𝐗𝐗

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La mera idea de contemplar que Isadora, la amiga que le había presentado a Morgan y Matilda, hubiera compartido en algún momento una relación amorosa con Draco, y ahora se erigiera como la antagonista de su propia historia, resultaba abrumadora para Rose. No había tenido la oportunidad de abordar el tema con Isadora; esta última se encargaba meticulosamente de ignorar por completo la presencia de Rose en cualquier interacción.

A pesar de ello, ciertos recuerdos de conversaciones entre Morgan, Matilda e Isadora, que en su momento carecían de sentido, ahora adquirían una nueva y desconcertante relevancia.

—No he pasado la noche en mi habitación —rememoró Rose las palabras de Isadora.

—Ya lo sé, pude oírte desde mi habitación —se burló Morgan, sus ojos enfocados en Rose—. No te preocupes, querida, ella misma está navegando en un territorio en el que pronto se hundirá.

—¿Se hundirá? —preguntó Rose con preocupación, frunciendo el ceño ante la confusión que invadía sus pensamientos.

—Ni trates, Rose. Yo sé lo que hago —confirmó Isadora con seguridad, cruzando los brazos—. Además, hay algo más que puedo hacer. Ustedes saben que siempre consigo lo que quiero.

—Esto es diferente, Isa. Él no habla de ti precisamente fuera de la cama —recordó Morgan con una mirada significativa—. Blaise me ha confesado algunas cosas y... —dirigió una mirada tranquilizadora a Rose—. Bueno, tranquila, Rose. No te mortificaremos con los problemas de Isadora. Parece que tú tienes más problemas.

En esos días, Rose estaba mintiéndole a sus amigas, escapándose a las sesiones del ED donde ayudaba a Hermione a cubrirla para que todos pudieran aprender diversos hechizos. Así fue como simplemente se quedó con la duda, sin indagar quién podría ser la persona de la que estaban hablando. Ahora, todo parecía indicar que era Draco de quien hablaban.

La sala de Ravenclaw zumbaba con la emoción de la reciente victoria del equipo, mientras los estudiantes celebraban con entusiasmo. El bullicio se intensificó cuando una corriente de jóvenes de diferentes casas se infiltró en el centro de la festividad. Entre ellos, destacaban figuras conocidas como Morgan, Matilda, Theodore, Blaise y Pansy de Slytherin, así como Ginny, Harry y Ron de Gryffindor. Incluso algunos miembros de Hufflepuff, a pesar de su derrota ante Ravenclaw, se unieron a la celebración con una actitud positiva hacia el juego.

Rose se encontraba en medio de la multitud, compartiendo el ambiente festivo con Luna, Ginny, Matilda y Morgan. Aprovechaban la oportunidad para disfrutar del momento, sabiendo que Hermione detestaba las reuniones de los equipos de Quidditch y prefería mantenerse al margen.

A pesar de la animada atmósfera, la mente de Rose estaba dividida. A medida que observaba a su alrededor, notó la ausencia de Isadora en la reunión. Además, su inquietud aumentó al percatarse de la ausencia de Draco, a quien esperaba ver dado que sus amigos estaban presentes y su participación parecía evidente. La incertidumbre la envolvía, generando una sensación de incomodidad que la impulsaba a considerar abandonar la celebración.

—Rosella está causando sensación en el equipo de Ravenclaw; al fin algo positivo —comentó Ginny con entusiasmo.

Rosella dejó a un lado sus reflexiones e intentó sonreír modestamente. —Apenas llevo un partido con ellos, no puedo afirmar que haya conquistado el corazón de todos.

—Pero sí el de Benedict, eso es obvio —se burló Matilda al notar la mirada evidente de Benedict hacia Rose.

—Por Merlin, no me molesten —advirtió Rose con un toque de humor—. Voy por más gelatina.

Mientras Rose se alejaba, se encontró con Theodore en la sección de gelatinas, quien parecía debatirse entre las diversas opciones coloridas esparcidas sobre la mesa.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora