𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

3.5K 339 27
                                    

Contenido +18

Las mañanas en las que el silencio se apoderaba de todo, se habían convertido en una costumbre para Rose. Sin embargo, todo eso cambió cuando Draco regresó a su vida. El repiqueteo del escritorio, movido por la agilidad con la que Draco tomaba las caderas de Rosella para sumergirse con fuerza en su interior, se transformó en un sonido placentero. Agradecía que aquella mañana Draco hubiera tejido un hechizo para sellar cualquier ruido que pudiera escapar de la habitación.

—Maldita sea, Rosella, no sabes cuánto he extrañado tenerte así —susurró Draco mientras aferraba los muslos de Rosella.

—Draco —respondió ella con la voz entrecortada, ahogada por el placer que la envolvía—. Dios, solo un poco más.

—Vamos, preciosa, tendrás que venirte conmigo —instó Draco, hundiendo sus deseos con más fuerza hasta hacer temblar las piernas de Rose—. ¿Esto es lo que te gusta, verdad?

Cada palabra de Draco resonaba en la habitación, cargada de deseo y pasión. Los dos se entregaban a la intensidad del momento, dejando que el silencio de la mañana fuera testigo de la unión ardiente entre dos almas que se buscaban con avidez. Los gemidos se perdían en la atmósfera, ahogados por la magia que Draco había tejido para preservar la privacidad de su encuentro apasionado. 

—Cállate y sigue follandome —ordenó Rose, aferrándose a los hombros de Draco con desesperación.

Draco le dedicó una sonrisa, y sus labios se dirigieron a sus pechos, deleitándose con la suavidad de su piel y provocando que Rose arqueara la espalda. El placer alcanzó su punto máximo, llevándolos a ambos al éxtasis, mientras el líquido blanco se derramaba de Draco para fundirse con ella.

Habían pasado semanas inmersos en la misma rutina, escondiéndose a la sombra de todos para que nadie sospechara que su relación, aunque parecía pasajera para Rose, era algo más que formal para Draco. El secreto los envolvía en una danza peligrosa, tejiendo lazos más allá de la vista de quienes los rodeaban.

Draco sostuvo con delicadeza el cuerpo de Rose, observando con fascinación la serenidad que se reflejaba en su rostro mientras ella recargaba la cabeza en su pecho, controlando su respiración después de la intensidad de sus encuentros amorosos. Los pergaminos sobre los que Rose había estado escribiendo yacían esparcidos, testigos mudos de la llegada impetuosa de Draco, quien no podía resistirse a entregarse a ella una y otra vez.

Rose alzó la mirada, sus ojos dilatados por la excitación que aún la envolvía, aunque lentamente se iba desvaneciendo. Sus mejillas sonrojadas delataban la huella de la pasión compartida y la intensidad con la que habían disfrutado el momento.

—¿Te quedarás conmigo esta noche? —preguntó Rose, con un tono de súplica evidente en su voz, anhelando que él aceptara.

Draco, con una sonrisa tierna, asintió con decisión.

—Sí, le he pedido a Blaise que continúe con mi trabajo hoy, así que estaré aquí contigo —respondió Draco, su voz suave resonando en la habitación.

Rose, aliviada, se acomodó aún más cerca de él.

—¿Crees que Isadora sospecha algo? —preguntó Rose, preocupada por la posibilidad de que sus secretos fueran descubiertos.

—No, le dije que si dejaba de molestarte, me casaría con ella al terminar nuestro sexto año —Rose alzó la mirada ante la respuesta de Draco, sus ojos reflejaban preocupación. Draco continuó con un gesto serio,— No lo haré. Al concluir lo que él busca, ambos nos iremos de aquí, lo prometo. Theodore mencionó unas cabañas cerca de Rumania, así que escaparemos cuando llegue el momento.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora