Joseph no está hablando, él está hincado en la plataforma numero dos, mientras la chica que está en el altar habla con autoridad y con los ojos cerrados.
Eso me llamó mucho a la atención porque a mi alrededor hay muchas personas haciendo lo mismo, al igual que mucho están hincados como Joseph.
—Dios te bendiga —esa voz me hizo quitar mi vista de Joseph para ponerla en una chica de piel levemente bronceada.
—¿Ahm..? —la mire inquieta, no se como responder a eso.
—¿Nueva en este ambiente? —curioseo y se sentó a mi lado, sin yo invitarla a sentar. Asentí—. Oh, ya veo.. —me dio una sonrisa amable—. Cuando una persona creyente te dije: Dios te bendiga tu debes de responderle con un: Amén, ¿Entendiste?
—Creo que si.. — susurré, apenada.
—¡Ok, hagamoslo otra vez! —anchó su sonrisa—. Dios te bendiga.
—¿Amén? —la mire cohibida y ella asintió.
—Ya estas lista. Fue un placer —me abrazó, tomándome por sorpresa y se fue. Ok, eso fue raro.
La seguí con la mirada y la vi encontrarse con la no.., digo, con la chica que siempre esta con Joseph.
Ella venía entrando, pero al ver a la bronceada se paró y la abrazó muy feliz, para después irse hablando de algo hasta que llegaron al altar.
Allí se dividieron. La bronceada se fue a la esquina izquierda, donde hay un pequeño grupo de seis personas, entre hombres y mujeres, en la parte de abajo, donde se encuentran todos.
Y la otra fue y sustituyó el lado de Joseph, quien ahora esta frente al piano tratando de ajustar el sonido a su gusto, o eso creo.
La chica sigue hablando con autoridad y se pasea de aquí para allá, arriba del altar. Joseph toca una melodía bajita y muy linda que va con lo que sea que se este efectuando ahora.
Después de eso la chica dijo algo y otra persona tomó su lugar e invitó al grupo de siete personas a subir al altar y a cada uno se le dio un micrófono.
Sin embargo..
No estoy prestando mucha atención, de hecho toda mi atención la posee Joseph, quién toca el piano de manera apasionada y verlo sonreír mientra toca y habla con sus compañeros, de cualquier cosa, me deja más enamorada que nunca.
La canción del momento es movida, te motiva a pararte y aplaudir mientras cantas a todo pulmón y así, pero al estar en un ambiente extraño para mí, solo estoy sentadita, mirando a Joseph.
En un momento dado su mirada se cruzó con la mía y él me sonrió como si tocarle a su Dios es lo mejor del mundo, haciendo que quiera saber más de su religión y que le sonría.
De hecho, es la primera vez que le sonrió de manera contagiosa y genuina, y tal parece que lo notó porque se sorprendió por unos leves segundos antes de volver su atención a lo que esta haciendo.
La música ha cambiado y no me había dado cuenta, de hecho fue una chica quién la inició y no un chico. Su voz es suave, bajita y la música profunda, o es como la veo según la va cantando.
—.. Tu palabra escondí, guárdala en mi corazón para yo no pecar contra ti, señor, tu palabra escondí..
.. Mi ropa en tu sangre lave y de tus aguas bebí para ser una ofrenda agradable a ti, mi vida en ti consagre..
.. Mis talentos son solo para ti, señor, y mis dones preciosos tuyos son. No le veo razón a mi vida sin ti, tu eres mi señor y mi Dios..
.. Así como el fuego refina el oro, completa tu obra en mi, hasta que el mundo pueda ver.. tu gloria en mi rostro brillar..
Esa canción me puso a meditar en la letra y a cantarla aún sin sabermela porque si duda es una canción hermosa.
Después de eso siguieron cantando hasta que cantó la agrupación entera, para después dejar a un hombre bajito leer el libro parecido al que él lee. Yo la verdad no puse mucha atención, solo oí cuando dijeron amén.
Seguido de eso él hombre habló mucho hasta que se acabó y las personas comenzaron a salir del lugar, por lo que me vi en la obligación de salir yo también y una vez estuve afuera me dispuse a decirle amén a todo el mundo que se me acercaba a saludarme, así que no me quedo de otra que saludarlos un poco cohibida.
—¿Te ha gustado? —escucharlo detras de mí me dio un susto de muerte.
—¡¿Que te pasa?! —exclamé y me di vuelta, aún con el corazón en la boca.
—Lo siento, no fue mi intención —su sonrisa me hizo entender lo contrario.
—Si, claro —me cruce de brazos, mirando a las personas.
—¿Te gustó? —volvió a preguntar mirándo a las personas por igual, pero con ilusión, así que no lo pensé dos veces.
—Si, me gusto. Quizás v-vuelva —me vi diciendo y se que me arrepentiré de decir eso porque ni atención puse al culto.
—¿En serio? —su sonrisa se anchó y yo parpadee buscando la respuesta correcta.
—Es decir..
—Solo tienes que decirme cuando quieras venir y con gusto paso por ti —confesó mirándome fijamente.
—Y a mis amigas —solté una risita nerviosa y él se aclaró la garganta.
—Obviamente, ellas no se puede quedar —me hizo seña de que lo esperé y se fue.
Yo me quede ahí, en la calle frente a la iglesia, esperando por él hasta que se parqueo frente a mi, bajo el vidrio de carro y arrugó su nariz de manera tierna.
—Sube —le quitó el seguro y no me hice esperar.
Di la vuelta y me subí para que comience el recorrido.
—¿Donde vives? —me miró de reojo y mi corazón se paró, bueno, solo será la dirección para dejarme, nada más. No se que estoy pensando.
—Bueno.. es todo recto después de la universidad —le comencé a decir. Él asintió mientras sigue manejando.
El recorrido fue reconfortante y llegamos rápido, por lo que él se parqueo frente a donde vivo y se quedo mirando la casa con curiosidad, para después bajarse y abrirme la puerta para que baje. Una vez baje no pude avanzar por tenerlo frente a mí.
—¿Vives ahí? —me miró y yo asentí, apenada y no ser porque.
—¿Te puedo hacer una pregunta..? —susurré, viendo su pecho con el mismo poloche que tenían todos en aquel lugar.
—Claro.
—¿Quién es Jesús..? —hundí mi entrecejo, curiosa y él sonrió anchamente.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.