Capítulo 11.-

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El segundo día laboral me despierto más temprano para hablar con Yuri. El único número de teléfono que recuerdo es el de Tae, así que le pido el móvil prestado y le aviso a mi amigo que perdí el mío, y que por favor le escriba a mi madre diciéndole que en cuanto tenga un móvil nuevo la llamaré.

Tae, por supuesto, me regaña porque según él yo nunca cuido mis cosas y por eso perdí el móvil y me llena de preguntas sobre el nuevo empleo y sobre mi vivienda, omito decirle que estoy en la casa de acogida porque sé que se va a desesperar. Aquí estoy bien, no me sobra nada, pero tengo techo, y café, y pan. Hace algunos días que deseo fervientemente una sopa, o un plato de carne, porque no una pizza, mmmm... un poquito de ramen, Dios mío... pero bueno... aquí no dan comida... solo alojamiento, y con eso está bien.


Dejo el café a las 8.00 hs en punto en la oficina de mi jefe, saludo a Jenny y le digo bajito que está más sexy que ayer, ella se sonroja y me da una sonrisa sincera, creo que en verdad nos llevaremos muy bien.
Luego me dirijo a mi oficina a seguir con la traducción y en el pasillo me cruzo con el señor Jeon, me inclino en reverencia y quiero decirle buenos días pero me dijo que solo hable cuando quiera comunicarle algo; quiero preguntarle si necesita algo pero quizás con mi pregunta le robo su tiempo-que-vale-oro y me manda a la mierda. Así que no hago nada, ni siquiera contacto visual. Y parece que le importa un carajo porque se encierra en la oficina de un portazo. Evidentemente hoy tampoco está de humor. ¿Lo estará algún día o será siempre así?

No me importa, mientras pague mi salario y no me despida, por mí que tenga la cara de perro que se le plazca.

Avanzando con la traducción del expediente en el transcurso de la mañana, me encuentro con algo que no concuerda, hay una clara contradicción en una de las declaraciones de las partes, y entonces temo seguir con la traducción.

—Permiso señor Jeon, tengo una duda con respecto al expediente Rodríguez-López.—

—Habla y que sea rápido—

—He avanzado con la traducción y resulta que encont...—

—Al grano Park—

—Hay una contradicción en la declaración del testigo de la Señora López y no puedo seguir la traducción sin entender exactamente. —

Creo que con la mirada me asesinó por unos segundos, ¿Qué hago? ¿Grito y pido auxilio de antemano?

—¡Imposible! Hemos revisado ese expediente las veces suficientes como para haber podido darnos cuenta de eso—se sacó las gafas y se puso de pie—¿O acaso crees que en este bufete no somos competentes para hacerlo?—

Ay Jesús mío, ¿ por qué me mira como si fuera a morderme? —No señor, no digo eso, es solo que he encon...—

—Mira Park, te pedí explícitamente que tradujeras... no que te metas en el caso: te lo dije y lo repito: no necesito más abogados aquí, solo eres asistente y a eso te vas a dedicar. —rodea el escritorio para pararse unos metros frente a mí—Si crees que traducirlo es demasiado para ti y no eres capaz, simplemente dilo y yo sabré qué hacer. Quiero la traducción exacta de lo que ahí dice, ni más ni menos, ¿está claro o necesitas que lo dibuje?—

—Clarísimo señor, lo siento mucho, con su permiso, me retiro.—

Me mira casi con bronca y ni siquiera me responde. Sinceramente no me esperaba eso, no quise meterme en el caso ni mucho menos jugar al abogado, tampoco ofenderlo. Pero está claro que hay un error que ha sido pasado por alto. Me siento un poco mal sinceramente, no estoy acostumbrado a que me hablen en ese tono solo porque sí; siento que en esta empresa deberé agachar la cabeza más de una vez, pero no quiero problemas, necesito el dinero, así que hago lo que me pidió y traduzco literalmente. Mañana debo tenerlo a primera hora listo en su escritorio y todavía me falta demasiado.

¿Qué me estás haciendo, nene? ||KOOKMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora