Aquí estamos, en mi jeep, camino a su casa. Él va manejando y yo cantando unos raps cristianos que salen del Bluetooth, hasta que pasamos la iglesia y un poco más abajo entramos a la calle de un vecindario, uno que nunca había visto, ya que nunca he andado por aquí y eso.
Él se parqueo frente a una casa de una planta, muy coqueta, con jardines delanteros muy lindos y todo, es de noche, pero aún así la luz del vecindario la hace ver y ser bonita, al igual que las demás de diferentes edificaciones, colores y tamaños.
—Entremos —tomó mi mano y nos dirigimos a la entrada.
—¿Viven solos aquí? —indague. Él asintió y con la luz de los faroles se ve muy atractivo.
—No somos totalmente de aquí, mi madre lo era. Somos de..
—Turquía —termine por él. Sonrió.
Entramos y un olor riquísimo entró por mi nariz haciendo que cierre los ojos por el olor, es riquísimo. Al abrir los ojos lo encontré mirándome con una sonrisa divertida.
—Espero te guste porque el plato es turco —me guiño un ojo y ambos entramos a la cocina.
—Si lo hará —confesé y fui a saludar a Jessica—. Hola, hola —le sonreí como respuesta a su sonrisa.
—Viniste —me dio un mini abrazo porque está chequeando la estufa.
—Claro que si, les di mi palabra, además no creo que me arrepienta —dije señalando la estufa y se echó a reír mirando a mi novio, quién solo alzó los hombros para tomar asiento—. ¿Necesitas ayuda? —incliné mi cabeza hacía un lado. Asintió.
—Si, claro. Ayúdame si gustas.
—Claro.
Me dispuse a ayudarla mientras hablamos de temas triviales al conjunto de Joseph, quién también está ayudando en la cocina y realmente me gusta ayudar porque me siento bien; ahora mismo estoy que muero de la risa con sus ocurrencias.
También me di cuenta que se quieren mucho y ambos son cristianos, bueno, eso último ya lo saben, y al verla me di cuenta que está más feliz, sus pasos son más seguros y firmes, su rostro radica felicidad y vivencia, y me alegra mucho porque a pesar de lo que esta pasando siempre tiene una sonrisa.
Se que no es fácil tener una parte de ti dañada y tener que pasar por algo así. Verla feliz es como un incentivo para apreciar la vida y que sin importar lo que nos pase confiar en Dios, ya que es nuestro Dios.
Cuando terminamos de cocinar procedimos a cenar al mismo tiempo que vemos un maratón de películas cristianas, la primera fue "La cabaña", una que no es muy de mi agrado, pero que a Jessica le gusta; después vimos "Cualto de guerra", la que me gusta y después comenzamos con "Dios no está muerto".
La noche avanzó entre risas y muchas críticas positivas y algunas no tan positivas en algunas partes de las películas, hasta que se hizo tarde y él decidió llevarme a casa de nuevo.
—Nos vemos, y me da gusto verte mejor —le dije por fin. Sonrió.
—La fe hace todo posible —me guiñó un ojo—. Vayan con Dios —me dio un abrazo al conjunto de un beso en el cachete, igual de mi parte.
—Amén. Adiós —salimos y el aire nocturno nos abrazó—. Que frio —me queje y él me abrazó.
—Seni seviyorum —susurró.
Eso paró mi corazón, pero no de forma positiva, sino de preocupación y no porque no se que significa, sino por su tono de voz.
—¿Por que suena como una despedida? —lo abracé de vuelta. Suspiró.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.