35) ¡Sorpresa!

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Yo nunca le quise hacer daño y no se porque me hizo tal daño, solo pensar en eso mis ojos lloran, quizás si Ismael no hubiese llegado estaría muerta por él, realmente es algo que agradezco.

—Descuida, no llores —me secó las lágrimas—. Es él quién irá a prisión, tocó a mi novia después de todo  —su voz salió rencorosa. Lo mire con extrañeza.

—¿Como sabías que estaba allí?

—Es mi bar —confesó y se removió, incómodo.

—¿Tu papá lo sabe?

—¿Se lo diras? —sonrió con amargura. Negué.

—Si no se lo has dicho por algo será —acaricié su cabellera.

—Realmente lamento llegar tarde —tocó mis costillas por arriba de la bata, con dolor.

—Llegaste a tiempo.

—No, no llegue a tiempo, tenía rato buscándote, así que si hubiese llegado primero al bar, quizás.. quizás eso no hubiese pasado.

—Hubiese pasado igual —le di una sonrisa debil.

—Se acabó el horario de visita, solo la persona que amanecerá puede quedarse —dijo una enfermera mientras entra a chequearme las costillas.

—Me quedare hasta que su padre llegue —aclaró Ismael.

—Ok —le dio una sonrisa profesional—. Vamos a pararte —me dio una sonrisa después de pararme y procedió a bajarme la bata.

Mi padre entró al momento que ella me pone algo para la inflamación, aún lo está un poco, y salió de nuevo tapándose los ojos, cosa ilógica porque tengo ropa puesta, bueno, tengo de la cintura para arriba desnuda, pero mis manos cubren la desnudez de mis pechos.

Mire a Ismael y él esta muy concentrado mirando como la doctora pone lo que sea que sea eso. Después que terminó me subió la bata, me puso unos calmantes en el suero y ni bienmente me acosté cuando dos policías, una mujer y un hombre, entraron a compañados de mi padre.

—Buenas noches, necesito unos minutos con la señorita Pérez —me dio una sonrisa de labios cerrados y yo mire a mi padre, buscando ayuda. No quiero hablar, no hoy.

—Mi hija esta indispuesta el día de hoy —mi padre entró por completo a la habitación y yo respiré más tranquila.

—Señor, no le haremos nada, la enfermera estará presente si es lo que le preocupa —miró a mi padre con su entrecejo arrugado.

—Ya le dije, esta indispuesta, ¿No pueden esperar hasta que le den de alta? —su voz salió baja, pero dura y se formó un silencio incómodo.

—No pod..

—Por favor —le suplique con la mirada a la policía. Ella suspiró y asintió.

—Ok, cuando le den de alta. Vamos, Peralta —miró a su amigo y salieron.

—¿Estas bien, cariño? —mi padre e Ismael se acercaron hasta mí. Negue.

—No quiero hablar de eso, no hoy —confesé. Mi padre me besó la frente y se quedó sentado al lado de la camilla.

—Yo debo irme —anunció Ismael y ambos lo miramos—. Mañana estaré a primera hora para estar aquí contigo hasta que te den de alta.

—Esta bien —le di una sonrisa y él se acercó, me dio un besito tierno en los labios y se despidió de mi padre y salió.

—Ese chico vale oro —comentó mi padre y mi corazón se rompió—, No ha dejado el hospital desde que pasó lo que pasó, hasta para ir a comer es un problema y hoy tuvimos que convencerlo de ir a dormir a casa —me dio una sonrisa y se sentó en la silla, más no dije palabra alguna.

Se que mi padre dice la verdad, el aspecto cansino y sus ojeras bajos sus ojos me dicen que es cierto todo eso y me siento mal al saber que sin importar él ha estado para mí en cada momento.

Suspiré y me dispuse a dormir, no quiero hablar ni pensar y en eso agradezco al calmante, me esta dando sueño. Mire a mi padre una ultima vez y lo vi con los ojos cerrados, él también esta agotado, todos los estan y es entendible, tiene que trabajar y estar al pendiente de mí en cada momento.

🌕🌕🌕

Me desperté por un dolor horrible en las costillas y mi padre que estaba durmiendo se despertó y salió corriendo por la enfermera, cuando ella entró me puso unos calmantes y le dio unas recetas que la doctora que me atiende le mandó y salió.

En eso entró Ismael con un rostro menos machacado y bien peinado y me dio una sonrisa que le correspondí, le hice seña de que se acerque.

—Ayudame a ir al baño —le pedí cuando besó mi frente y me abrazó levemente.

—Claro, negra —me ayudó hasta llegar al baño y se quedo conmigo adentro para agarrarme el suero, porque eso de ir con esa cosa a cada rato arrastro no me gusta.

—Tu madre viene en camino —me hizo saber y lo mire, tiene su vista en el techo.

—Mis amigas, ¿Las has visto?

—Ellas han venido, pero para mala suerte de ellas siempre estas dormida —explicó y yo asentí.

—Ya no soportó el olor a medicamentos —bufé y él se echó a reír.

—Ya estan haciendo los tramites para tu de alta —me aseguró y salimos del baño.

—Hija —mi madre vino hasta a mí y me abrazó—. ¿Como sigues? —me miró de arriba abajo y yo le di una sonrisa.

—He estado peor —eso hizo que se arme un silencio incómodo porque saben todo de mi pasado, incluso Ismael lo sabe.

—Buenos días —la doctora entró con la enfermera que me ha estado poniendo los medicamentos.

—Buenos días —respondimos todos.

—¿Ya le llegó la receta? —mi padre asintió—. Bien. Son calmantes, debe de darselo cada doce horas porque son muy fuertes, bueno, eso esta en la receta, pero por si acaso no entienden mi letra como algunos ya lo saben.. —nos dio una sonrisa tierna—. Tienes que guarda reposo y es más favorable dormir del lado de la fractura —me miró y yo asentí—. Es todo, pasen feliz resto de día —con eso salió de la habitación.

—¿Mi ropa? —mire a mi madre y ella puso el bolso en la cama.

—Salgan, por favor —mire a los dos hombres de la habitación y salieron—. Bien.

Me di un baño breve con la ayuda de mi madre y me puse la ropa con cuidado, me arregle, y recogimos todo antes de salir y salimos de la habitación, pero me arrepentí porque ahí estan los dos policías de la otra vez.

No le puse atención y nos dirigimos al auto, obviamente al paso mío y cuando subimos nos dirigimos a casa, con una patrulla de policías siguiendonos, como si somos profugos.

Eso me dio un dolor de cabeza que entre a la casa echa fuego, pero esa ira se fue cuando entre.

—¡Sorpresa! —gritaron mis hermanos y vinieron corriendo a abrazarme, menos Johan, ya que tiene a Paúl cargado.

—Gracias —le desordene la cabeza porque no me puedo abajar mucho y mire la casa.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora