—Oh, claro, solo déjenme dejar esto en casa y las acompaño —nos sonrió y Miriam le devolvió la sonrisa. Oh, ya veo.
Él comenzó a caminar delante de nosotras y aprovechemos esto para cuestionar a Miriam, pero solo dijo que es peligroso y que como él es un hombre y de por aquí no nos pasará nada sin nos acompaña.
No le creímos, pero no la jodimos más hasta que él entró a su casa y como no queremos quedarnos a cenar esperamos afuera.
—¿Ahora nos diras? —me puse las manos en la cintura.
—No es nada —sonrió—, Solo que es muy guapo y lindo, quizás no sea tan aburrido tenerlo cerca este fin de semana —se mordió su labio inferior. Deborah y yo nos miramos sorprendidas.
—Es mayor que tú —le susurré muy sorprendida.
—¿Y eso que importa? —alzó sus hombros—, Solo me lleva algunos cuatro años y esos son los buenos —soltó una risita y no pudimos hablar más porque él salió, con su abrigo de piel para el frío y su cabellera toda desordenada porque ya no posee su gorrito de lana.
—Vamos —habló cuando salió por completo y sus ojos mieles se fijaron levemente en Miriam, quién lo ve de pie a cabeza.
—Si, creo que es buena idea —hale el brazo de Miriam para que deje de mirarlo y comenzamos a caminar, detrás de él.
Y no íbamos tan lejos cuando Miriam se situó al lado de él, él la miro y le dio una sonrisa torcida acompañada de un guiño, fue pequeña, pero bastante visible para nosotras que vamos atrás.
Pero ella no se quedo atrás y le dio una leve mirada de esas que enganchan a los hombres, total, es su mayor encanto.
—Entonces Thiago —comenzó Miriam. Deborah y yo nos miramos muy asustadas.
—¿Si, Miriam? —la miró levemente mientras llegamos al claro de la cabaña.
—¿Cuantos años posees? —nos paramos todos, total, ya hemos llegado.
—Bueno, tengo treinta, ¿Por qué, parezco muy viejo? —sonrió divertidamente y ella hizo un puchero.
—No, solo me llevas seis años, no eres tan viejo —ella le guiño un ojo y él se le quedó mirando. Me aclaré la garganta, llamando la atención hacía mí.
—Gracias por acompañarnos Thiago, te lo agradecemos, puedes irte ya antes de que te echen de menos tus padres —mire a Miriam con aburrimiento.
¿Acaso esta loca? Ese es un hombre bien hecho delante de ella, Dios.
—Cierto, ya debo volver —sonrió divertido con la situación—. Fue un gusto verlas —nos dijo adiós y se fue.
Cuando estuvo bastante retirado, entramos a la cabaña y..
—¡¿Acaso estas loca?! —le grito Deborah, muy incrédula.
—¿Por que? —Miriam la miró extraño—, ¿Por que me gusta un mayorcito? No es para tanto, solo hice el intento de coquetear con él, solo eso, se nota a leguas que no soy su tipo, además no soy menor de edad —arrugó sus labios y nosotras suspiramos.
—Tienes razón, pero él.. él es muy salvaje —dije sin encontrar otra abreviación para él al recordar como hala del gatillo para cazar.
—Me gustan los salvajes —sonrió con picardía.
—¡Miriam! —gritamos las dos.
—Ya, ya, no griten —se desplomó en el mueble.
Fui hasta la cocina y las galletas de jengibre que compramos las vacíe en un molde de vidrio, lo puse en medio de la mesa y después fui por las tres tazas de chocolate caliente, el cual calente otra vez y lo puse en la mesa.
Cada una cogió su taza y procedió a beber de el, en silencio, mientras comemos galletas, pero el problema es que no sabemos por donde comezar con nuestros supuestos problemas amorosos.
—Estoy conociendo a alguien —soltó Miriam de buenas a primeras y nosotras la vimos, incrédulas.
—¿En serio? —curioseo Deborah.
—Si. Aún no somos novios, pero creo que esta vez funcionará —confesó y nosotras la vimos con nostalgia.
—Esperemos que si —le di una sonrisa.
—¿Quién es? ¿Lo conocemos? —indagó Deborah.
—Oh si. Créanme que conocen a ese idiota cabeza de zanahorias —hundió su entrecejo y yo la mire payaseada.
—No me digas que es el vendedor del cine —me tape la boca incrédula, aunque ya me lo veía venir—, Pero, ¿Entonces porque te enojas?
—Si, él mismo —se sonrojó levemente y yo sonreí divertida—. Porque ha hecho que quiera intentarlo —se escondió detrás de su taza de chocolate.
—Entonces lo de horita.. —comenzó Deborah.
—Solo coquetee con él y él conmigo, se nota que no soy su tipo —aseguró sin mucho animo—. Es todo, estoy enamorada del idiota cabeza de zanahorias —tomó otra galleta.
—Oh, no pensé que Sam pudiera hacer que le dieras una oportunidad al amor —comente aún en shock, pero divertida—. Yo, bueno.. soy cristiana, me convertí ayer —confesé y ahora tengo las miradas en mí.
—Me alegro mucho Yada, de verdad que si —Deborah vino abrazarme y yo la recibí con un abrazo.
—Ya lo venía venir. Felicidades —Miriam me regaló una sonrisa—. Ahora conquista ese chico —me guiño un ojo. Parpadee.
—Bueno, él me gusta y todo, pero, quiero agradar a Dios de verdad —me puse a jugar con mi taza.
—Créeme, esa es la mejor conquista, lo conquistarás sin darte cuenta —sonrío divertida.
—Oh, bueno..
—Me voy a casar —Deborah calló mi discurso y la taza se me cayó de las manos rompiéndose en el transcurso.
—¿Que? —la mire fijamente y Miriam también. Se sonrojó mientras nos señala su anillo de compromiso.
—Me lo dio en el cine, fue una sorpresa —sonrió y yo salí de mi trance.
—Oh vaya, me alegro por ti algodón de azúcar —fui hasta donde ella y la abracé, Miriam hizo lo mismo y cuando se rompió el abrazo ya esta llorando.
—No llores, sonríe —Miriam agarró sus cachetes y los halo haciéndola sonreí—. Así está mejor.
—Gracias chicas. Realmente lo amo —acarició su anillo feliz de la vida.
—Y serás feliz con él —afirmé feliz por ella.
—Amén.
Nos pasamos un rato jugando y después viendo los canales con poca visibilidad, debido a la poca señal del lugar, y nos fuimos a dormir, bueno, yo me quede a leer uno de los tantos libros que traje para este viaje porque tengo mucho sin leer, aunque tampoco es como si estos días han sido mis amigos.
Suspiré y pase pagina en el mismo momento que se va la luz, genial, odio que se lleven la luz a mitad de la noche, ni modo, a dormir.
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Marcos 9:50.
Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.