Meses después de la guerra
Rosella anhelaba con toda su alma que sus vidas pudieran retornar a la normalidad, pero la cruda realidad se encargaba de recordarles que la paz no llegaba tan fácilmente. Las noches se volvían una carga pesada, una y otra vez reviviendo la misma pesadilla: la muerte de Draco. Sin embargo, el tormento no era exclusivo de Rosella; Draco también se veía atormentado por sus propios demonios. A pesar de que ambos se esforzaban por construir una nueva existencia, las cicatrices de la guerra seguían marcándolos.
En una de esas noches interminables, Rosella abrió los ojos de golpe, encontrándose en la oscura habitación. Notó la ausencia de Draco a su lado y, preocupada, se incorporó rápidamente. Agarró su bata y salió corriendo de la habitación, llamando a su esposo mientras descendía las escaleras.
— ¿Draco? ¡Draco! —sus palabras resonaron en la penumbra, su voz cargada de ansiedad.
Su respiración se cortó cuando sintió la presencia de alguien detrás de ella. Giró rápidamente, esperando encontrar a Draco, pero se topó con su mirada confundida. Draco la observaba sin entender la razón de su urgencia.
— ¿Otra pesadilla? —susurró Draco, adivinando el motivo de la alarma en los ojos de Rosella. Ella asintió con pesar. — No te preocupes, yo también. ¿Quieres que prepare algo para comer? —ofreció Draco, intentando desviar la atención de la tormenta que los rodeaba.
Rosella lo miró con gratitud y se acercó, buscando consuelo en un abrazo.
— ¿Cuánto más durará esto? —preguntó con voz temblorosa, sin esperar una respuesta fácil.
— Es solo cuestión de sanar —dijo con voz suave, tratando de transmitir tranquilidad,— Pasé a chequear a Zeph y está completamente dormido, pero podemos despertarlo y quedarnos con él hasta que vuelva a dormir.
Rosella, con una sonrisa cariñosa, le respondió:
— Amor, no vamos a interrumpir el sueño de Zeph para que volvamos a dormir.
Draco le colocó un beso suave en la frente y dijo con convicción:
— Ambos sabemos que le encanta estar con nosotros. Vamos a la cocina, cenaremos, luego tal vez haremos otras cosas y dormiremos.
— ¿Otras cosas? —preguntó Rosella, dejando entrever una sugerencia más allá de las palabras.
Draco, con una mirada traviesa, respondió:
— Sí, podrías contarme lo que dijo tu hermana sobre la pelea entre Ginevra y Potter, por ejemplo. No digo que me cuentes, pero podríamos compartir ese momento.
— ¿Cómo te enteraste? Me aseguré de hablar con ella a solas —dijo Rosella, siguiéndolo hacia la cocina con curiosidad en sus ojos.
— Siempre cuidas que no escuche lo que platicas con los demás, pero nunca cuidas a Theodore —observó Draco, su tono cargado de una mezcla peculiar de reproche y complicidad mientras sus manos trabajaban con los ingredientes.
Rosella asintió, reconociendo la verdad en sus palabras. — Theodore, es cierto... —murmuró, dejando que su voz se deslizara en el aire de la cocina,— Creí que no te interesaba la vida de Harry.
Draco se acercó lentamente, sus pasos apenas audibles sobre el suelo de madera. — No me interesa, me interesa el contenido —confesó, su proximidad llenando el espacio entre ellos de una energía cargada de complicidad,— Los chismes, preciosa, me hicieron acercarme a ti.
La confusión bailaba en los ojos de Rosella. — ¿Qué quieres decir? —inquirió, buscando desentrañar el enigma que Draco le presentaba.
Draco se detuvo frente a ella, su mirada intensa. — Dijeron que rechazabas a todos, y no creí que fuera cierto hasta que me dejaste abandonado al día siguiente de estar conmigo —explicó, su tono teñido de una exageración calculada que pretendía ocultar la verdadera herida que había dejado aquel momento.
ESTÁS LEYENDO
𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18
FanfictionEn el tranquilo mundo de Rosella Granger, la hermana menor de Hermione Granger, la temeridad y el peligro eran ajenos. Distinguida alumna de Ravenclaw, Rosella seguía los pasos de su hermana, manteniéndose alejada de las "aventuras mortales" que Har...