𝐄𝐥 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐠𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚

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𝟑𝟎 𝐝𝐞 𝐀𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟗𝟕

La estancia estaba sumida en un silencio pesado, solo interrumpido por el crepitar del fuego en la chimenea y el suspiro apagado de Rosella. La joven, con su mirada perdida en la puerta entreabierta, había convertido aquel rincón en su refugio de esperanza, un lugar donde cada mañana se aferraba al sueño de volver a ver a Draco Malfoy. Su semblante tranquilo y su cabello castaño cuidadosamente trenzado, aunque evidenciaban una fatiga que se negaba a disiparse, destacaban en medio de la penumbra de la habitación.

La última vez que Draco la había sostenido entre sus brazos y sellado su amor con un beso parecía una eternidad atrás. Dos meses habían pasado desde aquel momento, y las esperanzas de reunirse de nuevo con él se desvanecían poco a poco, como una vela que se consumía lentamente en la oscuridad. No había noticias, no había cartas, solo el eco del silencio que resonaba en la ausencia de su presencia.

Theodore Nott, compañero y confidente en esta angustiante espera, se afanaba en mantener el hogar cálido y bien abastecido. La leña crujía en la chimenea, lanzando destellos danzantes de luz sobre los rostros preocupados de los dos jóvenes. Theodore, a pesar de sus esfuerzos por distraerla con gestos de cuidado y provisiones, compartía en silencio la inquietud de Rosella. Cada mañana, observaba cómo su amiga aguardaba con impaciencia el milagro de ver la puerta abrirse, o el revuelo de plumas anunciando la llegada de una carta de Draco, Morgan o Blaise. Pero el universo parecía resistirse a ofrecerles un atisbo de esperanza.

— ¿Cómo te sientes hoy, Rose? —preguntó Theodore con voz suave, ocupando el sillón adyacente, sus ojos revelando la profunda preocupación que compartían.

Rose suspiró profundamente, una expresión de agotamiento grabada en su rostro demacrado, como si llevara sobre sus hombros el peso de todos los males del mundo. Su voz, apenas un susurro, revelaba la fatiga acumulada por días de lucha constante

— Cansada, cada día peor.

A pesar de la gravedad de la situación, una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Rose mientras continuaba:

— Pero por lo menos seguimos vivos.

— RouRou, he conseguido un periódico —anunció Theodore, levantando la pieza de papel con cuidado como si fuera un preciado tesoro.

Ante la mención recordó la poción multijugos, el interés brilló en los ojos fatigados de Rose.

— ¿Entonces la poción que hice sirvió? —preguntó Rose con un destello de esperanza.

— Sí, utilicé un cabello de un mago y logré conseguir El Profeta —señaló Theodore con seriedad antes de que Rose pudiera tomar el periódico.— Pero no son buenas noticias, RouRou —advirtió Theodore, su tono indicando que lo que estaba a punto de compartir no sería fácil de asimilar.

— No puede ser — dijo Rose con incredulidad, clavando sus ojos en Theodore. — ¿Qué es lo que pasó?

Theodore negó con la cabeza, invitándola a leer el periódico con un gesto cauteloso. En la segunda página, el titular saltó a la vista, "En busca de Harry Potter y Hermione Granger, ambos desaparecidos en medio de la fiesta familiar que se llevaba a cabo". Y, para empeorar las cosas, un segundo titular: "Rosella Granger desaparecida, acusada de asesina". Rose sintió cómo sus ojos se cristalizaban ante la impactante noticia.

— ¿Sabes algo de mi hermana? — preguntó Rose con la voz entrecortada, su corazón latiendo con fuerza.

— Sí, está con vida. No sé dónde, pero todo indica que está con Ronald Weasley y Potter. Sabes que estará bien — dijo Theodore, intentando infundir optimismo en el aire cargado de tensión. — Antes de que leas la otra página, estoy seguro de que hay algo detrás de todo esto, algo que quieren obtener, y es falso.

Rose, con los ojos fijos en las líneas impresas del periódico, elevó la mirada hacia Theodore con una mezcla de tristeza y desconcierto.

— ¿Por qué me llaman asesina? — preguntó Rose, sus ojos buscando respuestas en los de Theodore.

Theodore se encogió de hombros, aunque conocía la verdad. Quería preservar la escasa tranquilidad que quedaba en Rose, así que optó por el silencio. Rose, sin recibir respuesta, continuó leyendo, sumergiéndose en las palabras impresas que amenazaban con desgarrar su mundo.

Rosella abrió los ojos, inundados en lágrimas, al leer el titular: "Draco Malfoy e Isadora Winthrop contraen matrimonio; jóvenes mortífagos brindan a la sociedad un nuevo comienzo". Theodore se acercó a Rose, tratando de sostenerla emocionalmente en ese momento de impacto.

— Lo sé, Rose, lo sé. Puede parecer cierto, pero no te dejes cegar por lo que dicen sin conocer la versión de Draco —suplicó Theodore, sus ojos reflejando la angustia compartida—. Quizás hay más en esta historia de lo que parece. No tomes decisiones precipitadas.

Rose, aún aturdida, espetó con amargura: — ¿Versión? No sabré su versión porque él ya no va a regresar — dijo levantándose de un tirón, arrojando el periódico al suelo con desprecio. — Quería sacarme de ahí solo para no tener que cargar con mi presencia.

—No, estoy seguro de que ella quiso que esto pareciera real porque sabía que reaccionarías así. Piensa, Rosella, por favor, piensa con la cabeza fría — Theodore la detuvo, colocando con delicadeza sus manos en los hombros de Rose. — En tu estado, no es bueno que te alteres. Tranquilízate.

—No puedo, lo extraño. Cada maldita noche pienso que él abrirá la puerta junto a Morgan, nos dirá que podemos irnos juntos, pero nunca llega, y me estoy agotando cada día — confesó Rose entre sollozos, desahogando la pesadumbre que la asfixiaba.

Theodore se acercó lentamente, tomando las manos temblorosas de Rosella entre las suyas. Buscó su mirada, deseando transmitirle consuelo y comprensión.

— Te prometo que, cuando tenga la menor oportunidad, lo buscaré pidiéndole respuestas. Te lo juro, Rose, solo espera un poco más. No podemos hacer nada, no contigo así. Hazlo por el bienestar de todos —insistió Theodore con dulzura, sus pulgares acariciando suavemente las mejillas húmedas de Rose—. Te prometo que, si Draco no da indicios de apoyarnos, me haré cargo de ti. No tienes que preocuparte por nada.

Rosella asintió débilmente mientras Theodore la abrazaba. Era una escena que se repetía cada noche en la que el dolor de la ausencia de Draco la envolvía. Theodore la envolvía en sus brazos, ofreciéndole la única garantía que podía ofrecerle: su protección. En ese abrazo, encontraba un pequeño consuelo en medio de la incertidumbre que se cernía sobre su vida.





𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora