48) Imprudente.

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Joseph

Hoy es sábado, día el cual debo de ir donde mi novia como su novio, wao, que lindo suena eso. Sonreí como loco enamorado y me pare de la cama para ir por una lucha, debo de ir a verla antes de ir a la barbería e ir para donde la suegra.

Son a penas las seis y media de la mañana, bastante tarde si quiero que me dejen verla. Suspiré y me apresuré a darme un baño rápido y me puse ropa, la cual consiste en unos jeans, un polo rojo debajo de una camisa de cuatros rojos con blanco, sin abrochar y mis tenis blancos.

Me mire una última vez en mi espejo y en definitiva necesito un corte, ya me molestan en los ojos. Me eche un chin de perfume, tome mi biblia y fui directo a la cocina, tome el jugo que le he hecho para hoy, su favorito.

Después de estar preparado salí, me subí en el auto de Brayan, mi amigo y fui con dirección al hospital. Voy orandole a Dios llegar a tiempo de verle, sino se enojara bastante conmigo y no quiero eso.

Llegué un rato después y rápidamente fui a recepción, la chica de una me dijo que ya el turno acabo y yo le rogue. Me conoce y es lógico después de venir varías veces por sus recaídas.

Y anoche fue una noche muy mala para mí al salir con ella a altas horas de la noche, por eso esta interna desde anoche.

—Por favor, solo dame cinco minutos, solo cinco —le suplique y ella suspiró con una lucha interna.

—Sabes que no puedo hacer eso.

—Necesito verle, aunque sea cinco minutos, por favor.. —le suplique con la mirada y ella arrugo sus labios.

—Ok, cinco minutos —cedió y yo sonreí feliz.

—¡Gracias, Dios le pague! —salí rumbo a su habitación.

Una vez frente a ésta, la toque y escuche un debil: "pase" y ese fue mi permiso pada entrar. Ella ésta muy concentrada viendo a"Tom y Jerry", los cuales estan en la televisión y al verla mi corazón se oprimio.

Esta sentada en la camilla con su brazo en una posición favorable para que el suero no succione su sangre.

Ella volteo a verme y su alegre rostro no ha sido opacado, se ve feliz a pesar de tener su brazo recibiendo tratamiento para que la azúcar baje, la cual no ha bajado desde anoche, cosa que no es normal.

Puse mis labios en una línea recta y después le di una sonrisa que ella me correspondió.

—Hola —me adentre para sentarme frente a ella y leerle un versículo como hago todos los días.

—Llegaste tarde —me reclamó y yo solté el aire de mis pulmones.

—Me cogió el sueño —confesé—, Y por eso solo tenemos cinco minutos —torcí mis labios y ella asintió.

—Bien, leeme la biblia —apagó la televisión para ponerme atención.

Se quedo a mirarme fijamente y me di cuenta de que su cola esta hecha un asco, ya que su cabello es super fino y lacio, por lo que de cualquier cosa se afloja. Sonreí por eso.

—Bien. La palabra de Dios se leen bajo la comunión de los tres grandes, amén —comencé—. Juan catorce séis dice: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

—Amén —asintió. Yo también—. Él es la vida, por la cual se que si muero ire con él, después de todo la biblia dice que él que pierde su vida a causa de él la hallará.

—Tu caso no es ese —refunfuñé y ella se echo a reír—, Así que no morirás.

—Tienes razón —se relambio sus labios resecos—. ¿Mi jugo?

—Aquí esta, sin azúcar —le enseñe el termo y lo puse en la neverita de la habitación.

—Y es algo injusto —me dio una sonrisa tierna, pero se que le duele eso y yo la entiendo, aunque no sufro de diabete como ella—. ¿La chica? —curioseo y me di cuenta que no le he contado nada—. Por tu sonrisa son buenas noticias —sonrió con ganas y yo me sonrojé.

—No hemos tenido el momento de hablar de esto, pero ya es mi novia e ire a su casa hoy —me rasque la nuca.

—Oh, eso es interesante, me alegro que ya sean novios. Esas son buenas noticias, pero.. —su rostro se apagó y el mío también, se que hay un pero.

—¿Pero..?

—¿Ella lo sabe? —indagó. Asentí levemente.

—Tiene un idea —murmuré, triste.

—Deberías hablar con ella antes de que sea demasiado tarde —me dio una sonrisa de labios cerrados—. Ahora ven a peinarme este cabello —demandó mientra se suelta su melena dejándola caer sobre su espalda.

—Voy.

Me pare, tome su cepillo de cabello y procedí a cepillarlo para después hacerle una trenza, por lo menos hoy me salió mejor que la otra vez, por lo que sonreí y le pase el espejo para que se vea.

—¿Que tal?

—Mejoras —dijo. Bufé e iba a darle un discurso de porque ésta bien hecha cuando la puerta se abrió.

—Ya pasaron los cinco minutos. Su doctora viene hacía acá —me hizo saber una enfermera, supongo la mando la chica de recepción.

—Bueno, nos vemos mañana y si, vendre más temprano Dios mediante —besé su frente—. Nicole me ha dicho que se quedará contigo otra vez, ¿Esta bien? —la mire. Ella me dio una sonrisa en afirmación—. Mejora pronto.. —salí de la habitación mientra ella me dice adiós con su mano libre.

Una vez salí, le di las gracias otra vez a la recepcionista y ella dijo que de nada y me fui con dirección a la barbería, ya no soportó tener los pelos metidos en los ojos, es incómodo.

Y.. Nicole es su amiga, la que esta en las buenas y en las malas. De que supo de su recaída vino corriendo a amanecer con ella.

Aproveché que tengo el auto de mi amigo prestado y fui a la primera barbería que vi. Entre y ya hay varías personas delante de mí, por lo que me toca esperar.

Me senté, saqué mi teléfono y lo primero que vi fue una notificación de mi amigo Brayan preguntándome donde estoy.

Le contesté que en la barbería y como respuesta me dijo que lo fuera a buscar que él anda con Enmanuel y Efraín, los mellizos e hijos del pastor, pero obviamente le pregunte donde están sin mí y me dijo que estaban comprando algunos cables y cosas de los instrumentos, que no me avisaron porque hoy tenía que venir a la clínica y tiene toda la razón.

Suspiré y le tire que paso por él en un rato y que me envie la ubicación, así lo hizo y después que me atendieron salir a buscar a los tres mosqueteros.

🌕🌕🌕

—¿Ella ya lo sabe? —preguntó Efraín y yo lo mire sin dejar de beber de mi batido.

—A penas tenemos cincos días de novios —arrugue mis labios y ellos se miraron entre ellos.

—Por eso mismo, no le ocultes nada porque no es bueno —me reclamó el castaño, o sea, Brayan, los demás son pelinegros de ojos negros y él de ojos marrones.

—Ya lo se, pero ella lo sabe, bueno.. una parte de la verdad —me puse a jugar con el envase. Se que tengo que hablar con ella, pero es muy pronto.

—Fuiste muy imprudente —habló por fin Enmanuel, él más callado de los cuatro; su mellizo es todo lo contrario, es energía pura.

—Lo se, pero.. —suspiré cerrando mis ojos—, Podre volver a ella después de todo —baje la mirada, no muy seguro de ello.

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Cantares 8:7.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora