Capítulo 14.-

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POV JIMIN

En este último tiempo he pasado por cosas impensadas, me sentí humillado incluso por mí mismo en más de una ocasión, pero nunca sentí tanta vergüenza. Cuando el señor Jeon señala lo de mi traje quiero que me trague la tierra; sentí hervir mis orejas y aunque no me pude ver, sé exactamente de qué color tenía el rostro. ¿En verdad piensa que no me baño? No tengo perfume; eso lo sé, pero no huelo mal... en verdad juro que no huelo mal. No tengo otro cambio de traje para ponerme. En casa... en la casa mis padres tengo decenas de trajes, camisas y zapatos. Pero en mi actual vida solo tengo este. Lo llevo a la lavandería con el dinero de Yuri, lo cuelgo por las noches para que no tenga arrugas; no pensé que mi jefe miraría ese detalle; pero es más que obvio, estoy trabajando en una prestigiosa empresa y yo solo estoy vestido así.

Me sentí tan bien por un momento cuando lo escuché pedirme POR FAVOR que le señalara el error en el expediente. Fue la primera vez que no sentí que me iba a gruñir. Duró tan poco, ¿de donde sacaré un traje para mañana? ¿O zapatos nuevos? Quizás si me cambio el peinado...


Mi jornada de mierda termina al fin, la vergüenza, la desdicha me consumió todo el día. Estoy cansado, tengo hambre, estoy triste... no me gusta victimizarme, pero es que en este momento no tengo nada bueno que esté pasando en mi vida.

Saliendo de la empresa paso por la cafetería para saludar a Lynn; después de todo llevo poco tiempo aquí y ella siempre ha sido muy amable conmigo, y le debo que me haya enseñado cómo le gusta realmente el café al ogro. Me siento en la barra mientras ella recoge las últimas mesas.

—¿Mal día?—Me pregunta mientras lava las tazas y platos.

—De mierda por mil— Respondo recostándome sobre mis codos sobre la barra.

La veo recoger comida restante y colocarla cuidadosamente en una caja blanca y eso llama mucho mi atención.

—¿Qué haces con esa comida, Lynn?—

—Umm... ¿esto?— Señala la caja— es comida que se prepara y los ejecutivos no terminan de comer, o simplemente la encargan y luego no la vienen a buscar. Al final del día tengo que tirarla, así que prefiero guardarla en una caja y dársela a algún vagabundo que encuentre de camino a casa.—

Me da vergüenza, pero también tengo hambre. Sé que mi cuerpo está débil, sé que necesito comida y que solo con café no puedo vivir. ¿Cuánto paso desde la última vez que mastique algo que no fuera pan?

—Emmm... ¿tú crees que, por esta vez, yo podría llevarme la caja?—carraspeo antes de seguir hablando como si eso eliminara mi vergüenza— Verás, por donde paso de regreso hay niños en la calle y me gustaría dársela a ellos. — Mentí.  Sí claro que veo niños en la calle, pero yo también necesito comer, esa comida es para mí y ya se me activaron las papilas gustativas de sólo pensarlo.

—Claro Jimin ¡wooowww....me gusta que tengas ese pensamiento!. Estoy segura de que ninguno de los jefes de aquí piensa en eso cuando dejan botada la comida. Además de ser un hombre realmente muy guapo, tienes buen corazón. —

La veo sonrojarse, cuando se acerca a mí a través de la barra me extiende la caja y me ¿acaricia? la mano. ¿Qué?

—Jimin, puedo preguntarte algo?— Ay Dios, que no me diga nada de la comida...

—¿T-tu... tu tienes pareja? ¿O estás casado tal vez? ¿Te gustan mujeres u hombres? ¿Tienes hijos?—

—¡Heterosexual! ¡Soy heterosexual! —Lo digo casi tartamudeando en un tono tan alto que los abogados del piso 8 que iban saliendo se giraron para verme.

Ya lo tengo grabado en la mente. Las mujeres; me gustan las mujeres, pero hace tanto tiempo que ni siquiera pienso en eso que me toma por sorpresa. Qué ironía, estoy en esta situación por ser homosexual y pensar en hombres es lo último en mi lista.

—Genial, mejor para mí— me responde con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Me está coqueteando? ¿A mí? ¿Con este cabello y este traje? ¿Es ciega esta mujer?

—Ya me marcho, gracias Lynn por esto—le señalo la caja. —Ten un buen descanso. Hasta mañana. —

Ya en la puerta de salida me topo con el señor Jeon, el con su porte impenetrable como siempre, se detiene a mi lado, me mira de arriba abajo, y su mirada se posa en la caja. Que no pregunte por favor... que no pregunte...Me hago a un lado y le señalo que prosiga delante de mí, asiente con la cabeza sin expresión alguna y se va. Siempre tan simpático mi Jefe...

—Ahhhh... —con un sonoro suspiro dejo salir el aire que llevo retenido hace como cinco minutos y salgo a mi destino.

Qué nervioso me pone este hombre. ¿Alguna vez dejaré de sentirme cohibido con su presencia? Es que... es tan osco, ogro, tosco, falto de simpatía o agradecimiento, que solo puedo pensar en conservar la distancia y tenerle algo así como temor.


En vez de irme hacia el refugio, me siento sobre el pequeño muro que hay afuera de la empresa, a esta hora ya no quedan empleados, hoy fue agotador pero todos salimos a horario, así que tengo tiempo de comer tranquilo y luego irme al refugio.

Sinceramente, no me creí capaz de devorar comida de esa manera. Ni siquiera sé si en algún momento mastico... solo siento la comida caer en mi estómago vacío y parece no llenarse nunca.

Me como todo, hasta las migajas: un trozo de medialuna y uno de pizza, así en ese orden. Prácticamente limpio la caja con la lengua. Hacía tanto que no comía. No me importa que la caja tenga mezclada comida del desayuno con la del almuerzo, tampoco que a la hamburguesa le falten un par de mordiscos que le habrá dado vaya a saber quién. En otro momento me hubiese dado asco. Ahora no... ahora es simplemente comida que necesito para sobrevivir.

Después de engullir todo me siento culpable, quizás debí haber llevado algo para el resto de las personas del galpón, pero en verdad tenía hambre.

Al menos hoy es un día mejor porque hoy comí comida real. No fue solo pan. Las cosas van mejorando... al menos hoy. Exceptuando lo del traje, claro está...

¿Qué me estás haciendo, nene? ||KOOKMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora