|Capítulo 65: "Yo te amo"|

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Iana Bennett.

Iba en la Hummer de Max sentada de copiloto, hace unos minutos que habíamos salido de la empresa y Max quería pasar lo que restaba de tarde juntos así que no me opuse en nada. Pero el tráfico estaba muy alborotado, quería dormir, pero al parecer eso no iba a ser posible.

— Tu departamento está cerca podemos quedarnos.

En el momento que nombro el departamento a mi mente vino la dichosa carpeta, el me miro mientras esperábamos que las luces del semáforo cambiaran, asentí de inmediato y él sonrió entrelazando su mano con la mía.

— Está bien, necesito buscar algo que tengo escondido allí. 

El asintió y doblo en una esquina junto a sus hombres que no seguían detrás. 

—  Solo sería una noche nada más linda.

Llegamos al edificio en cuestión de minutos. Max bajo del auto junto a mí y con varios de sus hombres subimos por el edificio.

—  Pero no me sentiría a gusto.

El asintió y bajo del auto al igual que yo, dentro del ascensor el silencio hizo de las suyas al momento en que pulse el botón del que era mi piso. Max entrelazo su mano con la mía y dejo un beso en mi coronilla serio.

—  Estuve llamando a mi padre ayer y no me contesto... después llego un mensaje diciendo que su número de teléfono no existía. ¿Crees que sea algo normal?

Susurre, quería su ayuda, necesitaba encontrar a mi padre y saber porque había hecho todo esto, ya que su viaje había sido inesperado y totalmente extraño, era como si hubiera desaparecido.

—  Hablare con un amigo, le pediré que rastree a Federico ¿sí? Te ayudare a encontrarlo linda.

Sonreí acercándome a él. Las puertas del ascensor se abrieron y los primeros en salir fueron los guardaespaldas. Caminamos hacia la puerta y uno de los guardias se adentró en el interior del departamento. Se sentía solitario y extraño, me aferre al brazo de Max quien encendió las luces dejando ver todo en orden como lo había dejado antes de irme. Pero mi vista buscaba con desesperación la carpeta de la que Andrés me había hablado, pero por ningún lado estaba.

Frustrada de que todo esto sea una broma, me fui hasta mi habitación sin despegarme de Max, La tensión en el ambiente hacia que mi piel sufriera un espasmo. Arrugue mis cejas tratando de pensar en lo que iba a suceder en este momento, porque una vez dentro de la habitación el eco de un disparo resonó.

—  No grites, todo estará bien.

— T-tengo mie-miedo.

Susurre con mi corazón desbocado sin dejar de mirarlo, el mío de recorrió por todo el cuerpo, mis manos comenzaron a temblar y Max solo camino conmigo hacia el armario entrando en el al escuchar los pasos provenientes del pasillo. La puerta de la habitación rechino y los pasos cesaron, Max me miro y cubrió mi boca con su mano.

—  ¿La encontraste?

— No, no está aquí como decía ella cuando hablo por teléfono con esa mujer.

Mire a Max, pero el no dijo nada, solo achinaba sus ojos y escuchaba con detenimiento la conversación.

—  Esa carpeta es prioridad, hay información delicada que dejo Federico, ella no puede saber lo que se encuentra dentro. Debemos encontrarlas.

— Busque hasta lo más recóndito de la planta baja del departamento y en las otras habitaciones, no hay nada en ningún lado. Debemos darnos por vencidos y decirle al jefe que solo es una trampa.

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