52) Es una promesa.

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Me levanté bostezando con una sonrisa feliz en mi rostro y es que ayer fue un día demasiado energético y feliz para mí y ¿Por que? Pues porque fuimos a la plaza y allí comimos algo y para culminar el dia fuimos a un parque para leer la biblia y estudiarla hasta que dieron las siete y fuimos a la iglesia, eso si, fue el mejor día de mi vida.

Después que acabo el culto vine para mi casa, bueno, el me trajo y me acordó que a las siete debemos de estar frente al hospital, por eso estoy despierta tan temprano el día de hoy, además que él dice que así no perdere ninguna clases ya que entro a las ocho, pero no importa, si hacemos algo juntos antes de irme a la universidad no importa.

Me levanté y fui a mi clóset por un vestido repleto de flores que no es ni muy ajustado ni muy suelto, de por la rodilla, mangas más corta que las normales y de color lila con unos converse lila.

Me fui a bañar y cuando termine me hice dos trenzas hacía atrás con rizos delanteros, me puse la ropa y me mire en el espejo.

Y si, sin duda me veo hermosa y como dice mi prima, la sobrina de mi madre: "Siempre hay flores para quien tiene un jardín en su corazón", por lo que hoy sin duda tengo uno.

Aunque después de aceptar a Cristo todo a florecido para mí y por eso trato de demostrarlo hoy con este vestido, me siento viva, más florecida que antes y feliz.

Tome mi mochila y baje a desayunar, bueno, no desayunare porque si mal no recuerdo él esta llegando ya. Fui hasta la nevera y saqué una manzana, bueno, dos manzana.

—Nos vemos familia.

Bese las frente de mis padres; los niños aún no bajan, total, es muy temprano para ellos.

—Vayan bien —mi madre me dio una sonrisa y mi padre un asentimiento de cabeza.

—Con Dios —le corregí lentamente con una sonrisa y salí.

Al abrí la puerta él iba a tocar el timbre, por lo que no me sorprendió, aunque él si lo hizo cuando lo abracé con fuerza haciendo que se tambalee; sin embargo, pudo mantenerse en pie mientras se ríe.

—Yo también te extrañe —beso mi frente y tomó mi mano—. Nos vemos, suegros —saludo a mis padres y yo volteé.

No sabía que estaban mirando la escena, por lo que les dije adiós mientras salimos. Él se subió después de ábrirme la puerta del copiloto y arrancó y no se, me siento ansiosa.

Él lo notó, lo se por la sonrisa divertida que tiene en el rostro, y me tomó de la mano mientras maneja con la otra.

—¿Tienes la noche libre? —me miró de reojo. Asentí.

—¿Por que, tendremos una cita? —lo mire divertida y él se sonrojó.

—No del todo, Jessica quiere que vayas hoy. Es como para darte la bienvenida a la familia y ahm, como festejo de su de alta —me miró completamente esta vez, pero volvió al frente—. ¿Que dices?

—Claro que me gustaría ir, sabes que si —aprete su mano que sostiene la mía y le di una sonrisa, aunque no puede verme.

—Gracias —mordió su labio inferior contendiendo una sonrisa, tan lindo.

Yo volví mi vista a la ventana mientras juego con su mano entre la mía, hasta que vimos la edificación de la clínica. Él se parqueo y rápidamente nos apiamos y entramos al lugar.

En recepción no dieron el permiso y subimos al segundo piso por la rubia castaña de la habitación diez. Una vez arriba la doctora que está ahí, salió con Joseph, según sé hacer los trámites de la de alta.

—Hola, Jessi —le di una sonrisa al momento que entro a la habitación, ella me la correspondió.

—Hola, Yari —suspiró—. ¿Me ayudas a recoger, por favor? —sus mejillas cogieron un color rosa leve, supongo le da vergüenza pedirme eso, por lo que asentí.

—Claro.

Ella entró al baño con pasos débiles para arreglarse mientras yo la ayude a recoger todas sus pertenencias, y en el mismo instante que termine con la mochila la habitación se abrió.

Es Joseph.

—¿Donde esta? —tomó la mochila que estaba en mi hombro.

—En el baño —hice seña señalando el baño con mi mirada fija en su camisa azul de mangas corta, la cual deja ver sus brazos bien trabajados y pálidos.

—¿Hace rato? —curioseo y tuve que alzar la mirada. Negué.

—Ya salgo, Joseph, no me iré por el inodoro —murmuró y yo solte una risita.

—Eso ya lo se —replicó todo indignado y se sentó en la cama, misma que palmo para que me siente a su lado, y así lo hice—. Gracias por venir —me dio una sonrisa y me abrazó por los hombros.

—Quiero pasar el mayor tiempo contigo —deje caer mi cabeza en su pecho, melancólica.

—Volveré y te explicare todo, es una promesa —acarició mi brazo y en ese mismo instante su hermana salió vestida.

Posee un vestido rojo de por la rodilla, de magas largas con unos zapatos blancos y una coleta alta, se ve más viva que ayer.

—Vamos, ya quiero salir de aquí —habló como si le cansará el hablar y la entiendo, ta débil.

—Claro.

Nos paramos y salimos; nos subimos nosotras dos atras y él adelante mientras maneja.

El recorrido comenzó y ella volteo a verme con una sonrisa debil, horita estaba más alegre, ¿Que sucede?

—Me alegra que vinieras a buscarme con mi hermanito —confesó y Joseph bufó.

—Solo eres mayor por año —se quejo y yo me reí.

—Como quiera eres mi hermanito —demandó y volvió a verme—. Significa mucho para mí saber que te importa él y su familia —susurró.

—No se que decir.. —me puse a jugar con mis manos—. Solo.. solo quiero estar con él y llevarme bien con su familia, por lo que no me importa si tienes que estar, total, se que eres importante para él y quiero que por lo menos nos llevemos bien ya que no iniciamos con un buen pie —solte una risita y ella también.

—Me disculpo por eso —suspiró—.¿Sabes? —negué—, Él se irá..

—Jessica.. —su hermano, el cual es mi novio, la miró con advertencia.

—Debe de saberlo Joseph, no se merece que la dejes con la excusa de que le dirás todo cuando vuelvas —le dio una sonrisa tierna y él me miró, acorralado.

—Yo..

—Esta bien —lo interrumpí—, Me lo dirás cuando vuelvas porque es una promesa; me lo prometiste ¿Cierto? —él asintió—, Entonces esperaré, así que si te es difícil decírmelo ahora lo entiendo —murmuré no muy convencida de eso y él cerró sus ojos cuando paró frente a la universidad.

—Espero sea antes de que me muera —soltó Jessica y él la miró con reproche.

—No morirás, ya deja de decir eso —le reclamó, dolido y ella negó.

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Eclesiastés 5:4,5.

Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.

Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora