16) Invitación improvisada.

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Odio esto, y me diran, ¿Por que? Pues porque ahora estamos las tres mirando al frente, aburridas, porque no pudimos conseguir ver la película, además de estar un poco sucias por los refrescos y demás comidas voladoras de hace raro.

—¡Me rindo! —exclamé mirando en redondo el parque donde estamos—, ¿Que haremos ahora?

—Estaba pensando en..

—Dios les bendiga, chicas —esa voz que interrumpió a Miriam me hizo mirarlo, como si fuese un imán que hala mi mirada a él cada que habla—, ¿Me permiten unos minutos de sus tiempos? —curioseo al ver que las tres los miramos con curiosidad, bueno, yo lo hago con nervios.

—Claro, no tenemos problema con eso, ¿Verdad, Yada? —Miriam me dio una mirada perversa y él me miró, curioso, por lo que le di una sonrisa nerviosa.

—Así es, tómate tu tiempo.. —baje levemente la mirada a mis manos, nerviosa.

—Bien —nos dio una sonrisa tierna, una que me hizo mirarlo embobada—. Ya que las encuentro en el camino me gustaría invitarlas a un culto especial que tiene la iglesia la noche de hoy, y ya se que es algo un poco repentino —procedió a darnos unos folletos pequeños con una paleta pegada en la parte de atrás, muy cute—, Pero quizás sea Jehová haciendo que me las encuentren para que vayan —tomó distancia de nosotras, poniéndose delante de nosotras—. ¿Que dicen? —preguntó con su vista fija en mí, poniendome más nerviosa—, Veran que no se arrepentirán —sonrió feliz, aún mirándome, por lo que quite la mirada y mire a Deborah, la cual esta a mi lado.

—¡Claro! —asintió Deborah, feliz de la vida, pero Miriam la codeó disimuladamente—, Sería perfecto, pero.. —se quedo inconclusa.

—¿Pero? —él la miró, un poco desilusionado de que no vayamos.

—Pero —enfatizó Miriam, haciendo que todos la miren—, Nosotras dos —señaló a Dea y luego a ella misma—, Tenemos algo muy importante que hacer, así que será otro día, aunque.. —enfatizó otra vez, al verlo más desilusionado y yo me removí incomoda—, Yarida esta más que libre, estoy segura que ella estará encantada de acompañarte esta vez, ¿Verdad, Yada? —codeó a Dea otra vez y esta lo hizo hacía a mí.

—Claro —mi voz salió aguda, por lo que me removí otra vez, nerviosa por esto—, Puedo ir, te-engo mucho tiempo libre —le sonreí nerviosamente por el peñicon que tengo en la costilla por parte de Dea.

—Oh, eso esta más que bien —asintió feliz de la vida.

—Si, nosotras ya nos vamos, disfruten del culto y quizás otro dia vayamos todas —Miriam le dio una palmadita, después de tomar la llave de mi jeep y se fue con Deborah, quien alzó sus pulgares en forma de positivismo, haciendo que me ponga más nerviosa.

—¿Nos vamos? —inclinó su cabeza hacía un lado, al ver que solo miraba por donde se fueron mis amigas.

—Es.. si, claro.. vamos —me pare y esperé que él comience a caminar para hacerlo yo.

El va adelante de mí, caminando a pasos lentos dandome mi privacidad atrás, mientras silba una melodía bastante agradable, pero eso a mí no me calma.

Yo voy muy nerviosa e incomoda, ¿Por que? No quiero que aparezca su novia y que tenga que hablarle o no se, la simple idea de verla me incomoda y aunque él me diga que no es su novia su comportamiento lo hace contradecirse.

Suspiré pesadamente y él paró su andar haciendo que casi choque con él, pero gracias a mi reflejo pude parar a tiempo. Alcé mi mirada hasta él, sorprendida y lo encontré escudriñando mi rostro, pensativo.

—¿Que..?

—Ya te lo dije, ¿No? —me corto la oración y yo hundí mi entrecejo.

—¿Perdón?

—¿No te había dicho que ella y yo no somos nada? —hundió su entrecejo, como incomodo y yo abrí mi boca, incrédula.

—Bueno, si, pero no es algo que me incumba, creo que no debes de decirme si tienes novia o no.. —susurre, inquieta.

—Lo se, lo tengo claro —suspiró—, Pero tu comportamiento me hace aclarar las cosas, y no se.. me siento en la necesidad de hacerlo contigo —confesó confundido, mientras se acaricia el pecho de manera disimulada.

—Yo.. —cerré mi boca de golpe cuando el comenzó a caminar y lo seguí, más confusa que antes.

Él volvió a pararse, pero esta vez frente a un carro color negro que hay más arriba de donde nos encontrabamos y abrió la puerta de copiloto para que entre.

Yo lo mire incrédula y el murmuró un: "sube" y ese fue el alto voltaje que necesite para caminar como un robot hasta él y subir al auto.

Él rodeó el vehículo y subió, prendió el aire, puso musica y procedió a manejar. Más yo me puse a mirar otra cosa que no sean sus manos moverse sobre el volante y así.

Minutos después llegamos a una iglesia y si, por lo menos si se que es eso. Él se desmontó y me abrió la puerta para que salga.

Asi lo hice, salí y él procedió a parquear el carro en un patio-estacionamiento que tiene dicha edificación para después hacerme seña de que me acerque a la entrada, donde me termine de encontrar con él. Nos paramos en la entrada.

Mi boca se abrió levemente al ver a tantas personas adentro, pero mi asombro no duró mucho cuando sentí una calida mano tomar la mía.

El respingo fue instantáneo y él se echo a reír, por lo que me avergonce. Él saludó a las personas paradas en la puerta, quienes me dieron la bienvenida y comenzo a caminar, más no avance haciendo que él le de un leve halón a mi mano, sacandome de mi trance.

—¿Donde gustas sentarte? —me miró por arriba de su hombro y tuve que dejar de mirar nuestras manos unidas para verlo.

—Bueno.. —balbuceé y mire el lugar en redondo, tratando de buscar donde sentarme.

El lugar esta casi lleno de gente, pero la mayoría poseen un poloche color verde claro con unas letras grandes delante que dice: "JESÚS". Y todo estan sentados adelante, como dejando a las personas que no son de la iglesia, o invitados, en la parte de atrás.

Y lo entiendo, la mayoría, incluyéndome, preferimos estar atrás y ver todo desde atrás porque es un lugar nuevo para nosotros y ellos lo saben entender, aunque bueno, te invitan a sentarte donde gustas y la mayoría eligen atrás, o eso estoy viendo.

—Pues.. —volví mi atención a él—, Creo que me sentaré aquí —señale la parte de atrás y él asintió.

—Pues vamos —dijo.

No lo contradije y me senté en la última fila de sillas. Él soltó su mano de la mía y se quede de pie, frente a mí.

—¿Que sucede? —me vi preguntando.

—Estaré en el altar, en el area de sonido. Te veo al terminar, ¿esta bien? —curioseo y lo entendí todo. No quiere dejarme sola, tan lindo.

—Esta bien.. —le di un asentimiento de cabeza y él se fue.

Lo vi rodear a las personas por la orilla hasta subir al altar, el cual es como un escalón mas arriba de donde estamos y consta con otro más arriba.

Este es como dos escalones más arriba y pose una plataforma más linda que la de abajo, o mejor dicho, más delicada, misma que tiene cinco silla decoradas de plateado con verde, una hermosura.

Abajo tiene un lado donde están los instrumentos y músicos, quienes estan hablando entre ellos mientras arreglan sus instrumentos.

Pero..

DESDE LA LEJANÍA. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora