Capítulo 10

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Max Davis

La atractiva Iana Bennet frunce su cejas con confusión ante mis palabras y relamo mis labios dejando la maleta al lado de la puerta de nuestra habitación. Su desnudez es un elixir que estoy dispuesto a probar sin importar lo costoso que sea para mi obtenerlo. Por mas que intente cubrir ses redondos pechos y su entrepierna la observo con las ansias adueñandose de mi, provocandome el deseo de tomarla justo ahora de espaldas, sujetandola del cuello mientras dejo que miembro hundirse ella, provocando que sus gemidos se vuelvan una musica erotica dentro de esta habitación.

— ¿Perdón? — escucho su voz melodica y salgo de mis pensamientos sexuales hacia la hermosa norteamericana enfrente de mi.

— Disculpa aceptada linda. Pero si tanto te molesta que este en esta habitación, ve a quejarte en la recepción — en aquel momento noto como retira las manos de su cuerpo y una sonrisa llena de maldad se posa en su rostro.

Maldita mujer...

Me tortura al dejarme observar detenidamente todo su cuerpo delante de mi, su pequeña cintura incitandome a tomarla entre mis manos y lamer su piel hasta llegar a esos pezones erectos. Me quedo anonado con una expresión de seriedad hacia ella porque me deja mirar descaramente su cuerpo, y ocasiona que cabeza se vuelva un puto capricho el querer hacerla mía. Dandome una mirada rapida la señorita — seductora — Bennett gira su cuerpo y aprieto mi mandula al ver ese culo enfrente de mi otorgandome mas deseos de los que ya conservo hasta ahora. Ella toma una bata de baño colocandola sobre su cuerpo.

— ¿Sabes qué? Quédate, no mi importa. Pero dormidas en el sillón — asegura apuntando el pequeño sillon en el fondo de la habitación, lo cual me hace sonreir.

— Somos adultos Iana y voy a dormir contigo — No dijo nada se quedó en silencio mirandome con enojo.

— No vas a tocarme Max — afirma adentrandose al baño para dejarme solo, frustrado y con el miembro mas duro que una puta piedra.

Deslizo mi mano por mi miembro tratando de calmar el dolor de la puta erección, y decido sacar de mi maleta ropa fresca para salir a dar una vuelta por la nueva adquisición de los Bennett y buscar al imbecil de Federico. Coloque una bermuda negra con una simple camiseta polo de color blanco y un par de zapatos. Dejo losnlentes de sol sobre mi cabello y tomo mi movil junto con mis cosas para salir de la habitación, hasta que su voz interrumpe mi acción.

— Espera, no te vayas todavía — La veo salir del baño con un biquiki lo bastante pequeño, una tanga que cubre solo si sexo porque su culo queda al descubierto — Ayúdame — pide con un tono de voz dulce, extendiendome la parte que cubre sus senos.

Mis dedos toman los tirantes que yacen sobre su cuello y suspiro al sentir el roce de mis dedos sobre su piel. Hago un nudo con rapidez en la parte de arriba y no me resisto a no poder tocarla. Mis dedos viajan hacia aquellos trozos de tela que cubren sus senos y los acaricia sintiendo un jadeo escapar de su boca para seguido hacer otro nudo en su espalda. Mis labios buscan su oreja, mis dientes sujetan suavemente su lobulo disfrutando de su culo pegado hacia mi entrepierna.

— Estas maravillosa, linda — poso mis labios sobre su cuello dejando un casto beso para alejarme de ella antes que la idea de follarla me nuble por completo la cabeza.

El bar del hotel se situa en medio de la piscina principal, el personal se desplaza por el ligar colocando bebidas sobre la piscina. Camino por el puente sintiendo la mirada de algunas mujeres a lo cual les dedico alguna sonrisas mientras mis ojos se fijan en el viejo de Federico, quien aparenta ser un padre perfecto, y empresario de honor.

Si tan solo el mundo conociera lo que yace detras de esa cara de imbecil...

Me inclino sobre la barras pidiendo un Coñac para el mesero y al girar mi rostro poso mis ojos en él.

Mas Que Socios ✓1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora