Capítulo 44.-

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POV JUNGKOOK

La luz que entra por la ventana me aniquila los sentidos y el dolor de cabeza que siento me va a hacer explotar las sienes. Pero me obligo a abrir los ojos y me encuentro cómodamente acostado en la cama de mi habitación, sin zapatos ni chaqueta. No tengo la menor idea de cómo pasé de estar riendo con Jimin a despertar aquí.

Dormí una eternidad. Es casi mediodía y es la hora en que sirven el almuerzo, así que luego de una larga ducha y tres litros de agua bebida; me dirijo a la planta baja esperando encontrar a mi asistente. Una hora y media después, Jimin no ha hecho acto de presencia, pero no quiero enviarle mensajes ni llamarlo porque quizás quiso almorzar en la habitación.

Ya listo para asistir a la primera reunión, el aparece enfundado en su impecable traje negro y nuevamente tiene puestas las gafas para sol que le sientan tan bien. Se ve descansado así que supongo que abandonó la compañía de anoche para ir a dormir mientras yo seguí bebiendo como loco. Al menos uno de los dos tendrá las luces encendidas hoy; porque mi resaca me está matando.

De camino al lugar donde se dará el encuentro con el resto de los abogados y letrados, Jimin va inmerso en unas carpetas que sostiene entre sus manos y yo solo me limito a conducir porque no quiero interrumpir lo que sea que esté repasando. Él está al tanto de la importancia de esta reunión así que estoy seguro de que quiere prepararse hasta el último minuto para que todo salga bien.

Luego de las presentaciones correspondientes, con Jimin de por medio oficiando de intérprete, nos avisan que solo falta uno de los hombres por llegar, así que nos limitamos a pedir algunos aperitivos para hacer más amena la espera.

Solo unos diez minutos después, el tipo en cuestión se hace presente y entonces podemos dar formalmente inicio a la reunión. Los nervios iniciales van pasando a medida que avanza la conversación, y debo admitir que Jimin es excelente en sus traducciones; hace que todo parezca muy simple de llevar. Pero lo que sí me está molestando, y mucho, es el Dr. Crivelli, el último en llegar, que desde que tomó asiento frente a Jimin no deja de mirarlo insistentemente con los ojos entrecerrados como si quisiera decirle algo o como si imaginara algo. Casi podría decir que lo mira de la misma manera que aquel tipo apoya-culos del bar.

No sé si Jimin no lo ha notado o simplemente no le ha dado importancia porque el sigue en su labor profesionalmente. Y es que no me voy a cansar de decir que desempeña muy bien su trabajo.

En medio de las negociaciones, mientras algunos abogados leen las propuestas, y sus respectivos asistentes están más alejados de la mesa, noto que el impuntual le habla a Jimin en un idioma que no es el español. Llama mi atención cuando veo que Jimin le responde con las mejillas levemente coloreadas. Creo que está hablando en ruso, pero es un idioma que tampoco manejo así que no sé de qué se trata la conversación, solo me limito a beber de mi Campari y ser un simple espectador. Pero el tono de Jimin se eleva un poco y puedo ver que su ceño se ha fruncido en demasía, entonces sé que algo de lo que le han dicho lo ha disgustado. El tipo intenta tomarle la mano por sobre la mesa y Jimin la retira abruptamente pero sin perder la compostura anunciando que se retira un momento para ir al tocador. No comprendo que sucedió, y unos de los otros asistentes debe haber notado mi cara de desconcierto porque tranquilamente se acercó a mi oreja y casi susurrando me dijo:

— También hablo ruso. El señor Crivelli sólo le dijo que le encantaría tener esos labios alrededor de su gorda polla—

La reunión acabó cuando, con un estruendoso golpe de puño en la mesa que hizo saltar la vajilla, me levanté, tomé mis escritos y salí hacia los baños en busca de Jimin.

POV JIMIN

No quise almorzar con el jefe porque después del acercamiento de anoche tengo miedo de no poder mirarlo a la cara. Seguramente ni lo recuerda porque estaba realmente ebrio, pero el problema aquí es que yo lo recuerdo perfectamente. No sé a qué se debió su toque de anoche, pero me ha dejado pensando toda la madrugada en el asunto. No sentí incomodidad en el momento, me asombró pero por un momento sentí el ambiente un poco denso, parecido al que se genera cuando dos amantes se encuentran de manera íntima.

Pero ahora no es momento de pensar gaymente, es momento de ser profesional y hacer mi trabajo como corresponde. Así que con mi mejor traje me dirijo en busca de Jungkook para la bendita reunión. Sinceramente estoy un poco nervioso porque debo traducir lo más exacto posible para evitar malos entendidos, además sé que Jeon está esperando este encuentro hace mucho tiempo y es sumamente importante para él y para el bufete.

Gracias a Dios todo se va desarrollando espontáneamente y puedo notar que Jungkook de a poco se va relajando. Él es realmente profesional en su trabajo, y aunque a veces su porte resulte intimidante, comprendo que es necesario en estos casos. Incluso puedo decir que se ve muy sexy con ese traje gris que ha elegido para la ocasión y exponiendo sus ideas con seriedad. Pero el idiota que tengo sentado en frente comienza a coquetearme con la mirada y me está incomodando demasiado. Me hago el tonto lo más que puedo y conservo la sonrisa porque no quiero perder la compostura, pero se va al carajo cuando el tipo me habla en ruso y comprendo perfectamente que me está diciendo que le gustaría que le practique un oral; pero en palabras totalmente obscenas. ¿Qué dice?

No quiero cagar la reunión, pero realmente necesito un momento de aire para no mandarlo a la mierda, así que me excuso y  voy hacia el baño para refrescarme un poco y poder continuar. Pero al momento de volver por el pasillo, me encuentro de frente con un Jungkook totalmente furioso, con la corbata floja y sus papeles desordenados bajo el brazo.

— Jimin, ¿estás bien?— Me pregunta agitadamente y sin dejar de fruncir el ceño.

— S-si señor Jeon, solo necesitaba refrescarme un momento, podemos volver para concluir la negociación—

— No hay tal negociación Jimin. No la habrá. No con un depravado que no respeta a mis empleados. No firmaré con ellos. A la mierda la expansión—

Jungkook se altera más a medida que sigue hablándome y yo no sé qué pasó pero no puedo permitir que esto se arruine porque no me perdonaría terminar así lo que tanto trabajo le ha costado a mi jefe y a la empresa.

— Estoy bien Jeon. Ey... Jungkook... escúchame, estoy bien. Volvamos y acabemos la reunión tal como lo habíamos planeado. No ha pasado nada grave. En verdad, no es importante—

Lo tomo suavemente del antebrazo para dirigirlo hacia donde está el resto pero de un jalón se zafa de mi agarre y mirándome más enojado que antes me dice:— Mierda Jimin. ¿Cómo que no es importante que el tipo ese te haya dicho semejante cosa? ¿Acaso no te respetas? ¿O es que te ha gustado lo que dijo?—

Solo lo miro sin decir absolutamente nada. Claro que no me ha gustado lo que el degenerado ese me ha dicho sin siquiera conocerme, pero menos me gusta el tono con el que me está hablando Jungkook. No es sólo su tono enojado por lo que pasó, es su mirada como si me estuviera juzgando. Y claro que me gustan las pollas, pero eso no significa que cualquiera pueda tratarme así descaradamente y mucho menos que mi jefe insinúe que me gusta.

El viaje de vuelta se da en completo silencio entre nosotros, solo se oye la música que se reproduce a bajo volumen en la radio del coche. Ninguno de los dos dice nada de nada. Me encierro en mi habitación sin siquiera preguntarle a Jeon como seguirá el resto de las negociaciones. A este punto creo que todo el viaje se ha ido al carajo. Estoy enojado. Enojado por el tipo desubicado, enojado porque se cagó la reunión y me siento responsable del fracaso de la empresa y enojado por lo que me ha dicho mi jefe. Quizás algo en mi le haya demostrado que soy gay y no me importa, pero eso no le da derecho a insinuarme ese tipo de cosas.

Un rato después recibo un mensaje y por el tono de la notificación sé que se trata de mi Jeon, no quisiera ni siquiera leerlo, pero es mi jefe y aun debo seguir sus órdenes.

<Ven a la piscina>

Es todo lo que dice el mensaje.

Sin nada de ganas me cambio la ropa por una más acorde y me dirijo a encontrarme con Jungkook. Está sentado en el mismo sitio que ayer.

Me acerco sin decir palabra esperando a que me informe cuales son los pasos a seguir.

El solo levanta la vista de su móvil que rápidamente deja a su costado, a cambio toma el protector solar y se acomoda en la tumbona dejando un espacio.

— Siéntate de espaldas a mi Jimin—

¿Qué me estás haciendo, nene? ||KOOKMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora