Iana Bennett.
— ¿Max?
Él se giró mirándome con una sonrisa de superioridad guardando su móvil en el bolsillo de su bermuda. Sonreí confundida acercándome a él para dejar un beso sobre su mejilla sintiendo su barba sobre mi piel.
— ¿Sucedió algo? — El negó tomando mi mano caminando cambiando su expresión a una seria. Había notado como en el momento en que escucho mi voz, corto la llamada y de allí aquella superioridad.
— ¿Con quién hablabas?
— Con un socio — Respondió serio viendo a sus hombres caminar hacia nosotros.
— Ya, me imagino que por eso esa sonrisa arrogante.
Empecé a caminar segura tomando algunas fotos, con el pequeño regalo que había comprado para Max en mi bolsillo. Apreciaba mucho que Lily le hubiera comentado sobre este lugar a Max; aquí había nacido mi abuela una mujer totalmente enamorada, con sentimientos inigualables, y su ilusión disfrutar la vida sin importarle los prejuicios. Mi madre antes de irse nos contaba sobre la maravillosa vida de su madre.
El hecho de venir me hacía recordar los pocos momentos que tuve junto a mi madre. Sin embargo, Max seguía a mi lado sin decir palabra alguna y eso me molestaba.
— Iana... mírame — Susurro cabizbajo para juntar su frente junto a la mía mordiendo su labio juguetón.
— Me provocas mucho.
Le sonreí para separarme de él para observar la playa enfrente de nosotros. Max había decidido ir un rato a lo que no me negué, habíamos caminado mucho por la ciudad, y estaba algo cansada por el sol. Reservamos unos camastros donde ahora estábamos recostados, deje los lentes sobre mi nariz bebiendo del coctel que se encontraba en mis manos.
— ¿Quieres nadar?
Fruncí mi entrecejo viendo al chico de mi edad sonreírme simpáticamente, me senté sobre el camastro dándole una sonrisa viendo su piel morena. Note la mirada de Max quitándose sus lentes y levantándose del camastro acercándose al chico.
— No quiere nadar contigo — Respondió Max a su pregunta. El chico lo miro serio cruzándose de brazos.
— Le pregunte a tu hermana, no a ti — Comento furioso.
Cometiste un grave error chico.
Me levante rápido para evitar que Max lo golpeara. Me interpuse entre los dos observando la irritación en los ojos de Max.
— Es mejor que te vayas.
El chico asintió retrocediendo un paso molesto. Al parecer no sabía quién era, y que el hombre a mi lado no era mi hermano. No entendía porque todo el mundo decía eso, sin embargo, cuando el chico se giró dándonos la espalda, Max lo llamo y en el momento en que el chico se giró el puno de Max se estrelló contra su moreno rostro.
— Es mi novia, maldito imbécil.
Me quede estática viendo al chico tumbado sobre el suelo, varias personas se acercaron a ayudarlo mientras solo podía sentir la mano de Max unirse con la mía y llevarme fuera de aquel lugar con frustración.
— M-Max... — Murmure, pero él me ignoro caminando rápido junto a mí.
— Max espera — Me soltó en el momento que llegamos al muelle enfrente del yate. Me solté de su agarre dejándolo a unos cuantos pasos cerca de mí, lo miré molesta acariciando mi muñeca.
— ¡Ya basta Max!
— Aquí no Iana. Subamos al yate.
Pronuncio furioso volviendo a tomar mi muñeca, caminamos por toda la cubierta mientras que Max caminaba rápido y serio evitando los comentarios de los tripulantes. Me queje varias veces cuando se agarre se hacía un más fuerte, cruzamos la puerta de la habitación, Max cerro la puerta y yo me solté de su agarre con molestia.
— ¡¿Estás loco?! — Me miro cruzándose de brazos mientras yo le lanzaba una almohada que se encontraba a mi alcance.
— ¡Eres un imbécil! ¡Un estúpido!
Grite furiosa mientras le lanzaba las almohadas, estaba tan molesta por lo que había hecho en la playa, y también por la forma en la que me ocultaba las cosas. Me di cuenta en como sus manos se volvían puños, sus ojos estaban rojos al igual que sus mejillas, y esa sonrisa me da a entender que era capaz de cualquier cosa.
— Ese chico no te hizo nada, no merecía aquel golpe.
— Te estaba viendo Iana, estaba viendo lo que es mío.
Comento caminando para no verme a los ojos, sabía que si lo hacia su furia aumentaría si volvía a insultarlo. Comencé a seguirlo buscando una explicación a todo aquello, más estaba poseyendo algo que no le pertenecía.
— ¡¿En qué mierda estás pensando?! ¡Por Dios, no soy un objeto!
— Yo te hice mía Iana.
¡Lo voy a matar!
— Grábate muy bien estas palabras... ¡No soy tuya Max!
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Mas Que Socios ✓1
Romance"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...