𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈

2.1K 257 4
                                    

Contenido +20

Rosella había pasado el día en su habitación, sumida en el silencio que marcaba los fines de semana. Mientras se encontraba recostada en su cama, observaba a Draco, quien se hallaba absorto en una tarea pendiente para la clase de McGonagall. A pesar de compartir el espacio, una distancia invisible parecía separarlos, y Rose se preguntaba qué podría estar causando la actitud reservada de Draco en los últimos días.

Después de un prolongado silencio, Rose rompió la quietud de la habitación. —¿Ya has terminado? —inquirió con curiosidad, desviando la atención de Draco de sus pergaminos.

—Sí, ya terminé. Solo me falta hacer un pequeño resumen de un capítulo, pero no tomará mucho tiempo —respondió Draco, acomodando con cuidado sus pergaminos sobre el escritorio. Rose asintió en comprensión, pero no pudo evitar notar la distracción palpable en la expresión de Draco.

—Te he notado un poco distraído últimamente. ¿Todo está bien? —preguntó Rose con tono suave, buscando entender la razón detrás de la actitud reservada de Draco.

Draco, aún absorto en sus pergaminos, levantó la mirada hacia Rose y esbozó una sonrisa cansada. —Sí, solo son algunas cosas pendientes que tengo que resolver, pero en general, estoy bien —aseguró, intentando transmitir tranquilidad. 

Sin embargo, su sonrisa no lograba ocultar del todo la carga que llevaba consigo. Mientras organizaba meticulosamente sus libros, Rose percibía que algo más estaba sucediendo y que las preocupaciones de Draco iban más allá de las simples tareas académicas.

Rosella se incorporó de la cama con una serenidad palpable, deslizándose silenciosamente detrás de Draco. Sus manos recorrieron con suavidad los hombros de él mientras continuaba inmerso en la lectura del libro, esforzándose por no distraerse con la manera en que Rose mantenía sus manos en sus hombros, deslizándose lentamente hasta su pecho. Su mentón se apoyó en la cabeza de Draco, permitiéndole inhalar el aroma de su cabello mientras observaba con atención las palabras impresas en las páginas del libro.

—¿La tarea es para mañana? —preguntó Rose en un susurro apenas audible, tratando de no interrumpirlo.

El susurro de Rose hizo que Draco tragara saliva nerviosamente. Se había mantenido distante de ella, evitando el contacto físico para no hacerla sentir incómoda o recordarle el incidente con Benedict. Sin embargo, esa noche, ella parecía buscar su cercanía, y eso provocó que la tensión se acumulara en la parte baja de su abdomen cuando la mano de Rose acariciaba su cuello. Se esforzó por mantener la concentración en la lectura, aunque sus pensamientos se vieron momentáneamente nublados por la proximidad tentadora de Rosella.

—S-sí —dijo Draco con dificultad, desviando la mirada del libro que tenía entre las manos.

—Mmm... —respondió Rose, sin apartar la vista de las páginas del libro que hojeaba con interés.

Draco se removió incómodo, tratando de disimular el dolor que sentía en su entrepierna. Rose levantó la mirada y lo observó con curiosidad, notando la incomodidad en su expresión. Antes de poder preguntar, Draco bajó rápidamente la mochila que llevaba consigo y la colocó en su regazo, alejándola de Rose en el proceso.

—¿Estás bien? —preguntó Rose, preocupada por la reacción de Draco.

El rubio no respondió de inmediato, pero el evidente sonrojo en su rostro delataba que algo no andaba bien. Rose lo miró con atención, tratando de entender lo que sucedía.

—Lo lamento —murmuró Draco en un susurro.

El sonrojo en el rostro de Draco fue lo que delató su situación.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora