Capítulo 29.-

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POV JUNGKOOK

La rubia llega al departamento lista para la guerra, después de la jornada agotadora de hoy solo necesito coger y eso es lo que haré. Ni bien ingresa y mirándome felinamente como suele hacer, se desabrocha el saco que le llega hasta las rodillas y debajo solo tiene lencería roja. Sin demasiado preámbulo me zambullo en ese escultural cuerpo y luego la dejo hacer, sé que ama mi polla porque ya me lo ha demostrado otras veces, así que mientras ella empieza a practicarme lo que será un maravilloso oral yo solo cierro mis ojos y tiro mi cabeza hacia atrás para despejar mi mente y concentrarme solo en el placer.

Pero no sucede.

Hace diez minutos que ella esta arrodillada allí abajo entre mis piernas y no puedo lograr una erección. Intento pensar en otras mujeres, traigo imágenes calientes a mi mente...pero nada. Jamás en la vida me ha pasado algo semejante, esto es tan denigrante.

Pienso en darle placer yo a ella, pero que va... no es para lo que la llamé, quiero ser yo el que sienta un buen orgasmo. Así que, por primera vez aplico las palabras que nunca pensé decir: —Lo siento, es la primera vez que me pasa—

Ella me mira enojada mientras se acomoda la ropa que ni siquiera llegue a quitarle y se va dando un portazo.

Creo que no volverá a visitarme... encima no recuerdo ni su nombre

Pero jodeeeerrr....solo quiero un buen polvo ¿cómo puede sucederme esto? ¿Será el estrés? ¿Tendré alguna disfunción eréctil?

Aún sigo un poco caliente por lo que imaginé que pasaría con la rubia, así que mientras me ducho intento hacer justicia por mano propia... aunque no es lo mismo, pero es lo que hay y necesito liberarme de la frustración que siento... el orgasmo se aproxima mientras sigo acariciándome la polla como si fuera la última vez en mi vida y en el momento de acabar suelto en un jadeo- ¡ahhh... Jimin!-

¡Nonono...otra vez no por favor! Voy al volverme loco. ¿Qué le pasa a mi cabeza? Quizás debería retomar la terapia que abandoné cuando adolescente. ¿Será que paso demasiado tiempo con mi asistente? ¿Pero cómo evitarlo? Para eso lo contraté. ¿Y si lo despido? Podría hacerlo tranquilamente pero no me ha dado motivos, tampoco es como si pudiera decirle: —Oh Jimin estas despedido porque me he liberado dos veces pensando en ti

Quizás solo lo recordé porque hoy lo traté demasiado mal y me quedé con un poco de culpa, pero...¿justo en ese momento debo recordarlo? ¡Mierda, mierda, mierda... me quedaré sin cabello si sigo jalándome así!



La mañana en el bufete transcurre tranquila, todos los casos están en su curso normal y ningún empleado me ha dado dolores de cabeza, y gracias a Dios porque deberé viajar a España a conocer a los colegas para poner en marcha la sucursal de la empresa y debo estar tranquilo para hacerlo todo bien. Por cierto, deberé llevar a Jimin para que me asista, habla español así que será mi traductor.

—Dígame señor—

—¿No vas a decir buen día Park?— Mi asistente no me responde y cuando lo miro directo a la cara esperando que me hable logro ver que ni siquiera me está mirando, solo tiene la mirada fija en mi escritorio como evitando mirarme directamente.

—En fin, quiero informarte que en dos semanas viajaré a España y tú debes ir conmigo, no sólo como asistente sino también como intérprete porque a mi no se me da bien el español. Estaremos solo tres o cuatro días, luego te pasaré el horario del vuelo y demás—termino de hablar y el sigue sin responderme y sin mirarme. —Jimin, me estas escuchando?—

—Si señor—

—¿Y por qué demonios no me respondes?—

—Para no quitarle tiempo señor, porque su tiempo vale oro—

Me responde robotizadamente. Lo veo como si estuviera ¿triste?, ¿miedoso?, ¿avergonzado?... no lo puedo descifrar...

—Bien, dime la agenda del resto del día por favor—

Park comienza a leer punto por punto mi agenda sin levantar la mirada del papel y yo me disocio por un momento. Lo observo muy detenidamente. Ese color de cabello le sienta tan bien, tiene los ojos pequeños y aún sigo sin saber de qué color son, su nariz es tan tierna que me dan ganas de tocarla, tiene las mejillas rellenas y sonrojadas, sus labios están menos secos ahora y son muy pomposos, quizás se aplique bálsamo porque los tiene en un tono rosado, ¿o serán así naturalmente? ¿Qué se sentirá rozarlos por un momento aunque sea con mis dedos?

Exhalo un jadeo casi inaudible cuando me doy cuenta de que al momento de llegar a sus labios tengo una erección a punto de romper mis pantalones. ¿Qué demonios?

Ni siquiera lo dejo terminar de leer y con furia le digo apretando los dientes —¡retírate Park, ahora!—

Desde arriba miro mi erección por sobre mis pantalones y no puedo creer esto. ¿Por qué de repente me puse tan duro? Ni loco me toco, primero porque estoy en la empresa y segundo porque... ¿Qué mierda, me excité mirando a Jimin? ¿Eh? ¡Qué clase de trastorno estoy teniendo mi Dios Bendito!!!

—¿Ahora te pones dura? ¿Con la vergüenza que me hiciste pasar anoche y justo ahora se te da por despertar?—Listo, le estoy hablando a mi polla, definitivamente estoy trastornado.

¿Y si lo hablo con Nam? Nonono, es una pésima idea, dirá que definitivamente estoy loco pero es que, no sé cómo deshacerme de este problema; no es la primera vez en la vida que estoy estresado, pero las veces anteriores no me ha afectado en absoluto mi sexualidad. ¡Por Dios! ¿Qué diría mi padre si le contara algo semejante? De seguro me desheredaría automáticamente.

Ya no puedo concentrarme en el trabajo en lo que resta del día, cada vez que intento redactar algo mi asistente se me cruza por la mente, bueno... exactamente mi asistente no, si no mi erección a causa de él.







¿Qué me estás haciendo, nene? ||KOOKMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora