𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈

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[...]

—¿Dónde estoy? —preguntó Rose con voz temblorosa, sintiendo la incertidumbre nublar sus pensamientos.

Isadora se deleitó en la confusión de Rose, esbozando una sonrisa satisfecha mientras jugueteaba con su varita.

—Muy cerca, pero a la vez lejos de Hogwarts —se mofó Isadora con indiferencia, desviando su mirada hacia Rose—. Sabía que la carta sería perfecta para que no sospecharas. Malfoy es un idiota, pero no quiero que nadie interfiera en mi vida con él —añadió señalando a Rose con su varita.

—¿Tu única opción es matarme? —inquirió Rose, intentando ocultar el temor que la invadía.

—Sí, pero no ahora —Isadora bajó su varita y la observó con una mirada calculadora—. Benedict me ayudó. Es justo darle una recompensa, ¿no crees?

Rosella, aún aturdida y apoyada contra la pared, buscaba comprender las palabras de Isadora. El aire estaba cargado de tensión y confusión, mientras el ambiente se volvía más opresivo con cada palabra pronunciada.

—¿De qué hablas? —preguntó, tratando de desentrañar el enigma que Isadora tejía frente a ella.

—El trato fue simple: ayúdame a capturar a Rosella, y podrás tener noches enteras con ella, hacerle lo que desees. Claro que él me persuadió de no matarte... al menos, no a menos que termines casándote con él. Después de todo, si quedas embarazada de él ahora, es más fácil quitarte de mi camino —se burló Isadora con un tono frío y calculador.

En ese momento, Benedict entró en la habitación como un depredador acechando a su presa. Se colocó en el extremo de la habitación, sellando el pacto con una afirmación inquietante.

—Es un trato, Isadora.

Isadora, satisfecha, dejó la escena, pero no sin antes lanzar una advertencia venenosa.

—Disfruta mucho tu regalo, Benedict.

Rose, presa del pánico, se precipitó hacia la puerta en un intento desesperado por escapar. Sin embargo, Benedict fue más rápido y la atrapó por la cintura, impidiendo cualquier posibilidad de huida. La desesperación se reflejaba en los ojos de Rosella mientras suplicaba con voz temblorosa.

—No, no, no —Rose gritó con fuerza, forcejeando con desesperación para liberarse de la firme sujeción de Benedict—. ¡Por favor, Isadora! No me hagas nada —suplicó, su voz resonando con angustia mientras luchaba por alejarse de Benedict, quien la tenía atrapada.

—Piénsalo detenidamente, Rosella. Si hoy decides entregarte a mí —susurró Benedict con una voz suave y persuasiva, haciendo que la joven dejara de moverse mientras sus manos la sujetaban con firmeza,— Malfoy estará en paz. ¿Sabes lo que planea hacer Isadora si te quedas con él? Te matará frente a él y luego te torturará. En cambio, yo puedo ofrecerte una vida mucho mejor —añadió mientras su rostro se acercaba al cuello de Rose, creando un ambiente cargado de tensión.

—Por favor, déjame —murmuró Rose entre lágrimas, sus ojos reflejando el miedo y la desesperación.

Aprovechando un breve momento de distracción, Rose logró morder el brazo de Benedict. Éste apenas notó su intento de escape, pero rápidamente la sujetó de la túnica. Sin embargo, con un movimiento brusco, Rose logró liberarse y corrió hacia la única salida, identificando el lugar al instante: La Casa de los Gritos. Había estado allí con Hermione y Ron en un par de ocasiones.

Benedict, furioso por la resistencia de Rose, la alcanzó y la arrojó con fuerza al suelo cuando ella intentó escapar. Rose gimió de dolor, pero antes de que Benedict pudiera reaccionar, ella logró levantarse. Aunque él la detuvo agarrándola de los brazos y la empujó contra la pared.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora