Estaba leyendo unos récords de unos pacientes que necesitan más ayuda que otros, cuando la puerta de mi consultorio fue abierta de manera rápida, dejando a la vista a una mujer regordeta embarazada y una alta pelinegra con ropa de gótica.
—Les he dicho que no entren así —me pare y fui a ver que nadie las haya visto, al menos los que trabajan aquí.
—Si, ya lo sabemos, pero tenemos noticias —habló rápidamente Miriam, feliz de la vida y rápidamente la vi.
—¿Lo encontraron? —ellas se miraron y negaron.
—Pero vimos este artículo; será emitido por la tele en unas horas, en la noticia del pueblo —explicó Deborah y con mi mano temblorosa lo tome.
—Gracias chicas —les agradecí sin mucho ánimo.
—No hay de que; pensamos que posiblemente lo veas ahí, ya que es pintor —se miraron entre ellas. Asentí.
—Han pasado tres años y no creo que este año sea diferente.. siempre lo hacen cada año, pero ire, no perderé las esperanzas—les di una sonrisa y volví a mi asiento—. Cierren al salir, por favor.
—Espero te sea de ayuda —me sonrió Deborah y salieron. Quise decirle que yo también lo espero, pero me tragué las palabras que pedían a gritos salir por mi garganta.
Me estruje la cara y sin esperarlo las lágrimas comenzaron abajar, es que esperarlo tres años después no es fácil y más cuando perdí contacto con él al cambiar de número, porque ya saben como soy al romper los teléfonos, y no logre recuperar los contactos y eso duele.
Lo último que supe de él fue que se volvió un artista respetable e intente contactarme con el por sus redes sociales, pero fue imposible, no lo logre, y es algo que duele, porque se supone volvería y no ha sido así.
E ido a incontables obras de artes aquí en el país para nada, en ningunas ha asistido, y es como si desapareció del mapa y lo que me tiene de pie es su promesa; aunque, a veces me cuestionó porque no lo dejé y todo, así habría sido más fácil para mi seguir adelante y eso duele, duele porque a pesar del tiempo lo amo como el primer día; como si fue ayer y duele porque desde la lejanía lo estoy amando y esta vez no es desde una esquina, es desde otro país.
Solloce y me pare, recogí mis cosas y después de cerra la puerta de mi consultorio con llave, salí de la clinica donde trabajo como psicóloga y fui directo al estacionamiento para subirme y dirigirme hasta mi casa.
Una vez llegue, subí el ascensor hasta el piso numero ocho y entre de una a mi apartamento y prendí la televisión en el momento justo donde están dando las noticias.
—La novena obra de arte internacional que se lleva acabo en Estados Unidos, será realizada en la tarde de mañana en el museo "Galería Nacional de Arte" en Washington D. C. —comenzó la reportera—. Será allí en honor al nuevo presidente del país y al reconocido chico graduado de una de las universidades de Virginia, en el área de las artes, el cual es nada más y nada menos que el chico turco, Joseph Yilmaz —presentó una foto de él en la pantalla, una sonriendo como siempre y mi corazón se oprimió.
Esta más fuerte y más varonil, pero eso no fue lo que me dolió, sino la chica a su lado, quién lo toma del brazo y sonríe a las cámaras.
Apagué la televisión y negué varías veces. No, esto no me puede estar pasando, no ahora, no después de tanto tiempo, no ahora.
Entre a mi habitación y me derrumbe mucho hasta quedarme dormida.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.