𝐗𝐋𝐕𝐈𝐈

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Advertencia: Capítulo largo, hasta el Miercoles :) 

Rosella aguardaba impaciente en el jardín, el mes de diciembre teñía el ambiente con un frío penetrante, y el viento azotaba las ramas de los árboles con una ferocidad que hacía temblar las ventanas de la acogedora casa de dos pisos. A pesar de la advertencia de Theodore sobre el viento, Rosella optó por permanecer afuera, envuelta en el abrigo que Draco le había regalado días atrás. El suave tacto de la prenda parecía ofrecerle cierta protección contra la inclemencia del clima.

Desde su posición en el jardín, Rosella miraba el horizonte, esperando ansiosamente la llegada de Draco. El reloj marcaba las siete de la noche, y la oscuridad de la temporada invernal se cernía sobre el paisaje.

— Ya son las siete de la noche, Rou. ¿No piensas entrar? —le preguntó Theodore, con tono afectuoso, mientras se abrigaba para hacer frente al viento gélido.

— Él prometió venir —susurró Rosella, su mano acariciando con ternura su abultado vientre, donde se gestaba la prometedora llegada del pequeño "Zephyros Malfoy-Granger", nombre que Draco y Rose habían elegido con cuidado. — Dijo que vendría.

El viento silbaba entre los rincones del jardín, despeinando los cabellos de Rosella mientras sostenía la esperanza de ver a Draco aparecer en cualquier momento.

— Lo sé, pero tal vez hubo algún contratiempo —respondió Theodore, tratando de calmarla.

El aire se llenó de un silencio tenso, interrumpido solo por el susurro del viento que acariciaba las ramas de los árboles cercanos.

— ¿Y si los descubrieron? —preguntó Rosella, dejando escapar su temor—. Morgan dijo la semana pasada que Isadora parecía sospechar algo.

Theodore sostuvo la mirada de Rosella con comprensión, pero procuró mantener la calma.

— Rou, no deberías pensar en eso ahora. Tal vez lo mejor es que vuelvas a entrar —instó Theodore, animándola a regresar al interior de la casa.

— Theo, presiento que algo está pasando —susurró Rose, acercándose a él—. ¿Crees que están bien? Narcissa y Lucius no han regresado, y aseguraron que estarían para la cena.

Theodore rodeó con su brazo los hombros de Rosella, ofreciéndole apoyo.

— Bueno, tal vez pasaron a otro lado. Se acerca Navidad, y ellos querían pasar una Navidad tranquila —dijo Theodore guiándola hacia la entrada de la casa—. No todo deben ser malos pensamientos; ellos vendrán. Los Malfoy siempre cumple sus promesas.

Rosella asintió, pero su mirada reflejaba una preocupación que no podía ocultar. Entraron en silencio, y al llegar a la habitación, Rosella se dejó caer en la cama, sumida en sus pensamientos. Theodore la observó con atención, sus ojos revelando la ansiedad que sentía. A pesar de sus intentos por mantener una apariencia optimista, la ausencia de noticias de los Malfoy comenzaba a afectarlos.

Theodore se acercó a la ventana de la habitación y miró hacia afuera con expresión nerviosa. Sabía que Rosella tenía razón; no habían dado señales de que todo estaba bien, lo que lo hacía temer lo peor. El viento soplaba suavemente, y Theodore sintió un escalofrío que no podía atribuir solo al clima.

Dirigió la mirada de nuevo hacia Rosella, quien seguía sentada, con la mirada perdida en la cuna que Morgan y Blaise les habían regalado para el bebé que estaba a punto de nacer. Theodore se percató de que Isadora había comenzado a sospechar sobre Rosella, y que Draco la estaba encubriendo. La tensión en la habitación era palpable, y el sonido de la llovizna golpeando las ventanas añadía un toque melancólico al ambiente.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora