𝐗

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La soledad se cernía sobre Draco como una sombra incesante, un espectro que prefería evitar y esquivar, como si reconocer su presencia pudiera hacerlo más vulnerable de lo que estaba dispuesto a admitir. Sin embargo, cuando octubre desplegó su manto sobre Hogwarts, la soledad se convirtió en una adversaria imposible de ignorar. El encargo que Lord Voldemort le había impuesto arrancó a Draco de su refugio, alejándolo de las delicias de su deporte favorito y sumergiéndolo en un abismo oscuro y desconocido.

La mirada de Draco, generalmente altiva y segura, se volvió errante y perdida mientras se hallaba inmerso entre los tomos polvorientos de la biblioteca. El murmullo constante de los estudiantes que buscaban información parecía distante, eclipsado por la tormenta interna que atormentaba sus pensamientos. Fue entonces cuando, en medio de la penumbra, sus ojos se encontraron con la figura de una joven Ravenclaw, delicadamente inmersa en la búsqueda de un libro de pociones entre los laberínticos estantes.

Una sonrisa insinuante jugó en los labios de Draco al percibir que el destino, siempre caprichoso, había traído a Rosella Granger hasta él. Desde aquel enfrentamiento tenso en los vestidores de Quidditch con Benedict, Draco no la había vuelto a ver, y el mero recuerdo de la astuta estrategia de Hermione para mantener a su hermana alejada de él le arrancó una risa silenciosa. Era casi cómico cómo Hermione desconocía que su intento de separación ya había sido socavado, y Draco se regodeaba en la ironía de tener a Rosella tan cerca, oculta bajo la misma cama, mientras la biblioteca se convertía en el escenario silencioso de un juego de secretos.

Draco se alzó de la silla con una gracia que apenas sugería la prisa que lo impulsaba. Tomó su suéter y corbata con gestos rápidos, sin prestar atención a la camisa visiblemente arrugada que llevaba, pues el tiempo no le permitía ajustar cada detalle. Sin embargo, a pesar de la premura, estaba seguro de que su presencia conservaba una indiscutible elegancia. Mientras se acercaba a Rosella, el aire se cargó de una tensión sutil, como si las sombras conspiraran en complicidad con el inminente encuentro.

Detrás de ella, Draco se situó con una presencia magnética, y su voz, susurrante y provocadora, rompió el silencio de la biblioteca.

—¿No has traído a la chismosa de tu hermana para que te proteja? —su aliento acarició el oído de Rosella, quien se volvió sorprendida al escuchar la cercanía de su voz.

—No la llames así —replicó Rose, su voz firme mientras continuaba su búsqueda entre los libros.

—¿No? Tienes razón. Seguiré llamándola Sangre Sucia Mayor —Draco se burló con una sonrisa mordaz, provocando que Rosella se detuviera en seco.

—¿Qué quieres? —preguntó Rose, su tono firme revelando una mezcla de curiosidad y precaución.

La mirada de Draco se perdió por un instante en el recuerdo de la última vez que compartieron la intimidad de la habitación de Rose. Las palabras resonaron en su mente: "Ya veremos quién cede primero". Y ahora, allí estaba él, buscando a la primera persona que se cruzara en su camino para llevarla a su cama y enterrar temporalmente las sombras de su laboriosa tarea para Lord Voldemort.

—¿Estás ocupada? —dijo Draco, recargándose con despreocupación en un mueble cercano mientras la observaba detenidamente—. ¿Quieres ir a mi habitación?

—No —respondió ella, su atención fija en el siguiente libro que examinaba.

La respuesta cortante de Rose no sorprendió a Draco; de hecho, sonrió ante la previsibilidad de su rechazo. Como si la respuesta estuviera ya inscrita en el guion que ambos seguían, un juego de resistencia donde cada uno buscaba mantener su terreno.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora