Los minutos pasaron y después se escuchó el rugido de una moto, para segundos después ya él está entrando a mi habitación, le había dejado la puerta abierta para que suba, pero no lo deje ni bienmente dirigirme la palabra por la galleta que le di.
El sonido fue sordo más él no hizo nada, se tocó el lugar afectado y apretó su mandíbula. Es la primera vez que le pego a alguien, o más bien, a él, así que si lo he hecho sabe que lo que dijo me ofendió bastante.
—Que sea la última y primera vez que te refieras a mí de esa manera —hable con la calma que obviamente no tengo—, ¿O acaso me conociste como una mujer prostituta? —esa palabra hizo que me mire.
—No quise..
—¡Fue lo que quisite decir! —le caí a golpes, pero al ver que los esquiva todos comencé a tirarle mis cuadernos, todo, todo cuanto encontré mientras él lo esquiva sin mucho éxito—. Dime ¡¿Quién fue quién tomó mi primer beso?! —le tire un peine de los grandes—, ¡¿Quién fue quién me tomó de la mano por pirmera vez, quién fue el primero en tocarme y hacerme mujer?! ¡¿Quién fue bendita sea?! —le tire mi bulto con todo y maquillaje.
—¡Yo, fui yo con un carajo! —se acercó a mí, me quitó todo lo que tengo en la mano y me miró fijamente a los ojos, arrepentido—. Nunca quise decir eso, nena, sabes que nunca te faltaría el respeto así, lo siento mucho —me atrajo a su cuerpo mientras me consuela.
—No te lo perdonaría si te atreves a decir que soy una cualquiera que se mete con sus amigos, lo tuyo fue diferente y lo sabes —mi voz salió rota y él pegó su frente a la mía mientras seca mis lágrimas.
—Perdón, nena, no debí decir eso.., se ha tomado por donde no es —susurró y yo sone mi nariz.
—Te odi..
No me dejo terminar porque me cargó y limpió todo mi escritorio para depositarme ahí y colocarse entre mis piernas, mientras toma mis labios entre los suyos de manera agresiva.
—No me digas que me odias —rozó sus labios con los míos—, No soportaría vivir con ello —comenzó a besar mi cuello mientras yo halo de su cabello.
—Ah, son solo unos conejos en celo —escuchar eso hizo que él salga disparado lejos de mí. Mire a Johan con recelo.
—¿Que haces aquí? —me baje de mi escritorio con un saltito y él se cruzó los brazos.
—Escuche unos gritos y salí a ver, ya sabes, mi habitación esta al lado —le restó importancia.
—¿Padres..? —curiosee.
—No se dieron cuenta de nada, descuida —torció sus labios—, Solo te digo que tengan cuidado, no querrás ir otra vez al hospital —miró a Ismael y salió de la habitación.
—Ni que fuera un animal —se quejó mientras se desordena su monta de cabello.
—Mejor no hables, Ismael —lo mire con aburrimiento—. Recoge todo eso —me senté en mi cama, pensando seriamente en lo que acaba de pasar.
—Te gusta que te hable —replicó con picardía y yo rode mis ojos.
—Ya cállate —le tire un cojín de mi cama.
—¿Por la verdad? —alzó una ceja
—Si no te callas te arrepentirás —lo señalé con mi dedo acusatorio.
—Si es arrepentirme de la forma que creo no me callo —se echo a reír cuando vio mi cara de aburrimiento.
—Vete de mi casa, ahor..
—¿Tienes el periodo?
—¿Que tiene que ver eso con que te vayas de mi casa? —lo mire indignada.
—Tus cambios de humor, digo, si aún no la tienes te esta por llegar —se acercó después de recoger el desastre que arme.
—¿Y que? ¿Quieres aprovechar el tiempo hasta que me llegue? —endurecí mi mirada y él se golpeo la frente.
—Lo siento, ¿Si? Estaba celoso, es todo —se apoyó de sus rodillas—. Entre ustedes hay algo que no se, me pone alerta —suspiró cansado y mi corazón se paró.
—¿Estas sospechando de mí? —alcé mis cejas y él negó.
—Él es cristiano, se que no estará contigo ni tu con él, pero eso no quita el hecho de que le gustes —confesó y yo me reí.
—¿Gustarle? Por favor, Ismael, dejas de estar inventando cosas —lo mire enojada—, si seguirás de paranoico dejaremos esto, no quiero estar con alguien que sospeche de mí o de mis amigos, ¿O acaso no te he demostrado que te quiero solo a ti? —esas palabras ardieron por mi garganta, de verdad que si y me siento fatal.
—Nena, entiéndeme —se estrujó la cara—, Soy hombre y sé cuando uno esta enamorado de alguien.
—Ya, dejemos esto —me pare y fui al baño.
Me quede un momento ahí, analizando todo, ¿Y si se dio cuenta de mi enamoramiento por Joseph y dice que es él el que esta enamorado de mí? No, no creo, el nuca dudó de mí antes, si ahora esta así por algo es..
Baje la tapa de inodoro y me senté, me estruje la cara y me contuve de gritar como una loca. Alcé la parte de arriba de mi pijama, mire mi moretón y todo esta bien, no me duele, supongo que si hace su efecto la pastilla esa.
—Negra.. —tocó dos veces la puerta y yo no quiero salir, no quiero verlo después de lo que ha pasado.
—Vete.. —suplique en apenas un hilo de voz.
—¿Estas llorando?
—¿Qué si lo estoy haciendo? —me seque los ojos y me dispuse a jugar con mis dedos, odio llorar sin más, odio todo.
—Voy a entrar —me avisó.
—Estoy desnuda, no entres —chille, pero como quiera abrió la puerta.
—Bien desnuda que estas —puso los ojos en blanco y se acercó a mí —. ¿Qué tengo que hacer para que dejes de llorar? ¿Ah? —me limpio los ojos. Puse un puchero.
—¿Te quedas a dormir conmigo? —escondí mi rostro en su pecho y él suspiró.
—Claro que si, nena.
—Debes de volver a trabajar —le acordé.
—Mi novia esta primera, además está en buenas manos —se dispuso a jugar con mi esponjoso cabello.
—Tengo un novio bien atento —sonreí con amargura.
Él besó mi frente, me cargó con cuidado y salió del baño, después se sentó en el sofa que tengo que parece más bien una bola de algodón, me acomodó arriba de él y procedió acariciarme el cabello y mi espalda para que me duerma.
Y se lo agradezco, últimamente no he podido dormir boca abajo y él ha hecho lo posible porque lo haga, aunque al otro día estará todo abollao por mi peso.
—Descansa, amor —me lleno la cara de besos haciéndome reír.
—Así no podre dormir.
—Lo siento —soltó una risita. Cerré mis ojos.
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.