27) Reina valera 1960.

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Llegamos a la universidad minutos después y me desmonte cuando se estacionó en el parqueo, y entramos a las instalaciones agarrados de las manos, pero él tiene que coger otro camino porque estudia otra carrera, así que nos despedimos con un beso.

Yo seguí caminando y cuando entre a mi aula, entre en silencio porque esta llena la sala y mis amigas estan ansiosas, no es que sea tan tarde para que esten así.

—Hola, chicas —me senté en el medio de ambas, como siempre.

—Hay examen sorpresa —dijeron al mismo tiempo y se me bajo la azúcar.

—¿Que..? —solo pude articular esa palabra de manera temblorosa.

—Quiero las mesas limpias; sin cuadernos, sin libros ni nada que pueda ser tomado como chivo —el profesor miró a todos los estudiantes con aburrimiento—, Solo quiero lapiz y borra arriba de la mesa, ¿ok?

—¡Ok! —accedieron los demás, pero yo me quede en el aire.

—Bien, despejen las mesas y hagan llegar los exámenes hasta atrás —repartió los folletos en las mesas delanteras. Si, folletos, porque tienen más de dos hojas. Los estudiantes los hicieron llegar hacía atrás.

Cuando el mío llegó a mi mano, lo revisé y mis amigas hicieron lo mismo y después me miraron a mí, con complicidad.

—¿Que? —las mire con temor.

—Nos soplas las respuestas —murmuró Miriam con obvia.

—No puedo hacer eso, no estudié y podríamos quemarlo —les susurré asustada de que las tres nos quememos por mi culpa.

—Chicas..

—Eso no importa —Miriam interrumpió a Deborah—, Cae una, caemos todas —habló con orgullo—, Así que si lo quemamos no importa.

—Chi..

—¿Que pasa, Deborah? —Miriam la ve con cansancio, ya que quiere hablar hace rato.

—Los exámenes son individuales —sonrió con nerviosismo.

—¿Que? —yo me quede en shock, pero Miriam cogió los tres folletos—, Eso es imposible —soltó una risita nerviosa.

—Yo creo que si —hablé por fin, y fue porque vi la sonrisa macabra del profesor—, Parece que duró mucho tiempo organizando esos exámenes —miré a mis amigas y ellas suspiraron derrotadas.

—Parece que quiere que reprobemos su materia —Deborah lo miró recelosa.

—Es entendible, ojalá él que nadie pase su materia —me estruje la cara.

—Ya se acabo el tiempo de hablar, ahora los quiero en silencio haciendo el examen. El primero que escuché hacer aunque sea "pío" esta reprobado y no pasará mi materia, ¿les quedo claro? —nos miró con malicia y nadie respondió—. Eso creí.

Y asi como lo dijo nadie habló, sino que se pusieron a llenar sus exámenes en silencio, sin mirar a nadie, pero como siempre hay algunos que desafinan, se pusieron a murmurar y el profesor los sacó de aula y vi como les pone un cero bien grande en los exámenes, sin remordimiento alguno.

El mio esta re-difícil, pero lo llene como pude y cuando termine lo deje en la mesa, mire a mis amigas y ya han terminado, la que faltaba era yo. El curso está hundido en un silencio matador, que corta si respiras fuerte.

—Listo. Se acabó el tiempo —se paró de su asiento.

—¡Pero aún no termino, profe! —exclamó una chica.

—¡Yo tampoco! —se le unió una voz más.

—Denos unos minutos más —suplico uno y así siguieron las voces de muchos estudiantes mientras el profe los ignora.

—Ni un minuto más ni uno menos. Si no pudieron hacerlo a tiempo no son mis problemas —miró a la sala en redondo—. Quiero los exámenes cerrados sobre las mesas, CE-RRA-DOS —uso silabas—. Si veo aunque sea a uno escribiendo.. será reprobado aunque este bueno el examen —dijo mientras recoger sus folletos.

—Por eso es que esta calvo y le brilla el caco —murmuró alguien y el curso se fue abajo por las risas.

—¿Quien dijo eso? —miró a la multitud enojado, pero nadie habló—. Asi jugaremos, bien, si no hablan les quemare el examen —alzó una ceja, pero nadie hablo porque como quiera vamos a reprobarlo—. Ok..

No dijo nada más y terminó de recoger los exámenes y nos dijo que salgamos que en un rato nos da las calificaciones y así lo hicimos.

Desayunamos en la cafetería cerca se la universidad, la cual está más vacía que de costumbre y volvimos al aula. Cuando llegamos el aún seguía corrigiendo exámenes, por lo que esperamos un rato más hasta que él comenzó a llamar por nombres para entregarnos dichos resultados.

—Mariam Force —mi amiga fue corriendo por su examen y nos alzó el pulgar antes de salir del aula—, Yarida Peréz y Deborah Castillo —nos llamó y ambas fuimos por nuestros exámenes y salimos.

—¿Cuanto sacaron? —Miriam se nos acercó feliz de la vida.

—Yo, siete —le enseñé el numero siete en rojo.

—Yo diez —dijo Deborah, cabizbaja al igual que yo.

—¡Ay. Ustedes si son amargadas! —nos miró mal y nos enseñó su examen—. Yo saqué cuatro y no me quejo, de hecho me sorprendí porque siempre quemo sus exámenes —chaqueo la lengua y nosotras soltamos una risita.

—Tienes razón —comenzó Deborah—, Mucho sacamos nosotras para como hay algunos —miró como algunos arrugan las hojas, furiosos y las echan en la basura.

—Si, totalmente —concorde.

De ahí ellas cogieron sus andazas para otro lado y yo para mi lugar de siempre, porque he quedado con Joseph de vernos ahí siempre, para que me enseñé sobre su religión y eso.

Gracias a eso ya se algunas cosas, de como se debe de vestir una cristiana, como saludar, como hablar y eso, pero aún me falta conocer a Jesús y porque el dice que es su salvador y demás.

Me senté cuando llegue y seguido de eso él sentó frente a mí, cosa que me sorprendió un poco porque no lo vi llegar.

—Dios te bendiga —me dio una mini sonrisa que yo le correspondí.

—Amén, Dios te bendiga más —lo salude igual y no. Aún no soy cristiana y no pongo en práctica nada de lo que sé porque aún no lo soy.

—Amén —acomodó su misteriosa libreta, en la cual dibuja, y su biblia—. ¿Lograste comprar la tuya? —me preguntó y yo asentí.

—Claro que si, aquí está —la saque de mi mochila y se la enseñé, por lo que él sonrió.

Aún está en su funda, no la he abierto ni leido, pero me encanta. Es de tapa dura y de color morado que va desde el más claro al más oscuro, como ligado y es una Santa Biblia Reina Valera del 1960 con concordancia y así.

La de Joseph es más grande que la mía, de tapa dura y de color marrón por completo y tiene muchos versículos marcados con marcadores marrones desde el más claro al más oscuro, pero no daña las letras, solo las encierra en círculos de diferentes formas muy creativas y bonitas, sin dejar de lados los post it que tiene de marrón claro.

Sin duda se ve hermosa.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora