—Es nuestro salvador.. ¿no escuchaste el mensaje? —su pregunta me descolocó y él se echó a reír—. Lo suponía.
—Lo siento —dije, más apenada todavía.
—Tranquila, me encargaré de hacer que lo conozcas perfectamente —puso su mano en mi cabeza.
—Eso sería muy amable de tu parte —le di una sonrisa haciendo que él sonría también.
—¿Amigos? —extendió su mano hacia mí y yo la mire unos segundos.
No quiero ser su amiga, quiero ser su novia, pero eso sería muy egoísta, ¿Ser su amiga no esta tan mal o si? Digo, tengo la posibilidad de estar más cerca de él aunque eso signifique que sea un desastre, no obstante, me gusta serlo cuando estoy a su lado porque me siento en paz a pesar de ser un desastre, no se.. el me transmite eso.
Y si, creo que ya estoy delirando..
—Amigos —acepte su mano y la estrechamos.
—Dios te bendiga, Yarida —me dio un toquecito en la barbilla y subió a su vehículo.
Yo no hice nada más que decirle adiós cuando arrancó con mi corazón hecho un desastre y con mis piernas como una gelatina por su forma tan amable y amistosa de tratarme, y es que nunca pensé hablar con el chico que me gusta, el cual llevo tiempo observando.
Realmente es algo inesperado y no se, se siente bien, bueno, así lo veo y espero siga así.
Terminé de entrar a mi casa y vi mi jeep parqueado cerca de la entrada, por lo que lo mire extraño, ¿No estaran esas locas aquí o si? Bueno, solo queda una forma de averiguarlo.
Camine hasta la entrada y termine de entrar a la casa y no vi nada inusual, a parte de unos pequeños murmullos en la cocina, por lo que me encaminé hasta esta y lo que vi me dejo con la boca abierta.
Mis amigas están aquí y no solo eso, estan hablando con mi mamá mientras comen bizcocho de zanahoria con chocolate caliente. No tarde en ser vista por mis niños, quienes salieron corriendo hacia mi.
—¡Nita! —me abrazaron, pero no respondí.
¿Y ahora que le digo?
—¿Yada? —Cleo peñico mi pierna haciéndome reaccionar y sonreír nerviosa a todas las caras presentes.
—Hola, mis amores —besé sus frentes y cargue a Jerez mientras me acerco a la mesa.
—¿No había? —preguntó mi madre cuando me senté al lado de Miriam y yo la mire extraña.
—¿Eh..?
—Miriam y Deborah me han dicho que te quedaste comprando pollo para los niños —me dio una sonrisa y yo le di una nerviosa.
—Yo no.. —sentí un peñicon en la costilla que me hizo doblarme levemente y mirar a Miriam, quién me sonríe falsamente y me dice todo con la mirada—. ¡Oh si! —acomodé a Jerez, quién esta muy a gusto—, Fui, pero había una fila tan, pero tan larga —exagere mientra asiento con la cabeza—, Que no alcance del pollo —puse mirada triste y mis niños lloriquearon.
—¡No es justo! —Cleo me pegó en la rodilla, parece que si esperaba el pollo.
—Eres una mentirosa —Perla se cruzó de brazo, enojada.
—Oh no, de hecho vimos la fila, por eso vinimos alante y la dejamos, pero tal parece que no alcanzó —me salvó Dea de una posible guerra de traviesos—, Pero, ¿Que tal si pedimos pizza? —sonrió y ellos asintieron de una vez, feliz.
—¡Si, de maíz, por favor! —dijo Cleo.
—¡¿No te hartas de comer maíz?! —Perla la miro indignada—, Un dia cagaras solo maíz, si es que no te conviertes en uno.
—¡Perla! —el reclamo de mi madre la hizo callarse—, Ahora —demandó y ella abrió su boca, pero no dijo nada.
—Perdón, Cleo —se disculpó y salió de la cocina, no cenara por malcriada.
—¡Bueno! —Dea rompió el silencio que se armó—, Vamos para la sala hasta que llegue la pizza, ¿que dicen?
—Claro —Cleo la tomó de la mano y ambas salieron juntas. Más vende patria que es.
—Yo ire a poner en cintura a Perla —Mi madre mordió un pedazo más de su bizcocho y salió de la cocina.
Nada más quedamos Miriam y yo, mas Jerez, así que la mire y le sonreí amable.
—Gracias por menterme en problemas viniendo hasta acá sin mi y salvarme el pellejo.
—De nada —me dio una palmadita y procedió a salir del lugar.
—Si sabes que fue sarcasmo, ¿verdad?
—Eso te pregunto, querida —me dio una sonrisa triunfal y termino de salir de la cocina.
—Ok..
Salí y me sente en el medio de mis amigas y baje a Jerez para que vaya a jugar con sus hermanas en el piso a lo que viene la pizza, y así lo hicieron, se pusieron hablar y a jugar entre ellos mientras nosotras tres los vemos jugar.
—¿Nos diras? —la pregunta de Dea no me sorprendió para nada.
—Si, quisiera esperar hasta mañana, pero no puedo —la siguió Miriam—. ¿Que tal la cita?
—No fue una cita —me apresuré a decir.
—Claro —ironizó Miriam.
—¿Y..?
—No paso nada, Deborah —rompí sus corazones al escucharlas suspirar—. Solo me trajo hasta aquí y me dijo que seamos amigos. Es todo —ese fue mi turno de suspirar.
—Mirale el lado bueno —procedió Deborah—, Si son amigos podran hablar más y quien sabe, puede que él sienta algo por ti más adelante —me dio un mini codazo, por lo que le di una leve sonrisa.
—Deborah tiene razón, Yarida —Miriam paso su brazo por mis hombros—, Solo no te vuelvas su mejor amiga —me dio una sonrisa de labios cerrados—, Eso sería muy incomodo.
—Concuerdo —canturreo Dea.
—Ya entendí, chicas —alce mis manos—, Ni loca seré su mejor amiga —dije decidida y Miriam iba decir algo, pero la puerta fue tocada.
—¡No voy! —dijimos Dea y yo al mismo tiempo, por lo que Miriam gruño.
—¡Yo no fui quien pidió pizza! —se quejo.
—Pero comeras, asi que ve —le sonreí tiernamente y ella me mató en su mente con la mirada para después irse.
Ella duró más de lo necesario y cuando volvió fue directo a la cocina sin mirar a nadie, sino que le dijo a los niños que la sigan. Yo me lo halle raro y esperé que todos fueran a la cocina y fui hasta la puerta, pero no vi nada más que una cabellera pelirroja perderse calle arriba.
Raro.. muy raro y returbio, porque si mal no recuerdo ese chico se parece al del cine, pero no tiene tiempo de haber salido de su turno, ¿O si?
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.