Iana Bennett.
El sonido de la puerta de mi habitación en el hotel hizo que me despertara aquella mañana, miré por la ventana mirando la blanca y pura nieve cayendo de manera tan linda, el mismo sonido hacia que dejara de admirar el ambiente fuera. Me calcé mis sandalias y tomé mi bata de dormir atando el nudo en la cintura pasando mis brazos por debajo de mis senos; abrí la puerta soltando un bostezo, encontrándome con un señor mayor cuyo acento no lograba entender, el señor me entregó un papel el cual acepté gustosa.
– ¿Es usted Iana Bennett?
Asentí mirando al señor que hizo una seña con su mano a su compañero. Me quede confundida al ver como su compañero hablaba en su idioma natal, y entraba con un ramo grande de rosas rojas. Fruncí mi entrecejo cuando dejo el ramo sobre la mesa en la sala de estar, el hombre canoso me observo entregándome una hoja y un lapicero, firme rápido viendo como sonría y me entregaba una tarjeta. Ambos salieron en silencio para luego dejarme sola, tome la tarjeta leyendo su contenido.
"Lamento haberme comportado con un imbécil linda, nos vemos pronto"
— Max Davis.
Lancé la tarjeta en el sillón de la habitación volviendo hacia la cama soltando un quejido, cerré mis ojos abrazando a la almohada mientras me preparaba mentalmente para ignorar al imbécil ese.
Desperté como a eso de las diez de la mañana, el frío estaba delicioso, provocaba quedarse todo el día en la cama viendo alguna serie y bebiendo chocolate caliente. Claro que tenía un inconveniente y ese era mi trabajo y por lo que había venido a Suiza. Tuve que salir con Tony toda la mañana para la firma de propiedad para la construcción, había sido una mañana bastante agotadora pero ya los deberes eran pocos, y pronto regresaría a Seattle.
— Todo ya sido excelente, Gracias por acompañarme — Habló Tony sacándome de mis pensamientos. Su impecable cabello rubio y sus mejillas rojas lo hacían ver tierno y guapo, Tony era el hombre perfecto.
— ¿Te gustaron las hectáreas? Ya me imagino todo, estoy seguro de que las ganancias serán más grandes.
— Claro.
Respondí mientras caminábamos por todo el campo solitario lleno de nieve. Sentí las manos de Tony rodear mis hombros y atraerme a su cuerpo, el frio estaba algo insoportable y agradecí que Tony me abrazara.
— Te conozco... Somos amigos, sabes que puedes confiar en mí — Expresó dedicándome una sonrisa tierna.
— Gracias Tony, pero la verdad es que me molesta que no sean sinceros conmigo.
— ¿Max no te es sincero? — Lo miré abriendo mis ojos sorprendidos.
— La prensa. Pero el punto no es ese, sino que debes saber que si una persona no demuestra lo que siente simplemente es mentira.
— El problema es que todo comenzó muy rápido Tony y aunque a veces estemos bien, en el fondo siento que solo juega conmigo.
— Lo rápido es duradero. Y no es que quiera justificarlo a él también, pero cuando un hombre juega con una mujer se conoce, y se, que Max no juega contigo — Lo miré y solo me dedicó una linda sonrisa, mientras su mano se alzaba hacía el cielo para comenzar hablar con tranquilidad.
— Eres grande, fuerte, segura y trabajadora, jamás has experimentado el amor y cuando lo hagas ni te darás cuenta de cómo sucedió. El amor es así, engañoso. Y estoy seguro de que Max y tú duraran mucho tiempo si ambos se lo proponen.
El más que nadie sabía perfectamente que nunca me he enamorado, me ha conocido durante tantos años, y estaba al corriente de que el tiempo que ambos compartimos juntos yo no estaba enamorada, ni muchos menos sentía algo por él. De igual forma pienso que es mentira que está enamorada de Max.
— Pero yo no siento eso que dices Tony.
— No es necesario sentirlo Iana, te darás cuenta en el momento que menos te lo esperes, y serás consiente de que ahora tu corazón le pertenece a otra persona.
¿Podría suceder? No lo sabía, pero tampoco quería descubrir si podía enamorarme ya que siempre he visto el amor como algo estúpido. Durante los años adopte un concepto muy doloroso del amor cuando mi padre amó ciegamente a mi madre y ella solo se fue dejándolo con una pequeña niña de ocho años. A raíz de eso el único amor que conozco es el paterno.
— ¿Por qué me dices todo esto?
Pregunté mientras nos regresábamos hacía la entrada avisándoles a los guardias que pronto vendríamos hacia las hectáreas, cuando empezamos a caminar por la calle Tony seguía con su brazo en mi hombro dándome calor mientras conversábamos de cosas triviales dejando el tema del amor a un lado, e ignorando por completo mi pregunta.
— ¿Sabes qué es lo bueno ser ingeniero? Que cada construcción es un nuevo hogar que te hace sentir orgulloso del esfuerzo con lo que lograste levantarla.
— Es impresionante como creciste tanto.
Veía a Tony como a un hermano, la manera en la que me jugaba bromas me hacía entender que toda mi vida me sentí sola, no jugaba con nadie y tenía que contarle todo a mi padre para desahogarme, claro que no me quejo de lo que pasó, pero me hubiera gustado tener un hermano. A mi mente vino una pregunta que desde hace varios minutos he querido hacerle a Tony, todo lo sucedido con nosotros fue muy bonito y me gustó, pero no era una relación, o al menos no era lo que yo quería en ese momento.
— Soy parte de tu vida Iana.
Afirmó seguro de sus palabras, y no iba a negarlo, Tony es importante en mi vida y gracias a él aprendí muchas cosas referentes a mis problemas.
— Gracias por tanto Tony.
Respondí en una carcajada a lo que él solo rio de la misma manera, dejando un beso en mi coronilla con dulzura. Llegamos a una peque escultura transitada y cubierta de nieve, donde en ese preciso lugar una pregunta escapo de mis labios impulsivamente.
— ¿Te has enamorado alguna vez?
Su mirada no dejo en mía en ningún segundo, la forma en la que su mirada tenía esa pizca de tristeza, y como esa mueca melancólica se posaba es sus labios, supe que había tocado un tema bastante duro para él.
— Solo una vez — Respondió frio y con voz gélida.
— ¿De quién?
Volví a preguntar y viendo la incomodidad en sus ojos, a la mayoría de las personas no les gusta hablar de su primer amor o la primera vez en que se enamoran, pero sentía curiosidad de saber cómo era que sabía tanto del amor, Tony había tenido relaciones, pero ninguna había sido especia para él. Entonces mi mente se nublo en el momento en el que sus manos tomaron las mías.
— Yo me enamore de ti Iana — Abrí mi boca asombrada, porque seguido de aquellas palabras mi nombre escapo de los labios de otra persona
— ¿Iana?
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Mas Que Socios ✓1
Romance"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...