|Capítulo 57: "Lily"|

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Iana Bennett

— Gracias.

El taxista asintió dejando mis maletas en el suelo, para en seguida despedirse con un asentimiento. Tome las maletas caminando hacia la entrada saludando al portero quien me sonrió retirando su gorra con educación, camine hacia el ascensor entrando junto a mis grandes maletas para pulsar el botón del piso de Lily.

En el transcurso del aeropuerto hacia el edificio, me di cuenta que el auto de uno de los hombres de Max me venía siguiendo, le pague un poco más de dinero al taxista para que lo perdiera de vista y agradecí que lo hubiera hecho. Me sentía más tranquila al saber que Max no sabía dónde me encontraba, no quería verlo, no quería hablarle porque mi dignidad estaba intacta, no yo lo haya arruinado. Sin embargo, no podía evitar sentir esa sensación de tristeza en mi pecho cada vez que lo recordaba.

Negué soltando un suspiro cuando las puertas del ascensor se abrieron, quedando ante mí en espacio pasillo. Toque el timbre esperando que la puerta se abriera, pero nada, no obstante, me quede allí unos cinco minutos hasta que se abrió y el rostro sorprendido de Lily me recibió. Era extraño que aquel nudo en mi garganta apareciera en el momento en que Lily me observo.

—  ¿Ian? ¿Qué pasa? Me estas asustando...

Murmuro impacientada tomando mis maletas hasta introducirlas hacia el interior de su departamento. Sin dudarlo entre y una vez en el interior y con la mirada de Lily fija en mi sentí mis mejillas húmedas. No podía creer que durante tanto tiempo ahora este llorando por Max.

—  Relájate un poco y cuéntame que sucedió...

Limpie las pocas lágrimas que habían brotado de mis ojos. Nos sentamos en el sillón de su recibidor y suspire recostando mi cabeza en el sillón. Lily podía no hablarme durante un mes, pero siempre estamos si alguna lo necesitaba, las mentiras no existían entre nosotras y la confianza era muchísima, por eso estaba aquí, porque era a la única que podía acudir en este tipo de situaciones.

— Es un loco, un imbécil que siempre lo arruina todo.

Respondí y ella me dio un pañito con una sonrisa debido a las lágrimas que volvieron a salir de mis ojos y que rápidamente las limpié seguido de un poco de maquillaje.

— Tranquila Ian. 

— No lo entiendo Lily, es tan confuso todo esto, y cada vez complica más las cosas entre nosotros. ¡No lo soporto! — Exclame molesta viendo su rostro con una sonrisa burlona.

—  Así decimos todas, y después cuando nos calientan el oído se nos olvida — Respondió riendo mientras negaba. Me quede confundida con mi entrecejo fruncido. En serio que Lily estaba loca.

—  Eso es porque nunca te has enamorado iceberg — Respondí negando mientras le lanzaba un cojín del sillón en su rostro.

—  Mejor dicho. Nunca me ha gustado el amor — Solté una risa fingida e irónica a lo que recibí fue una expresión seria.

—  Ya te voy a ver cuándo te enamores sucia.

—  Eso no va a suceder Iana.

Asentí con una sonrisa triunfante viendo como rodaba los ojos. Luego de unos minutos me hizo una seña para siguiera relatándole lo que había pasado y lo hice.

—  Siento que me está ocultando algo 

— A ver, ¿Y cómo sabes miente? — Pregunto cruzándose de brazos para observarme intrigada.

—  Le pregunte por su novia. Y su actitud no fue la mejor que digamos, se puso tenso y pensativo, y su humor cambio de una forman increíble — Ella alzo sus cejas asombrada de lo que acaba de contarle.

—  ¿No crees que te estas volviendo loca?  — Abrí mi boca ofendida para luego mirarla molesta.

— No estoy loca Lily, te juro que siento que me está ocultando algo.

—  En parte tienes razón, pero debes de saber que tenía derecho a molestarse.

Me cruce de brazos viéndola seria.

—  No lo justifiques, soy tu amiga Lily.

Ella soltó una carcajada.

— No lo justifico Iana, solo debes de saber que en parte tienes la culpa de que su humor haya cambiado. A nadie le gusta hablar de su ex con su nueva pareja — La fulmine con la mirada.

—  ¿Y eso que?  Solo hice una pregunta normal y se la tomo a juego. El también tiene la culpa — Resople evitando su mirada llena de gracia.

—  Me dejo sola en el aeropuerto dormida en el avión y se fue sin darme ni una explicación. Y las cosas no se resuelven así.

Solté par de lágrimas sin dejar de ver a través de la ventana las calles de Seattle. Me cruce de brazos algo triste de toda esta situación porque Lily no me estaba ayudando.

—  Si no quiso responder a esa pregunta es porque detrás del tema de su ex hay algo que no le gusta decir o le duele. Sin embargo, no fue la forma correcta de actuar.

Su semblante cambio a uno molesto, y estaba al tanto de que se debía a la forma en que me encontraba, a la tristeza que concibo de toda esta situación. Una vez que el silencio reinara en las instalaciones del recibidor puedo percibir una sonrisa en los labios de Lily junto a una mirada analizadora. —  ¿Estas enamorada? — La mire haciendo una mueca de nerviosismo.

¿Cómo se le ocurría decir aquello? Estaba desquiciada si pensaba que respondería con un sí, es obvio que después de esto lo que siento por Max solo una aprecio y cariño, apenas nos estamos conociendo, sin embargo, sentía que me estaba engañando a mí misma.

— ¡Claro que no! — Respondí a lo que ella solo negó tomando mi mano con suavidad.

—  Iana eres mi amiga y lo sabes, toda mi vida he sido sincera contigo. Los hombres son idiotas, pero nosotras somos inteligentes, eres astuta, debes verte fuerte así te duela porque si no, se dará cuanta de tu debilidad y la usara contra ti. Te lo digo de corazón, nadie tiene el derecho de hacerte pasar malos ratos por una ridiculez y si él no puede controlarse a sí mismo, tú no lo harás. Sé cómo el, demuéstrale que no puede hacerte sentir mal ni mucho menos de ocultarte algo por muy doloroso que sea. Y si hay que golpearlo bueno, lo golpeamos las dos, porque a mi amiga nadie le hace daño. 

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