente. Él lo entiendo.

—¿Te gustaría orar conmigo? —me dio una sonrisa de esas que sabe lo que causan en mí y yo me decoloque.

—¿Que..? —susurré.

—Que si..

—Si, si, si, eso ya lo entendí —lo pare con el corazón al mil—, Pero, ¿Realmente te gusto, cuando paso? —trague en seco y él se acomodó.

—Cuando te lleve a la enfermería —confesó y mi boca se abrió levemente—, Desde ese día entraste en mi corazón, pero no me era lícito sentir nada por ti, así que no te lo hice saber —explicó y lo entendí, entendí que no es bueno lo del yugo desigual.

—¿Entonces todo este tiempo.. también te he gustado? —no pude contener la sonrisa. Negó divertido.

—La verdad siempre supe que me observabas —dijo y vi ese brillo malicioso en sus ojos, por lo que me avergonce.

—Yo..

—Pero —me interrumpió—, No sentía nada por ti en ese entonces, solo decía "se que estoy bueno, pero no para que me observe tanto" —aclaró con aire de superioridad.

—La vanagloria es pecado —me tape el rostro.

—Shh —ambos no echamos a reír —. Pero en serio, antes de pasarte los lentes no pude despegar la mirada de tu rostro, fue.. fue muy fascinante, y no negare que reconocí que el enemigo, que el señor lo repreda, sabe como atraernos para que pequemos —suspiró exageramente—. Gracias a Dios siempre supe como evadir esa tentación —me guiñó un ojo y yo rode los ojos.

—No parece, porque ahora me estás pidiendo orar contigo para ser tu novia —le saque la lengua y se quedó pensativo.

—¿Quieres ser mi novia ahora y orar al mismo tiempo? —sugirió y yo arrugue mi entrecejo.

—Eso no se pued..

—Por favor, solo quiero tener una razón para volver —me suplicó con la mirada y supe el peso de esto, pero me confundí.

—¿Si sabes el dolor que acarrea sino..? —lo mire indecisa y cambie el tema—. ¿Una razón para volver? —pregunté.

—Lo se. Y se que es una mala decisión, pero.. me ire por unos meses que pueden convertirse para siempre, pero si te tengo tendre mi razón de volver —tomó mi mano, primera vez y mi corazón no ha dejado de latir rápidamente.

—Yo.. —cerré mis ojos y suspire—, Acepto si me lo pides correctamente —le sonreí consiente de que me arrepentiré de todo esto más adelante, o puede que no.

—Dame un momento —tomó su libreta, la cual no se que contiene y se retiro.

Yo me quede a calmar mi corazón y darme animo porque se que saldre mal parada aquí, o quién sabe, quién sabe si Dios quiere que él sea mi indicado.

Me mordí mi labio inferior por pensar en tantas cosas y después sentí una mano taparme ambos ojos, por lo que tuve que cerrarlos por instinto.

—Abre los ojos —susurró en mi oido y su aliento sobre mi oreja me puso nerviosa.

Hice lo que me pidió y al frente de mí esta su libreta, abierta a mitad, con un dibujo perfectamente hecho que parece ser hecho de manera lenta y no tan rápido.

En el estoy yo, sentada frente a él y él extendiéndome un girasol mientras en letras perfectamente escritas esta la famosa pregunta, "¿Quieres ser mi novia?".

Yo solte una risita porque se que él lo tenía planeado. Mire por arriba de mi hombro y en vez de toparme con su rostro me tope con un girasol.

—¿Quieres ser mi novia? —quitó el girasol y me dio una sonrisa tierna que me hizo sonreír feliz de la vida.

—Si, si quiero ser tu novia —me di vuelta y me pare para abrazarlo.

Él me correspondió el abrazo despues de darme el girasol y besó mi frente, mandando una descarga por todo mi cuerpo y es que no entiendo como puede hacerme sentir todo con una simple declaración.

—Gracias por atarme a ti —susurró sobre mi frente antes de mirarme a los ojos.

—No hay nada que agradecer —hundí mi rostro en su pecho, apenada y su pecho vibró por la risa que soltó.

Después de eso recogimos nuestas cosas y él me tomó de la mano para ir caminando a nuestras próximas clases, con una sonrisa de oreja a oreja, bueno, esa soy yo, él esta más discreto mientras niega de manera divertida al verme dar saltitos de alegría porque por fin soy su novia y él mi novio.

Él me dejo frente a mi clase, y se despidió con un toquecito bajo mi barbilla y yo procedí a entrar, encontrándome con mis amigas tomando apuntes, primera vez y eso solo significa que es el profesor más odioso que tenemos quién toca y tal parece no hicieron la clase.

—¡Tarán! —exclamé cuando me sente en mi silla y con una sonrisa feliz les enseñe mi girasol a ambas.

—¿Y eso? —curioseo Deborah.

—Es mi novio —fue lo unico que dije, dejandolas con la intriga mientras saco mis cuadernos.

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2 Corintios 6:14.

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora