𝐗𝐈𝐈𝐈

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Rosella permaneció el resto del día encerrada en su habitación, murmurando consigo misma que la situación con Draco era simplemente una inevitabilidad predestinada. Aunque las advertencias de Ginny, Luna y Blaise resonaban en su mente, se aferraba a la idea de que esto era algo normal, algo que ambos habían visto venir. Sin embargo, la verdad se volvía más clara con cada minuto que pasaba en el confinamiento de su cuarto.

La amargura se infiltraba en sus pensamientos, pero no estaba dispuesta a aceptar que la respuesta de Blaise la hubiera entristecido. Más bien, su desdén provenía de la indignación de ser considerada tan insignificante por Draco. No era simplemente el rechazo lo que la afectaba, sino la forma en que él la había descartado sin siquiera tener la decencia de comunicárselo. En su mente, no se trataba solo de una despedida, sino de un menosprecio despiadado hacia su valía.

Absorta en la contemplación del techo, Rosella sobresaltó cuando la puerta de su habitación resonó con un golpeteo inesperado. Se puso de pie, anticipando encontrar a Isadora o Luna, quienes solían buscarla al regresar a la sala común de Ravenclaw. 

Sin embargo, la sorpresa se apoderó de Rosella al abrir la puerta y encontrarse con Draco de pie frente a ella. Sostenía su túnica y corbata con una despreocupación que resaltaba su elegancia natural, y su camisa blanca, aunque desordenada, revelaba una masculinidad innegable. Los primeros botones desabotonados dejaban entrever de manera sutil la firmeza de su torso, y su cabello rubio caía con una despreocupada perfección que acentuaba su atractivo. A pesar del momento tenso, la presencia imponente de Draco Malfoy no podía ser ignorada, y Rosella luchaba por no perderse en los detalles que lo convertían en un espectáculo visual cautivador.

—¿Qué quieres? —inquirió Rosella, sin permitirle el paso. Su voz resonó con un tono de frialdad y frustración.

El semblante de Draco reflejó asombro ante la bienvenida inesperada; en su mente, se había forjado la expectativa de un recibimiento distinto, pero aún así, su expresión se mantuvo imperturbable.

—¿Ni siquiera un "extrañaba tenerte encima de mí"? —inquirió con sarcasmo, mientras una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro.

—Probablemente haya alguien más que te extrañe y esté dispuesta a soportarte —Rose estaba a punto de cerrar la puerta, pero Draco la detuvo con un gesto decidido.

—Rosella —mencionó Draco, tratando de entrar en la estancia—, ¿de qué estás hablando? Su voz revelaba una mezcla de confusión y curiosidad.

—Blaise me reveló lo que tú no te atreviste a decirme en días —abrió la puerta lo suficiente para que solo se viera la mitad de su rostro, claramente impregnado de enojo—. Parece que la otra chica ya te dejó, ¿verdad? Bueno, qué lástima. Ahora, lárgate.

—¿Chica? ¿De qué estás hablando, Granger? No he estado con nadie más, al menos por ahora —Draco corrigió con una expresión desafiante—. He estado ocupado, tengo tareas. ¿Se te olvida que este año hay exámenes para los que debo estudiar?

Rosella lo observó mientras la puerta seguía entreabierta. Era evidente que Draco no la estaba pasando bien; su semblante mostraba más desgaste que la última vez que estuvo allí. Decidió abrir la puerta por completo, dándole paso, porque ahora sabía que aún podía ganar este juego. Draco entró y dejó su túnica y corbata en la silla. Estaba visiblemente agotado; no había dormido en tres días debido a las recurrentes pesadillas que le mostraban su hogar infestado de mortífagos, un secreto que lo estaba consumiendo.

El agotamiento se apoderaba de Draco, pesando en sus párpados y arrastrando su cuerpo hacia el anhelo del descanso. La fatiga era palpable, como un pesado manto que lo envolvía. A pesar de su deseo ferviente de sumirse en el mundo de los sueños, una obligación lo llamaba antes de rendirse por completo al letargo nocturno: Rosella. Ella persistía como una figura incómoda en su vida, y antes de ceder al sueño reparador, sentía la necesidad de recordarle su presencia.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora