Capítulo 5

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Por favor escuchar canción en todo el capítulo, si se acaba vuelvanla a repetir. Gracias💜

Iana Bennett.

Aquí me encuentro nerviosa mirando me frente al espejo observando mi aspecto con detenimiento. No quería ir a esa celebración y tener cerca de Max de nuevo,sería muy peligroso para mi gusto. Ayer en mi oficina estaba extraño... ¿Deseoso? No lo sé, pero ni siquiera nos conocemos...  ¿Y piensa que seré una más en su lista? La verdad no, siempre me he dado mi lugar a respetar y así seguirá siendo porque es solo un mujeriego mas. Aunque no puedo negar que su cercanía causa cierto efecto de descontrol en mi e incluso podía sentirme de cierta forma atraída hacia el, lo cual me hacía dudar sobre lo que quiere.

— Solo mira lo preciosa que te ves, toda una princesa.

— ¿Papá? — Lo mire con reproche y él sonrió. Y yo seguía mirando mi silueta en el espejo, detallando como el vestido que acentuaba en mos caderas haciendo me lucir atrayente.

— Vamos princesa... La llevare a su futuro castillo — ruedo los ojos, acomodando la corbata de mi padre quien me miraba con mucho orgullo.

— Listo papá.

— Que empiece la fiesta.

Estábamos llegando a la casa de Max Davis, y me sentía incomoda... ¿A quién engaño? Ese hombre me pone nerviosa con solo su mirada.

Tu solo respira profundo y relájate, no me tocará ni un pelo esta noche.

— Ya está todo listo señor, puede bajar.

— Muchas gracias. ¿Lista pequeña?

— Eso creo.

Abrió la puerta de la camioneta, bajó del auto mirándome con su sonrisa informándome que "todo estará bien" y era eso lo que hacía de mi padre el mejor... Siempre encontraba alguna solución a los problemas. Tomó mi mano y la acepte, me ayudó a bajar del auto para después colocarme a su lado, tomé su brazo entrelazándolo con el mío y empezamos a caminar a la entrada dónde se encontraban algunos reporteros. Pero ninguno nos detuvo para entrar... Mis manos temblaban en el brazo de mi padre.

— Vamos hija, deja de alarmarte tanto.

— No es cualquier cosa papá, ese hombre logra intimidarme como nadie lo ha podido hacer, y eso me inquieta.

— ¿Por qué?

— Porque puede afectarme, además estoy segura que solo quiere jugar conmigo papá.

Él solo asintió sonriendo sin responder nada. Llegamos hasta el grupo de socios quienes se encontraban en una mesa de la inmensa parte trasera que había en la casa, dónde justo detrás de la piscina, se encontraba un pista de baile y las mesas estaban llenas de gente. Mi padre me dijo que si quería saludar que fuera, pero sabía lo que trataba de hacer y no lo iba a lograr. Me quedé en una mesa apartada, donde un chico se sentó justo en frente de mí.

— Un gusto, Connor Smith, para tus servicios.

— Iana...— me interrumpió

— Todos sabemos quién eres nena, solo tranquilízate, para tu información soy Gay, y no me gustaría estar con una riquilla como tú — frunzo mi ceño ofendida.

— ¡Oye!

— Bien, lo siento, soy un conocido de Lily. Espero que no te haya molestado que este aquí — niego rapidamente.

— Oh no, para nada, los amigos de Lily son mis amigos.

— Perfecto, solo quería saludar. Que disfrutes la velada.

— Gracias.

Era un chico pelinegro de ojos azules es muy guapo, y muy irónico al parecer, aunque solo se acaba de presentar me había caído muy bien. Me quede sentada hasta que un mesero me ofreció una copa de champan y la acepte. La acomodé entre mis dedos y la lleve hasta mi boca sintiendo el líquido burbujeante. Al terminar pude ver su rostro de la persona que se encontraba recostada en la pared blanca a un lado del escenario. Ese traje le sentaba a la perfección, lo hacían lucir mas sexy de lo que ya es. Su cabello iba en perfectas condiciones, llevaba un reloj en su mano derecha, joder esa camisa blanca se pega a sus fuertes brazos y esos dos primeros botones desabrochados me deja pensando en cosas que por supuesto no debería.

Mi respiración se volvió agitada, mis manos empezaron a temblar y mis pies se removieron de la incomodidad justo en el momento que sus ojos se posaron en mi, escaneándome por completo. Cómo puede ser posible que una simple mirada cause tanto efecto en todo mi cuerpo? Seguía sin explicarme eso. Tome la copa bebiendo hasta el fondo su contenido y dejándola de nuevo en la mesa. Él caminó hasta que subió al escenario con esa sonrisa atrevida que siempre lo acompaña. Se acercó al micrófono y me miró.

— Bienvenidos, esta noche quiero agradecerles a la compañía de Federico Bennett por haberme haber realizado el mejor de los negocios junto a nosotros. También quiero dejar claro que la próxima semana tendremos el evento de inauguración de mi compañía aquí en Seattle. Sin más que decir... Disfruten de la velada — La mirada de Max se cruzó de nuevo con la mía y me mostró aquella endemoniada sonrisa.

Lily tenía razón, es guapo, seductor y solo hace que pierda la razón en segundos. Después de unos minutos se escuchó música clásica que provenía del escenario. Mire por todos lados pero Max no estaba. Mi padre me había abandonado dejándome sola entre tantas personas.

Con el pasar de los minutos sentí la necesidad de ir al baño por lo que no podía aguantarme, no veía a Max por ningún lado, cosa que me llevo a aprovechar el momento. Caminé entre la gente que estaba hablando e incluso bailando y me escabullí adentro de la casa. Subí las escaleras silenciosamente hasta que llegue a la segunda planta de la casa. Había varios pasillos, pero decidí irme por el primero. Entre por la primera puerta encontrándome con el baño, entre en un cubículo, hice mi necesidad y luego salí del cubículo lavando mis manos para adentrarme de regreso al pasillo. Sin embargo una puerta abierta me hizo dudar de mi camino, mis pies fueron directo a la entrada, otorgándole pase libre a mi curiosidad de explorar la intimidad de Max Davis.

La habitación era oscura y el silencio reinaba. Había una cama grande, muebles de fondo, las cortinas eran de color azul marino al igual que las sábanas. Había dos puertas y decidí entrar en la primera. El olor a perfume varonil inundo mis fosas nasales haciéndome sentir extasiada, enviciándome de aquel olor tan delicioso. Me adentro en completo silencio, y deslizo mis manos por cada preda que yace perfectamente colocada en su lugar, acaricio delicadamente cada tela encantada de aquella mezcla de olores que penetran fuertemente la pequeña habitación.

Una camisa estaba tirada en el suelo y la recogí, era ancha y negra sin ningún adorno y por inconsciencia la lleve a mi rostro inhalando su aroma. Sintiendo unas manos en mi cintura mi corazón se alteró al roce de esas frías manos en mi cintura, la respiración cálida de su boca en mi cuello y su cuerpo pegado junto al mío logrando que jadeos escapen de mis labios. Mis nervios regresaron y no sabía qué hacer, por lo que suspiré y sentí sus suaves  labios besando mi cuello hasta mi oreja, haciéndome gemir por lo bajo.

— Te encontré, linda.

***

Este es uno de mis favoritos

La canción le da un toque increíble. Vendrán más capítulos así lo prometo.

Espero que les haya gustado

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