Mientras busco algo de ropa para poner en la maleta; ignorando lo rojo y caliente de mi mejilla, escucho a mi madre llorar pidiendo a gritos a mi padre que no me corra de la casa, pero es inútil. La decisión está tomada... yo ya no soy un Park, ya no tengo dinero, ni tarjetas, ni auto, ni ropa cara... ni el amor de mi padre. Se ha esfumado todo justo en el preciso momento en que esas 2 palabras salieron de mi boca...
Soy gay...
Y no... no es que me importe lo material; no me creo el típico niño riquillo hijo del gran abogado, no ostento, no presumo... simplemente vivo (o vivía) con las comodidades que me ha otorgado el ser un Park.
Quiero llevarme mis libros, mis discos, mis perfumes, mis zapatos preferidos... mi almohada pero... Mierda!!! No sé siquiera a donde voy a ir a parar. ¿Dónde carajos voy a ir sin dinero y sin trabajo?
Mi madre destrozada entra en la habitación. Sollozando con sentimiento me abraza por la espalda pidiéndome perdón por no poder hacer nada. Aunque le suplicó, mi padre fue contundente: —una palabra más y tú te vas junto con el—
Jamás había escuchado a mis padres discutir. Y mucho menos por mi culpa; jamás les di motivos. Son un perfecto matrimonio lleno de amor y demostraciones de cariño, de esos que todo lo acuerda con solo mirarse. No hace falta que se digan nada, se conocen a la perfección y se llevan de maravillas.
Ella sospechaba de mi sexualidad porque hace algunos años, cuando el gustito por los hombres empezó a aparecer en mí y quise experimentar un poco, me encontró en situaciones un poco románticas con Jackson en mi habitación; solo un par de arrumacos, algún que otro movimiento cariñoso, pero sobre eso solo se refirió diciendo: yo siempre apoyaré lo que elijas si eso te hace feliz. Lo mismo que decía mi padre; ahora veo que en realidad solo mi madre lo decía desde el corazón.
Saca de su bolsillo un fajo de billetes y lo coloca en mi maleta...
—No es mucho, es lo que pude sacar mientras tu padre no veía... al menos para que puedas comer algo y buscar un lugar donde dormir. Por favor cuídate... ¡por favor! Llámame en un rato... prometo intentar que tu padre entre en razón, solo dale un poco de tiempo, deja que se enfríe, que pueda asimilar... no entiendo que pasa... no lo comprendo...—
—Hijo escucha...— me toma de las mejillas con sus manos temblorosas— serás mi hijo siempre, pase lo que pase, te gusten los hombres o los muñecos de porcelana, no me interesa. Mi amor por ti va más allá de tus gustos o decisiones. No te cuestionaré jamás, y aunque ahora no comprendo que sucede con tu padre, voy a hacer lo posible para que todo vuelva a la normalidad.—
Todavía en shock abrazo a mi madre, beso su cabeza y le pido que se tranquilice, le miento descaradamente diciendo que me encuentro bien y que la llamaré en cuanto esté asentado en algún lugar. Trato de hacerme el fuerte para que ella no se sienta aun peor, pero lo cierto es que no solo lloro yo, también me llora el corazón.
No logro entender lo que está pasando, no puedo reconocer a mi padre, no concibo la idea de que todo se haya ido al mismísimo carajo en un abrir y cerrar de ojos. Nunca contemplé la idea de una cosa semejante; no con una familia tan llena de amor y comprensión en la que me he criado.
Sí, me costó decírselo, pero solo era por vergüenza de hablar sobre algo tan íntimo: jamás se me ocurrió ocultarlo por temor a algo así, porque esa posibilidad simplemente no existía en mi cabeza. ¿Cómo iba a tener miedo de contarle eso a mi padre si era mi mejor amigo?
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¿Qué me estás haciendo, nene? ||KOOKMIN||
Fanfic¿Cuánto puedes esconder tu verdadera esencia solo para complacer a los demás? ¿Cuánto puedes soportar escondiendo los sentimientos cuando éstos te desbordan? ¿Cuánto tiempo más negarás que nos morimos el uno por el otro? Mi primer historia Kookmin...