38) En cinco minutos..

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Mire por donde se fue mientras mastico y mire a mis amigas, Deborah soltó una risita divertida, por lo que la mire con aburrimiento.

—Esta celoso —canturreo Miriam. Alcé una ceja.

—¿Por que lo estaría? —curiosee después de tragar y ella se acercó a mi oído.

—¿Sera porque su novia esta enamorada de otro y vio como se demostraban amor en las escaleras? —susurró. Rápidamente lleve mi mirada a Joseph y después a Miriam.

—¡Eso no es cierto! —exclamé y todas las miradas cayeron a mí.

—¿Que no es cierto, princesa? —mi padre me mira con curiosidad y yo quise que la tierra me trague, mucho más cuando vi la sonrisa divertida de Miriam y Deborah.

—N-no es nada —volví a mi desayuno, nerviosa.

—Si es cierto, ¿O me dirás que no miraste sus labios? —volvió a susurrar y yo cerré mis ojos.

—Fue por reflejo, ni siquiera pensé en besarlo —la encare en un susurró también y ella anchó su sonrisa. Entonces me di cuenta de lo que dije.

—Si te gusta él, no el chocolate dulce de hace rato —me ignoró y yo la mire indignada, después mire a Joseph y a mis padres y todos estan en sus mundos.

Y puede que si tenga razón..

Me estruje la cara con ganas de llorar y me pare de la mesa.

—Necesito ir a mi habitación.. necesito soledad —hable con voz temblorosa y todos me miraron con preocupación.

—Cariño, no puedes..

—Quiero estar sola, madre —comencé a caminar hacia la salida.

—Joseph, cariño, acompañala a la habitación —mire en automático a mi madre.

—¿Que parte de..?

—No hay problema, señora Indira —le dio una sonrisa y se me acercó—. Vamos.

Mire a todos con recelo y de mala gana lo deje ayudarme hasta mi habitación, incluso entró a mi habitación para asegurarse de que pueda estar bien sola y salió, pero lo llame antes de que cierre la puerta.

—¿Si? —asomó su cabeza antes de entrar otra vez.

—¿Alguna vez has puesto la felicidad de alguien por arriba de la tuya? —lo mire a los ojos.

—No —se recalcó en el marco y me miró pensativo—. ¿De que me sirve hacer que otros sean felices a mi costa y que yo no lo sea? —se cruzó de brazos—, Es absurdo y falta de amor propio —recalcó con firmeza y yo parpadee.

—Eso era todo, puedes irte —voltee mi rostro y el cerró la puerta.

Me acosté con cuidado boca arriba y deje que las lágrimas baje por mis mejillas sin hacer ningún tipo de sonido y me pregunte ¿Por que rayos lloró si Joseph ni siquiera sabe que me gusta?

Quizás sea masoquismo o egoísmo, pero prefiero quedarme con Ismael cuando él me ama, al estar esperando a alguien que ni siquiera me ama a parte igual, es absurdo que me sienta mal por estar con él.

También es absurdo que él ronde por mi cabeza sin permiso, pero de algo estoy segura y es que lo olvidaré..

🌕🌕🌕

El rugir de mis tripas me despertaron y no lo pensé dos veces en levantarme, eso si, tengo toda la parte de atras acalambradas de solo estar en una sola posición de dormir.

Bostece, fui a mi clóset por algo de ropa y la tire en mi cama antes de ir al baño para bañarme. Y si, fue un dembow quitarme la ropa sin que las costillas halen. Una vez termine me metí a la ducha, me lave el cabello y me bañe.

Dure más tiempo del necesario porque no me puedo bajar del todo bien, pero es eso a que mi madre me bañe, y no estoy invalida, solo fueron unas costillas.

Salí, me puse mi ropa interior y fui hasta el espejo de mi habitación y procedí a ponerme una crema para ese tipo de golpes en mi mejilla y costillas, me puse ropa y salí camino a la cocina.

Fue una tarea difícil, no porque no pueda caminar, sino porque puede que me caiga y sea peor para mis pobres costillas. Me prepare de cenar y me senté en un silla, a comer con la mente ida.

—No debería estar aquí sola —la aparición de Johan casi me da un infarto.

—Oh, gracias por acordarmelo —replique sarcástica y él puso un frasco de pastillas en la mesa.

—Es tiempo de tu calmante, iba a llevártelo, pero me ahorraste el hacerlo —fue hasta la nevera y saco cinco manzanas verde, una botella de agua y salió de la cocina. Yo solo lo mire y trague lo que tenía en la boca.

—Por lo menos no te dejas morir —comente divertida.

Termine de cenar, vi la hora en el reloj de pared de la cocina y son las diez de la noche casi para las once, cosa que no me extrañó, por eso no estan mis terremotos por aquí ni mis padres, deben de estar todos durmiendo.

Mire el frasco y después de reposar la cena fui por un vaso de agua a temperatura ambiente, me la bebí y tuve que agarrarme de la nevera porque me dio un leve mareo.

¡Manifica, si que son fuertes!

Me quede mirando las pastillas un momento con extrañeza, y si, sin duda no volveré a beberme esas pastillas. Las deje en la mesa del comedor, salí rumbo a mi habitación y me senté en mi escritorio a coger los apuntes que me faltan del viernes.

Mis amigas me lo enviaron por WhatsApp, así que se me hace más fácil copiar desde la laptop mientras veo las preguntas desde mi teléfono.

Y así se va a resumir mi semana, por lo menos ellas me van a mantener al tanto de las clases de la universidad, que aunque no vaya no hare mucha falta. Hice una buena parte, me aburrí y decidí ver todas las llamadas y mensajes que me han hecho.

Y sin duda alguna Miriam tiene razón, las llamadas que más se ven son las de Joseph, unas que otras de mis amigas, Ismael y mis padres, supongo eso fue el jueves cuando paso lo que pasó.

Suspire y me dispuse a contestarle los mensajes a los más relevantes, también le tire a mi novio. Dice en línea, pero al llegarle mi mensaje se desconectó, suspiré harta de su actitud y lo llame normal.

—Coge el bendito teléfono —murmuré al ver que no coge la llamada. Colge y volví a llamar hasta que la cogió.

¿Bueno? —de fondo se escucha una música, supongo esta en su bar.

—¿Es lo único que diras? —solté indignada. Él suspiró.

Nena, ahora no puedo hablar contigo, estoy hablando con alguien importante —me lo imaginé frotándose los ojos.

—Pero estabas en línea ahora mismo, Ismael, ¡Ahora mismo! —exclamé—, Así que ahora mismo me diras que fue esa actitud de esta mañana.

No se, dímelo tú —soltó empezando a enojarse—, Dime porque mi novia estaba tan pegada de su supuesto amigo  —aunque su voz se escucha calmada se que esta ardiendo por dentro.

—Es mi amigo, Ismael, además es cristiano —me pare de la silla como si él puede verme.

Yo también fui tu amigo y mira a donde llegué —dijo harto. Solo me quedo apretar los dientes.

—Te quiero aquí en cinco minutos —demande con voz calmada—, Y se me importa con quién estes —colgué y me senté de nuevo.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora