Capítulo 2

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Iana Bennett.

— Ya entiendo porque todas chicas de la empresa andan alborotadas y también explica porque hay tanta prensa allá abajo — intente apaciguar la tensión que se estaba sintiendo. Los tres hombres rieron ante mi comentario.

— No pensé que causaran tanto efecto. Bueno creo que todos los papeles están listos, llamaré a mi abogado para que los traiga enseguida.

Mire a mi padre negando con la cabeza, sabía lo que pasaba cuando tenía al abogado en el mismo espacio que yo. Siempre le he gustado, incluso dice que esta "Enamorado" pero es una simple atracción y no quería pasar vergüenza con los nuevos socios quienes seguían mirando mi trasero. Pervertidos.

La puerta sonó y mi padre dio la orden para que pasara. El rubio entró sonriendo mientras caminaba hacía el escritorio, saludó a los socios y cuando me miró quise esconderme o salir corriendo de aquellas cuatro paredes.

— Hola hermosa Ian.

— Hola Andrés — Miré a mi padre tratando de pedirle ayuda, pero el muy idiota solo se sonrió divertido.

Que no lo diga joder, por favor que no lo diga...

— Desde aquella noche siento que me evitas.

— No te evito... solo... he estado ocupada — miento.

— Ian, lo haces, creo que sientes timidez, no lo sé pero sabes que estoy enamorado de ti, y no me importa que quieras huir cuando me veas desnudo, créeme puedo vivir con eso —

Es un maldito... Lo mataré.

Mi padre estalló a carcajadas, David y Dylan igual, vi el rostro de Maximiliano, y solo me miró curvando la comisura de sus labios con una sensualidad palpable.

Ese imbécil.

— ¿Qué quieres decir con eso Andrés?

Creo que hoy es un buen día para que alguien muera.

Mi padre preguntó con la curiosidad, y mis mejillas se tornaron rojas, la vergüenza que sentía no era normal y lleve una mano a mi rostro.

— Yo mejor me voy, me envias los documentos con Cristina para poder firmarlos — respondo para mi padre rodando mis ojos para salir de aquel lugar sin decir una palabra mas.

Max Davis.

No puedo evitar sentir un poco de gracia al observar la escena que acabo de ver con mis ojos... Iana Bennet tiene cara de todo, menos de ser tímida, de eso estaba completamente seguro, por eso estaba aqui comprando acciones innecesarias. Tenía claro que la mayoría de las mujer son unas sádicas al tener sexo, les encanta que les den duro y las hagan sentir como si fueran una putas. Claro que la diferencia estaba delante de mi, y podía sentir a una mujer virgen a kilometros.

Has dado justo en el Blanco Max.

Cuando la vi, pensé que estaba viendo a una mujer cualquiera pero no era así, tiene las mejores curvas de este jodido mundo. Qué cuerpo se gasta. Su padre se daba cuenta de la situación en la que nos encontrábamos los tres... Admirando su figura física porque en lo suficientemente hermosa, y ella lo sabe a cada paso que da, porque sus piernas se tensan a causa de esos tacones. Ojos color miel, labios rojos, cabello largo que cae como cascada hasta ese precioso culo redondo, que solo me hace suspirar...

Más que perfecto para mí.

Discúlpame Federico, no quería hacer esto.

— Tu tranquilo Andrés, ella siempre es tímida...
Una vez la encontré gritando en su habitación, tenía diecisiete, me acerqué a ella para ver que estaba pasando y ella estaba viendo porno en su laptop. La verdad quisiera que dejara de ser así — Sonreí.

Al final, no estaré tan aburrido como pensaba.

— Bueno nosotros queremos firmar Federico, y arreglar todo para la junta de mañana — informe serio — me encargaré de la celebración sobre la sociedad para mañana también —

— Me parece una excelente idea Max,  Bueno solo deben firmar aquí, y todo estará bien.

Tomé mi bolígrafo de la suerte por que si, todo empresario tiene un bolígrafo de la suerte, y firmé al igual que mis acompañantes. Al terminar estrechamos las manos confirmando nuestra sociedad y segundos después salimos de la oficina hasta llegar al ascensor que se encontraba al final del pasillo, entramos y este empezó a bajar.

— ¿Crees que ella aceptaría salir conmigo? — La voz de Dylan, hizo que apretara mi mandíbula con fuerza.

Ella no estará contigo idiota.

— Pregúntaselo — Respondí seco y con disimulo.

Igual ella va a ser mía.

— Mañana podrías preguntarle — Opinó David, no sé porque, pero mi rostro en este momento estaba un poco serio por la pregunta de Dylan, y sentía la necesidad de ir tras ella antes que él

— Mañana en la junta le preguntaré — Ruedo mis ojos ante su tentativa porque es evidente que va a fallar.

Me quedo pensativo aun en el ascensor, y relamo mis labios suavemente al recordar como ese vestido de adhería a su piel dejando ese redondo culo en mi cabeza. Jodida mujer. Es que siento una atracción hacía ella desde la primera vez que él me la mostro.

Llegamos a la recepción, y vimos que la prensa al vernos empezó a llamarme. Ser reconocido por tener una de las mas grandes empresas de finanzas en Londres trae sus consecuencias, y esta era una de ellas.

Max, Max... ¿Podría decirnos algunas palabras?

— ¿A qué se debe esta visita a Seattle?

Varios reporteros me preguntaban más cosas, a lo que solo respondí algo mínimo que los calmara, ya que quiero llegar al hotel y solo darme una ducha.

— Estoy por razones de negocios, por ahora no puedo dar detalles sobre el asunto. Pero puedo decir que muy pronto lo sabrán, hace varios meses se hizo la construcción de mi nueva sucursal en Seattle. Planeo quedarme en permanentemente en Seattle por tiempo indefinido y podría decir la próxima semana será la inauguración — Caminé a pasos firmes hacía la  camioneta donde me esperaba el chofer, entre y deje mi cabeza en el espaldar.

— ¿Le fue bien señor?

— Fue perfecto, por fin la conocí

— Me alegra que vaya a sentar cabeza señor.

— Eso no Fabio, jamás podré hacerlo y menos con ella.

***

Por aquí el segundo capitulo.

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