Han pasado días, semanas y meses y eso tengo de relación con Ismael, exactamente dos meses, meses en los cuales no voy a mentir y decir que no extrañaba estar con él, pero tampoco mentire al decir que las cosas son iguales..
Y no, no es por él, sino todo lo contrario.. por mí..
Siento que lo estoy traicionando y que estoy siendo hipócrita con él, así que a veces me abarca ese sentimiento de que no lo amo como quiero, porque en vez de tenerlo todo el tiempo en la cabeza, como cualquier persona enamorada, no lo hago, sino que en vez de eso aparece un chico de sonrisa alegre, forrada de unos brackets azules cielo y de cabello rubio, el cual me tiene con el corazón dividido porque al principio pensé que lo iba a olvidar, que solo sería un gusto curioso, pero no.. allí permanece más fuerte que nunca.
Suspiré nerviosa y él lo notó, lo se porque acarició mi oreja para después pasar su brazo por mis hombros.
-¿Todo bien? -susurró en mi oído, al mismo tiempo que pone en pausa la película que estamos viendo.
-Si -cerré los ojos disfrutando de su forma de calmarme-, Solo que..
Iba a decirle lo que ha estado aquejandome acerca de mis sentimientos, pero no quiero desilusionarlo tan rápido, solo tengo que aprender a amarlo como antes, solo eso..
-¿Solo? -me miró curioso, pero ahí mismo la puerta fue abierta, dejando ver a su padre.
-¡Oh, Yarida! -se sorprendió al verme, pero después me sonrió.
-Hola, señor Orlando -le devolví la sonrisa.
-No sabía que estarías aquí esta noche -cerró la puerta con su espalda porque viene cargado-. ¿Te quedas a cenar o ya cenaron? -nos miró a ambos.
-Solo comimos palomitas, así que.. si no le molesta a Ismael puedo quedarme -mire a mi novio de manera divertida y el bufó.
-Ese no es un problema, ojalá tenerte siempre cerca -me atrajo a su cuerpo.
-Eso es un si -su padre sonrió con diversión y entró a la cocina.
Lo alcanzamos y lo ayudamos con las dos fundas que trajo, porque la verdad se ve agotado. Trae su traje echo un desastre y a pesar de ser un hombre de cuerpo que es medio robusto y mirada intimidante, hoy parece un loquito, sin ofender..
Su cabello lo trae desordenado, su traje echo un desastre con las manga de la camisa hasta los codos y una mirada cansina y vacia, con dos bolsas negras bajos sus ojos, pero que casi no se ven por su color de piel.
-Ismael y yo podemos encargarnos de la cena, usted se ve un poco cansado, permitase descansar hasta que este la cena -le sugerí.
-Hija, no..
-Haz caso por una vez en tu vida, papá -Ismael lo miró seriamente y el ambiente se volvió tenso por unos segundos.
-Ahora vuelvo. No quemen la cocina -aconsejó mirando a su hijo con extrañeza.
-Descuide, suegro..
Él salio decaído, como cuando entró y me volví hacia Ismael, con una ceja alzada.
-¿Que? -me miró con pena-, Es muy gruñón, por eso se la pasa todo cansado -se sentó todo abochornado en la silla.
-Ok..
No dije más y procedimos hacer la cena, la cual fue pasta con todo lo de la ley mientras hablamos, nos reímos y nos damos unos que otros besos clandestinos, no queremos que su padre nos llame a la atención por estar haciendo eso en vez de estar cocinando.
Cuando estuvo la cena, arreglamos la mesa y nos pusimos a esperarlo para servir y cenar, pero no duró mucho cuando entró a la cocina con ropa mas cómoda, cabello húmedo y rostro un poco más vivo, antes parecía un muerto.
-Provecho -dijo cuando se sentó.
No dijimos nada, más yo procedí a servirles para comer. Y no mentire acerca de que el ambiente fue muy bueno, es como esos donde mis padres se ponen a hablar, uno echa sus chistes malos y el otro se ríe.
En este caso, los chiste malo lo suelta una persona llamada Yarida, si, yo, y ambos se ríe porque le da más gracia mi risa que el chiste.
Después de cenar su padre se retiró porque está cansado y mañana debe de trabajar, así que no nos quedo de otra que seguir viendo la película de rápidos y furiosos ocho.
La estamos viendo en orden y vamos por esta. Cuando se acabó recogí mis cosas en espera de Ismael que fue a su habitación por algo, la verdad no se, solo me dijo: "Vengo ahora".
Me pare del mueble para ir a la cocina por un vaso de agua, pero un mensaje de Dea me hizo pararme a mitad de camino para contestarle, por lo que no sentí cuando se acercó hasta que me abrazó por la espalda, poniéndome su barbilla en la cabeza.
-¿Por que no te quedas? -preguntó como todo un niño chiquito.
-Porque no le avise a mi madre, ya sabes como se pon..
-Ya hable con ella, de hecho lo hice cuando te fui a buscar esta tarde -me interrumpió y yo me volteé para verlo, incrédula.
-Ya esto no me gusta -me hice la ofendida-, Debiste decirme y así traería una ropa de repuesto -cerré los ojos cuando beso mi frente.
-Ella siempre ha confiado en mí, además esta feliz que vuelva contigo, por eso me dijo que si sin consultarte -me abrazó más fuerte.
-Si. Pareces su consentido -hice un puchero y él soltó una risita ronca.
-Yo no diría eso.
Tomó mi rostro en sus manos y comenzó a besarme, pero el beso no duró nada, o mejor dicho, no fue profundizado porque su padre lo interrumpió con un: "Dejen de estar pasando saliva en medio de la sala".
Eso me apeno, por lo que salí a millón para la cocina, tome un vaso de agua y procedí a beberlo. En eso entró el suegro con cara de sueño y cansancio. Fue a la nevera por un vaso de agua y se tomó unas pastillas que tenía en la palma, cosa que me extrañó.
-Me alegra que estes con él, últimamente ha estado sonriendo como hace mucho no lo hacía.. gracias -me dio una sonrisa debil y salió de la cocina.
Yo me quede ahí, más triste porque no se si pueda hacer que siempre este feliz, y ese sentimiento y peso de mal gusto que sentí cuando me dijo eso, me hizo sentir más mal todavía.
Deje el vaso en su lugar después de lavarlo y salí. Ismael me esperó en medio de la sala, donde lo dejé, y subimos a su habitación, habitación que es de color blanco totalmente, con muchos trofeos, medallas y logros en una esquina de su habitación.
Es la típica habitación poco decorada con solo una cama, armario, baño y escritorio, y con los únicos adornos que ya les mencione. No hay ni una foto de él con su familia ni nada, solo en la que aparecen debido a las actividades en la que había ganado cualquier premio.
Él siempre ha sido un chico competitivo, por algo era el chico popular de la escuela, a pesar de ser inteligente era muy bueno en lo que hacia.
-Quiero hacer algo contigo, negra -me trajo a la realidad, por lo que lo mire. Él me mira con una sonrisa divertida.
-¿El que? -curiosee mientras me siento en la orilla de su cama.
-Ven..
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DESDE LA LEJANÍA. (Completa).
Teen Fiction¿Brechadora? No. ¿Chismosa? No. ¿Metiche? Bueno.. no. No lo soy. ¿Acosadora? ¡JAMÁS! Solo soy una chica... ¿Observadora? Si, eso, observadora.