15) Desastre cinematográfico.

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—¿Me veo tierna? —preguntó con voz temblorosa y nosotras nos echamos a reír—. ¡No es gracioso! —se cruzó de brazos.

—No, Miriam, pareces de todo menos tierna, así que no te preocupes por la ropa porque ella no ha cambiando tu esencia —arrastre a Dea y entre las dos la abrazamos—. Eres tú, eres Miriam, nuestra hermana y amiga, así que no importa lo que te pongas, siempre seras tú..

—Yada tiene razón, Mia.

El abrazo se hizo más fuerte por parte de Miriam y supe que esta apunto de llorar.

—Gracias, chicas —habló con voz rota—, Son las mejores, gracias.

—No hay de que. Ahora solo falta la foto —saque mi teléfono y le di una sonrisa divertida que la hizo reír, pero obviamente después de sonarse la nariz.

—Claro, esa no puede faltar —dijo y puso una pose de diva.

Yo le tome varias fotos de diferentes ángulos, se la envié de una a su chat y procedimos a salir del lugar después de pagar.

Pero..

La forma de Miriam caminar me dio un poco de gracia porque es la primera vez que se pone un vestido de por la rodilla y no sus típicas faldas cortas llenas de toda clase de cosas o sus pantalones anchos negros, en fin. A pesar de todo sigue siendo ella.

Subimos al vehículo y arranque con dirección al cine con las quejas de Miriam por las musicas disparatadas y cursi puesta por Deborah.

Llegamos un rato después, por lo que nos estacionamos de una y bajamos para entrar a la plaza, pero como solo habia estacionamiento en la parte de arriba tuvimos que bajar por las escaleras desde arriba para después ir rumbo al cine.

Y si, vamos hablando y cherchando hasta qué llegamos donde vende las boletas para las pelis y cogimos la segunda función del día, después de ahí fuimos a comprar las palomitas y el refresco, obviamente la fila es larga.

—Para la próxima traeremos comida importada —suspiré cansada de estar parada.

—Concuerdo con Yada —dijo Miriam y Dea nos miró como si cometimos un crimen.

—¡No pueden hacer eso! —exclamó un susurro.

—Oh, si podemos —sonreí cruelmente y ella se indignó.

—¡Eso es..!

—¡Siguiente! —la exclamación, para nada amable, del vendedor la hizo callar y avanzar.

—No había necesidad de ser tan cruel —le dijo Dea, abochornada y él le sonrió con falsa amistad.

—Si amas tus dientes y amas hablar yo tú, cuidaría las próximas palabras a soltar —se le adelantó Miriam y él la miró, fijamente.

El chico se intimido si, por lo que solo la miró y procedió a darle el pedido a las dos chicas delante de mí, las cuales son, Deborah y Miriam hasta que llegó mi turno y le sonreí amable cuando me paso mi pedido.

Pero..

Él no soltó mi pedido, así que forcejee un poco hasta sacarlo de la ensoñación que tiene con Miriam, porque si, la está mirando y al darse cuenta de que vi todo se sonrojó. Y si me preguntan, si, el chico es un hermoso pelirrojo de ojos marrones y pecas, que quedo flechado por mi amiga.

—¿Siempre es así? —me preguntó después de aclararse la garganta y ver que aún no me voy por estar viéndolo con una sonrisa divertida.

—Si, pero no difícil de..

—¿Yarida? —la mención de mi nombre corto mi discurso y me hizo mirar de manera rápida al causante del llamado.

—H-hola —le di una sonrisa mientra alzo mi refresco.

—Me da gusto verte —me dio una sonrisa e iba a venir hacia mí, pero la chica a su lado se lo impidió haciendo que él se quede en su sitio.

Dicha acción hizo que él se aclare la garganta al mismo tiempo que se rasca la nuca, yo me pare bastante recta. Ok, me ha mentido, ella si es su novia, y aunque la otra vez sentí una felicidad inmensa ahora que la veo arrecostada de él, marcando territorio, me hace sentir, ¿enojada? Quizás.

Yo suspiré como si me estoy preparando para decir lo más doloroso para alguien, pero que no es así.

—Este.. nos vemos después.. —lo mire fijamente como si no me se su nombre, ya saben, hay que saber disimular.

—Joseph —asintió y yo también.

—Adiós, Joseph —me di vuelta para volver con mis amigas que tienen que estar sentadas, esperando por mí, pero no avancé porque choque con otra chica.

Mi refresco le cayó encima y mis palomitas se dispersaron en todo el lugar, así que no me extrañó tener los ojos bien abiertos. La chica frente a mí me miró con todo el odio posible, por lo que no lo pensé dos veces.

—Lo siento —me excuse y ella soltó una risita irónica.

—Una disculpa no arreglará mi ropa, idiota —intentó darme una galleta, pero le detuve la mano y alcé una de mis perfectas cejas.

—Es cierto, una disculpa no va arreglarlo, pero por lo menos te di lo que muchos no harían, así que siéntete honrada —solte su mano de manera brusca, haciendo que de un paso hacia atras—. Si me disculpas, tengo una película que ver.

Pase de ella y quede frente a Joseph, que me ve sorprendido, por lo que mis nervios se activaron de manera rápida; sin embargo, lo esquive y me fui a pasos rápidos, tan así que tuve a punto de caerme con mis propios pies, pero pude mantenerme en pie y antes de entrar a la entrada que da hacia la sala de cine mire por arriba de mis hombros y lo encontré mirándome, pero eso se vio interrumpido por su novia, quien lo halo haciendo que deje de verme.

Yo entre al caminito, aún sorprendida de haber detenido aquella chica porque es que yo nunca me defendí, de hecho en la actualidad Miriam es la que se encarga de nuestros problemas y gracias a ella nadie nos mira o toca porque no quieren problemas con los hermanos M.

Entre a la sala y visualicé a mis amigas en la última fila de la sala, por lo que fui a su encuentro y como siempre, quede en medio de las dos y no pase desapercibida sus miradas juzgonas al no verme nada en las manos.

—¿Y tu..?

—Las he dejado en la ropa de una chica y el piso —me cohibí en mi asiento.

—¿Ves, Deborah? —Miriam la miró—, Te dije que no era buena idea dejarla hablando con Joseph —se cruzó de brazos.

—Veo que tenías razón —le dio la razón Deborah.

—¿O sea que lo planearon todo? —las mire indignada.

—No del todo, solo te dejamos cuando él se acercó a ti —Miriam le restó importancia y se metió un puño de palomitas en la boca.

—Oh, buen..

—¡Ya callense! —gritó un tipo—, ¡Si no quieren ver la película salganse! —su grito hizo que Miriam se pare.

—¡Pero ni siquiera a comenzado! —le tiro el tazón de palomitas, rebotando en la cabeza de este y haciendo un desastre.

—¡¿Estas loca?! —la miró indignado.

—¡¿A quien le dijiste loca?! —Miriam bajo y nosotras le caímos atrás para detenerla, pero fue inútil.

La guerra de palomitas y toda clase de comida no se hizo esperar y esto se volvió un todos para todos, hasta que la seguiridad intervino y desaparto a los principales problemáticos, Miriam y aquel tipo, el cuál no quedó bien parado.

Sacaron a todos y la sala fue cerrada, por lo que cada quien perdió su cualto porque la sala la estan limpiando, asi que no podremos ver la película.

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora