𝐗𝐋𝐕𝐈𝐈𝐈

1.9K 221 18
                                    

Rosella se encontraba sumida en pensamientos en su recién estrenada habitación de la nueva casa, la cual Draco había adquirido para mantenerlos ocultos en el sur de Polonia. Junto al matrimonio también estaban Narcissa, Lucius y Theodore, formando una especie de refugio seguro para la familia. La tenue luz de la lámpara iluminaba la habitación, creando un ambiente íntimo y acogedor.

Meciendo suavemente en la silla, Rosella sostenía a Zephyro, apodado cariñosamente como "Zeph" por todos. El pequeño dormía plácidamente en sus brazos, ajeno a las inquietudes y preguntas que rondaban la mente de su madre. Después de dos semanas desde su nacimiento, Rosella finalmente encontraba un momento de calma para reflexionar sobre las palabras de Draco.

— ¿Benedict intentó hacerme daño? —preguntó Rosella, mirando a Draco con una expresión de desconcierto en su rostro,— ¿Por qué no lo recuerdo?

Draco la observó con compasión en sus ojos. Se acercó a ella, tomando asiento a su lado antes de responder.

— Pensabas que había muerto, no podías dormir, Rose. Sabía que eso podría afectarte, por eso Snape decidió eliminar ese recuerdo de tu mente —explicó Draco, manteniendo la mirada fija en la mujer que tenía entre sus brazos a su pequeño.

El silencio se apoderó de la habitación mientras Rosella procesaba la impactante revelación. La idea de que alguien hubiera manipulado sus recuerdos la dejó perpleja y con una sensación de vulnerabilidad. Finalmente, encontró palabras para expresar su sorpresa.

— ¡Oh! —exclamó Rosella, sus ojos buscando respuestas en los de Draco,— Entonces, ¿él está vivo? —preguntó.

— Sí, cariño. Perdón por no decírtelo antes, pero no quería que algo te pasara con tu embarazo. Ahora que Zeph está con nosotros, necesito que te cuides —explicó Draco con sinceridad, buscando calmar las dudas que invadían la mente de Rosella.

— No tienes que pedirme perdón —respondió Rosella, desviando la mirada hacia el pequeño que dormía plácidamente en sus brazos. Acarició suavemente la mejilla del bebé con la punta de los dedos antes de continuar—. Hiciste lo correcto. Solo que me gustaría recordarlo, necesito recordarlo. Si fueron capaces de hacerme querer creer que él había muerto, son capaces de todo.

Rosella se puso de pie con cuidado, depositando al pequeño Zeph con ternura en la cuna. Con su varita, realizó un hechizo para asegurarse de que estuviera cómodo y seguro. Mientras lo hacía, sus pensamientos continuaron en un torbellino, reflejando la lucha interna que experimentaba.

— Pasando la Navidad volveremos a mudarnos de lugar. No quiero que nos encuentren —anunció Draco, acercándose a Rosella. Tomó su cintura con suavidad, atrayéndola hacia él, y le hizo apoyar la cabeza en su pecho.

— Draco, sé que hay más. ¿Para qué vino Snape? —inquirió Rosella, sin separarse de él, como si sus vidas estuvieran conectadas por un hilo invisible que solo ellos dos entendían.

Draco suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La tensión en la habitación era palpable mientras buscaba las palabras adecuadas para explicar la situación.

— Él piensa que es lo mejor que recuerdes todo, pero tengo miedo de que te afecte demasiado. No creo que debamos enfrentar las cosas de la misma manera si vuelven a suceder. —respondió Draco, su voz revelando la preocupación que sentía por su amada.

Rosella lo miró, sosteniendo su mirada con una intensidad que solo ella poseía.

— No está muerto, y me defendí de algo que él quería hacernos. Sé que es difícil, pero no puedo ignorarlo. Aunque ahora pueda superarlo, estoy contigo. Debo volver al campo de batalla. —dijo Rosella, esbozando una sonrisa llena de valentía. — Sabes que soy la mejor en hechizos. Ese idiota no me va a lastimar.

𝐑𝐨𝐬𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝐃𝐌 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora