𝐋𝐈

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El desgarrador momento en que Rosella se aseguró de que Narcissa, Lucius y Zephyros estuvieran a salvo al otro lado del mundo marcó el comienzo de una batalla emocional. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras observaba la distancia que ahora crecía entre ellos. Anhelaba con todo su ser poder dar marcha atrás en el tiempo, regresar al calor reconfortante de Draco y sentir a Zeph apaciguándose en el pecho de su padre. Pero el deber y la incertidumbre del presente les exigían continuar con el plan que era: regresar para reunirse con Draco y los demás.

El bosque, envuelto en sombras amenazadoras, se extendía a su alrededor mientras corrían hacia el punto de encuentro. La urgencia de su misión resonaba en cada paso que daban. Sin embargo, la tranquilidad del lugar se quebró cuando los mortífagos, implacables en su persecución, lanzaron hechizos oscuros que cortaron el aire como hojas afiladas.

—¡Protego Maxima! —gritó Theodore, conjurando un escudo protector a su alrededor mientras esquivaban los hechizos mortales.

Rosella, con los ojos aún empañados por las lágrimas, se esforzaba por mantener la compostura mientras enfrentaba la embestida mágica. Los destellos verdes y destellos de luz llenaban el aire, creando un escenario caótico y peligroso.

—¡Expelliarmus! —exclamó, desarmándo a uno de los mortífagos que se atrevía a acercarse demasiado.

—¡Stupefy! —añadió, aturdiendo a otro que se acercaba demasiado.

Sin embargo, la situación se volvía más desesperada a cada momento. Los mortífagos eran persistentes y brutales. Uno de ellos conjuró un "Avada Kedavra", pero Rosella reaccionó a tiempo y creó un escudo protector adicional para desviar el hechizo letal.

—¡Impedimenta! —gritó Theodore, ralentizando el avance de varios mortífagos.

De repente, un estruendo resonó en el bosque, y Rosella cayó en un hueco camuflado por las sombras.

—¡No! —gritó Theodore, lanzando un conjuro para detener la caída de Rosella. Pero era demasiado tarde.

Cuando Rosella se incorporó, horrorizada, el bosque parecía oscurecerse aún más a su alrededor. Sus ojos se llenaron de lágrimas al descubrir el cuerpo inerte de Blaise a su lado, víctima de un letal "Avada Kedavra". La tristeza la envolvió como una sombra gélida, sus manos temblaban mientras acariciaba el rostro ya sin vida que hacía unos momentos compartía la cena junto a los demás.

— T-Theodore —gritó Rosella, su voz temblorosa resonando en la penumbra del bosque—. B-Blaise está muerto.

Theodore llegó hacia ella, su rostro reflejando el mismo dolor y desolación. Ambos compartieron una mirada llena de lágrimas, aturdidos por la brutal escena que se les presentaba.

— Rosella, Rosella, tenemos que seguir el plan —dijo Theodore con dificultad, tratando de mantener la compostura en medio de la tragedia—. No podemos quedarnos aquí.

— Draco y Morgan estaban con él —musitó Rosella, la desesperación marcando cada palabra.

Antes de que pudieran procesar completamente la pérdida de Blaise, un estruendo resonó en el bosque, seguido por la inconfundible voz de un mortífago.

— Bombarda —escucharon, y un estallido iluminó el área circundante.

Theodore protegió a Rosella con un escudo mágico justo a tiempo para desviar el impacto de la explosión. Los árboles temblaron con la fuerza del hechizo, y los restos de ramas y hojas caídas se esparcieron por el suelo. Entre la humareda, emergieron sombras amenazadoras de los mortífagos, sus siluetas siniestras recortándose contra la luz moribunda.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora