11) Miriam.

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—¿Yarida? —arrugó su entrecejo al verme en el suelo, dandole una sonrisa forzada—, ¿Que sucede?

—Hola, papá —solte una risita nerviosa—. ¿Madre? —mire por donde vino, en para.

—Con los chicos en la piscina —se cruzó de brazos, desconfiando de mí. Yo respiré hondo porque no recibire un sermón por romper mi celular número.. ya perdí la cuenta, en fin—. ¿Algo que no se?

—Solo que.. —trague en seco y anche mi sonrisa nerviosa—, Otra vez —le deje ver mi teléfono para nada salvado de la caída.

—¿Es en serio, Yarida? —me miró incrédulo—, Es el número seis en estos últimos tres meses —subió un poco la voz y yo le hice seña de que baje la voz para que mi madre no escuche, pero fue tarde.

—¿Número seis? —indagó mi madre y yo cerré los ojos.

—No es nada, mamá —escondí mi teléfono bajo mi blusa agua lluvia que tengo puesta—, Solo le pedía permiso a mi padre para ir a donde Miriam y me dijo que es el permiso número seis, solo eso, ¿Verdad, papá? —le suplique con la mirada y él suspiró como diciendo, me debes una.

—Si, mi amor, solo fue eso —la atrajo a su cuerpo cuando ella se colocó a su lado y la besó frente a mí, por lo que yo puse mis ojos en blanco.

—Ok, me voy.

Salí antes de que me diga algo, no sin antes buscar la llave de mi Jeep e ir rumbo a la casa de Miriam.

Voy todo el camino planeando como disculparme con Miriam y decirle de mil manera la forma en que dañe nuestra amistad por mi decisión, pero que estoy dispuesta arreglar, claro que si.

Pienso hablarle de como la estoy perdiendo, de como aleje a su hermano de ella, de como he sido una mala amiga, de como no la quiero perder y de como quiero que me perdone para remendarlo.

Y voy tan metida ensayando como decirle las palabras correctas que casi choco a un viejito que va pasando la calle, por lo que tuve que doblar abruptamente y frenar. Gracias a Dios la vía esta un poco desolada hoy.

—¡Dios! —mire el semáforo y esta en rojo. ¡Rayos! Casi lo mato.

Lo busque con la mirada y lo hallé hablando solo mientra se apoya de su bastón, pero con solo verlo se que lo que dice no es nada bueno.

Él cruzó por el frente de mí, así que saque mi cabeza por la ventanilla para llamarlo y asegurarme de este bien, aunque esta más que bien porque esta caminando.

—¡Oiga, señor! —él volteó, me enfocó y yo sonreí—, ¿Se encuentra bien?

—¡No me jodas! —alzo una mano dejándome ver su dedo medio, enojado, para luego retoma su camino. Yo lo mire indignada.

—¡Pues bien, bendito viejo, como me arrepiento de no haberlo chocado! —resople como un caballo enojado y arranque.

Deje de ensayar mi disculpa para ir el resto del camino pensando en lo malagradecida que suele ser la gente, casi lo choco y trato de asegurarme de si esta bien, pero no, tenía que ser grosero.

Bien debería sentirse que por lo menos trate de asegurarme por su bienestar, malagradecido.

Gruñí, enojada aún y me parquee en la calle que da al frente de la casa de Miriam y me baje, me di animo y me acerque hasta la puerta.

Cuando estuve frente a la puerta le di una respasada a mi disculpa y toque la puerta, seguido de eso escuché unos pasos acercarse.

—¡Ya voy! —exclamó y yo me estruje las manos.

Ella duró unos segundos más y cuando abrió la puerta se sorprendió, pero trato de disimularlo y nos quedamos en un silencio incómodo.

—Yarida —rompió el silencio y al sonar su voz poco amigable se me reseteo el celebro.

—Hola —le di una sonrisa, pero me arrepentí y la borré.

—¿Como estas? —se aclaró la garganta y me sentí pequeña ante su mirada y aunque se que no esta enojada conmigo del todo, me pone así.

—Aparte de que vine ensayando todo el camino mi disculpa para tí, que casi choco a un anciano cascarrabias, que me salve de una multa porque ni habían amet cercas y que se me olvidó la disculpa al verte, pues bien, excelentemente bien —trangue en seco y ella soltó una risita—. ¿Podemos hablar? —me mordí mis labios en espera de su respuesta y ella asintió.

—Pasa —se hizo a un lado para que yo pase.

—Gracias..

Entre con ella detras y me senté en la sala mientras ella se queda parada frente a mí, sin decir nada.

—Mia..

—Si vienes hablar de Michael no quiero hablar de eso —me interrumpió. Trague en seco y me pare de mi asiento.

—No te estoy preguntando, lo harás —la desafie y ella dudo, es la primera vez que lo hace.

—Se lo prometí a él, Yarida —respiró hondo.

—Mira —suspiré tratado de buscar las palabras correctas—, Se que quizas sabes lo que pasó entre nosotros —flaquee y ella asintió—, Bueno.. yo.. lo que quiero saber, Miriam, es.. porque estas tan destruida, es por mí, ¿Verdad? —baje mi mirada con ganas de llorar.

—Para que negarlo —confesó y fue como una puñala en mi corazón—, Sabes que él te ama y te aprovechaste de él aún sabiendo que eso lo alejaría de mi, y bingo, Yarida, se fue, gracias a ti —su tono fue bajo, pero muy rencoroso, ok, me lo he buscado.

—Las cosas no fuer..

—¡No me importa como fueron las cosas, me importa que él ya no esta aquí! —explotó callando mi discurso pobre—, Sabes más que nadie lo importante que es él para mi vida, sabes que es mi mejor amigo, mi héroe, el unico que me escucha y me protege y lo alejaste de mí —sus ojos están rojos y reflejan dolor.

—Yo.. ¿Puedo saber si esta bien? —si, me veo estúpida preguntando eso porque debe de estar muy mal y lo supe por su risa irónica.

—¿A parte de que tuvo que cambiarse de estado para no verte e intentar algo más y salir mas roto de lo que lo dejaste? Creo que está muy bien —soltó con sarcasmo y esa fue la gota que derramó el vaso.

—¡Bien! —exclamé, cansada—, ¡Se que fui una hija de mi mamá, pero, ¿Puedes por lo menos escucharme?! Intento disculparme —ella negó con una sonrisa amarga.

—No, no puedo escucharlo ahora —suspiró—. Como verás, aún estoy lidiando con su petición de que cambie de color, de que le de una oportunidad al mundo y con que no te culpe por su decisión porque él pudo evitar lo que pasó y no lo hizo, dejó que hicieras lo que querías, ahora por favor, vete —señalo la puerta con las lágrimas en los ojos.

—Mir.. lo siento —pase por su lado, casi corriendo y cuando salí me subí de una al vehículo.  
  
Ahí dejé caer las lágrimas porque él a pesar de todo trató de protegerme del rencor de su hermana por lo que paso, diciendo que él dejó que yo lo besé, y si, él pudo detenerme por la altura y el equilibrio porque yo estaba medio borracha, así que puede que se lo crea, pero.. todo salió mal, ella no quiere saber de mí..

Y ya lo se, yo fui quien lo daño todo y ahora él esta lejos de ella y no estará más para ayudarla con su ansiedad, problemas y con su enfermedad. Él era el único que la llevaba al hospital a recibir el chequeo y tratamiento de su enfermedad; a veces los hacíamos todos juntos, pero él siempre estaba, ya que su madre nunca ha podido estar por ser madre soltera y tener dos trabajos.

Me siento lo peor del mundo. Oh Dios..

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora