Capítulo 21.-

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POV JIMIN

Me da tanta satisfacción poder pagar la lavandería con mi propio dinero. Pero a decir verdad este traje es realmente espantoso, creo que el gris me sienta mal, encima con el bajo peso que tengo, me queda enorme. Ya han pasado algunos días de mi primera paga pero casi no he tocado el dinero. Tengo miedo de que se acabe pronto. Ok. A ver... guardo un poco de dinero para la comida, medicinas y lavandería hasta la próxima paga, sigo haciendo cuentas y podría tranquilamente comprar un nuevo móvil ahora, pero debería primero cambiar mi atuendo para conservar el empleo y luego con el próximo salario terminar de juntar el dinero para el móvil. ¡Si! Así lo haré; al menos dejarán de pensar que no me baño.

Luego de comprar mis vitaminas, que por cierto son costosísimas, compro un traje nuevo a mi medida; algo simple pero en mejor estado que el que tengo, una camisa en color neutro, y una corbata a tono. Comprar zapatos sería derrochar, mejor el próximo mes. Ya con mis bolsas del centro comercial me dirijo hacia un estilista que está cerca del refugio; no sé si será bueno en su trabajo pero al menos no me cobrará tanto como un local en el centro.

Mientras cortan y emprolijan mi cabello, me tomo el tiempo de observarme en el espejo. Creo que en este corto tiempo he envejecido unos cuantos años. Quizás el cansancio y la tristeza en verdad hacen estragos en la gente.

Corro hacia el refugio para mostrarle a Yuri lo que he comprado; sé que tengo buen gusto para la ropa, pero en mi actual vida todo me genera inseguridad así que necesito una segunda opinión.

—¡Pero mírate niño! Pareces salido de una revista. ¡Qué guapo te ves Jimin! Me encanta, estoy segura de que lo apreciarán todos en la empresa, qué guardado te lo tenías, eh!—

—Ya Yuri, no es nada de otro mundo, solo me arreglé el cabello porque estaba demasiado desprolijo, y el traje es común.— Creo que estoy rojo como un tomate

—Sí, pero te ves de maravillas. Que si no estuviera tan enamorada de mi esposo te aseguro que me pasarían cosas contigo—

Yuri me halaga y yo me siento satisfecho; al menos no voy a desencajar tanto en el bufete con este atuendo. Realmente quiero continuar con el empleo.

—Oh... espera... falta algo, el último toque; espera aquí, no te vayas a mover—

Yuri sale disparada hacia la puerta del refugio y yo no entiendo nada. Aquí me quedo a esperarla, igual tampoco tengo a donde ir. Solo preparar mi ropa para mañana. Ya tomé mis medicinas y de camino al refugio me di el lujo de comer una porción de pizza; nunca pensé que extrañaría tanto poder comer; pero fue solo por hoy, mañana compraré algo más económico para cenar; aunque bien podría volver a pedirle la caja con comida a Lynn, de ese modo seguiría ahorrando.

—Aquí... aquí está... ah por Dios, no estoy en estado para correr. Aquí Jimin, esto es para ti—

Yuri entra jadeando con la lengua afuera como perrito, disparada como una bala, de la misma forma en que salió del refugio, me extiende una bolsa con colores brillantes y un moño y yo no me atrevo a tomarla.

—Vamos que no tengo todo el día cariño, necesito que lo abras para ver si te gusta—

—¿Qué es esto Yuri?—

—Ábrelo de una vez, es un regalo para ti, pero como sé que no lo querrás aceptar, lo tomarás como regalo de cumpleaños, no sé si atrasado o adelantado, pero así lo tomas—

Es una exquisita fragancia masculina; pero no cualquiera, es la fragancia Dior que yo acostumbraba a usar cuando el dinero no era un problema para mí y realmente amaba ese aroma. Me avergüenza tomarla porque sé que gastó muchísimo dinero en ella, pero también sé que esta mujer me obligará a hacerlo. Así que sin más la coloco entre mis mantas y mi ropa nueva en el rincón que ya considero mío y la abrazo en agradecimiento. Yuri se ha vuelto una persona muy importante para mí; aunque no le da la edad, siento que es lo más parecido a una madre que puedo tener en este momento, ya que la mía no ha dado señales de vida.

Ya listo para ir al bufete, me observo en un pedazo de espejo que cuelga en el baño del refugio, no alcanzo a ver mi cuerpo completo pero por lo que veo creo que estoy bien.

—Buenos días señorita Binna; que tenga usted un maravilloso día— Así, con una sonrisa, la saludo a la cara de perro porque sé que le molesta que le dirija la palabra. Ella me mira de una forma rara, no con odio sino con sorpresa y en automático me siento inseguro ¿estará mal mi ropa, me habré despeinado en el camino hacia aquí?

Ni siquiera paso por mi oficina, me detengo en el piso del señor Namjoon, pues debo continuar mi trabajo con Hoseok.

—Bueno, buenoooo....pero ¿Qué tenemos aquí? Entiendo que al trabajar conmigo sientas que te opaco, pero tampoco era para que te vinieras a la empresa así de guapo, Jimin! Bien guardado te lo tenías debajo de ese feo traje, eh—

Aunque me sonrojo me hace reír, Hoseok siempre tiene algo gracioso para decir. Y en verdad lo agradezco; es muy simpático conmigo y trabajar con él se hace tarea fácil.

—Hoseok, deja de gritar así, ya sabes que después tengo que soportar a Jeon jodiéndome por tu comportamiento. Modérate por favor; Ah, hola Jimin, lo siento no te había visto; pero vaya, que guapo estás hoy ¿te sientes mejor? Yo te veo más saludable—

— Buen día Señor Kim, sí, me siento un poco mejor, muchas gracias—

— Ahhhh... ¿tan viejo me veo? No me digas ni señor ni Kim, solo Namjoon o Nam, claro que debemos sostener la apariencia frente a los clientes, pero cuando estamos trabajando en la empresa por favor tutéame.—

— Está bien señ... digo... Namjoon—

—Bien... todo muy lindo, me quedaría a charlar con ustedes pero debo ir al juzgado, el deber me llama. Por favor-rueda los ojos-compórtate Hoseok, nos vemos Jimin, trata de no llevarte por Hoseok porque te llevará por mal camino—

Luego de que Namjoon se retira, hundimos nuestras cabezas en los papeles y no descansamos ni para tomar un café; estamos bien de tiempo, pero prefiero terminar antes de lo previsto para poder revisar el trabajo antes de entregarlo a los jefes. Aún sigo a prueba en la empresa y deseo conservar el empleo; más ahora que comienzo a valerme por mí mismo.

El teléfono de la oficina de Hoseok suena: —Hola ...Si señor, se encuentra aquí... perfecto ya le informo-

—Jimin, el señor Jeon te solicita, dejemos por hoy esto así, creo que mañana ya podremos dar los toques finales. Descansemos un poco, por cierto, ¿Qué haces por las noches antes de descansar? ¿Salimos a beber algo a algún bar?—

¿Cómo hago para decirle a Hoseok que no puedo salir por las noches porque a las 18 hs debo estar en el refugio?

—Te agradezco la invitación Hoseok, pero ya tengo planes para esta noche, seguramente será en otra ocasión—

No me gustó mentirle, pero no puedo hacer otra cosa; no confío tanto en el como para contarle mi historia; además de que no podría contársela completa, ¿Cómo le explicaría que me corrieron de la casa por ser gay cuando claramente aquí no se permite esa inclinación sexual? Nonono, no puedo decirle; seguiré inventando excusas hasta que se canse se invitarme, quizás cuando pueda rentar mi departamento pueda salir a beber con él.

—Buen día señor Jeon, me mando a llamar, ¿en qué lo puedo ayudar?—

—...

—Señor... ¿se siente bien?—



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